¿Es duro un maratón? Prueba entre chekpoints y controles
Nada más adecuado para reivindicar el derecho a moverse que correr un maratón. Y ningún lugar más difícil que Palestina, donde lo que resulta complicado es encontrar 42 kilómetros seguidos, libres de obstáculos.
Precisamente el número 42 es el número del dorsal que llevará a la espalda el cántabro Juan José Cacho, empresario y bloguero de viajes con Nos Vamos, en el Maratón de Palestina que se disputa este viernes.
Para él la iniciativa combina un “reto personal” (su primer maratón) con la reivindicación, ya que la cita está organizada por la ONG Right to Movement, que trabaja para “visibilizar la libertad de movimiento como derecho fundamental” en un país en el que este es uno de sus principales problemas.
Porque lo que sucede es que allí, en Belén, donde se disputa la carrera, “es difícil encontrar una zona en la que puedas correr 42 kilómetros sin pasar por un chek point, un control militar o el muro de Cisjordania”, relataba Juan José Cacho a BUENAS TARDES CANTABRIA.
A estas peculiaridades se le une la propia dificultad de la carrera: se pasa por cada sitio cinco veces, se corre en una ciudad que se encuentra a 800 metros sobre el nivel del mar y se recorren muchos desniveles, que acumulados suman hasta 700 metros, todo a temperaturas superiores a 24 grados y en condiciones muy diferentes a las de Santander, donde entrena.
“Es bastante exigente”, admite Cacho, acostumbrado a correr, pero que lleva desde navidades preparándose intensamente para este primer maratón que realiza y que narrará a través de las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram) y posteriormente en el blog Nos Vamos.
EL MARATÓN
Esta cita alcanza en 2016 y cada día suma más participantes, pasando de los 600 de 2013 a los 3.000 inscritos en esta edición.
El recorrido tiene su salida y meta en la Iglesia de la Natividad y pasa por tres campos de refugiados que hay en Belén, Azza, Aida, Dheishe, todos establecidos entre 1948 y 49 por la guerra Árabe-Israelí del 48.