Pinceladas del horror de los niños refugiados

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Entrar estos días en la Escuela de Naútica de la Universidad de Cantabria (UC) es mirar por una ventana el oscuro mundo en el que se han convertido las vidas de Abraham, de Bor, de John, de Peter, de Aden, de Zakara, y muchos más niños del cuerno de África.

Todos ellos tienen entre 10 y 17 años, y proceden de países como Somalia, Etiopía o Sudán, de donde un día tuvieron que huir de la guerra y refugiarse en diferentes campos instalados en Kenia.

La guerra vista por un niño.

La guerra vista por un niño.

Desde los campos de Kakumba, Dagahaley, Ifo y Dadaab, una cooperante, Sybella Wilkes, consiguió que estos niños expresaran sus sentimientos y su historia a través de la pintura y la escritura. Para ellos era menos doloroso explicarlo así que con palabras.

Posteriormente, ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados, recopiló estos dibujos y actualmente están expuestos en la muestra ‘Un día tuvimos que huir’, que acogerá la Escuela de Náutica de la Universidad de Cantabria (UC) hasta el próximo 15 de abril.

CUATRO FASES DE LA GUERRA

La exposición está dividida en cuatro fases. En la primera, los niños cuentan cómo era su vida antes de la guerra. Mediante el dibujo de Abraham se puede apreciar su pueblo pequeño y pesquero y, aparentemente, en paz.

La vida de Bor Alier, sudanés de 17 años, ya era horrible antes del conflicto. En su pueblo habían perdido el ganado y necesitaban ayuda, y recuerda en su dibujo cómo mucha gente venía a hacerles fotografías y preguntarles sobre su vida.

«Entonces se marchaban. Y una y otra vez pensábamos que nos ayudarían», dice el texto que acompaña a su dibujo. «Entonces un día tuvimos que huir, no teníamos nada, nadie volvió a ayudarnos». Por eso ya no cree en quién le pregunta por sus problemas.

La llegada a los campos de refugiados vista por un niño somalí.

La llegada a los campos de refugiados vista por un niño somalí.

La segunda fase ya muestra la etapa de la guerra, y cómo la vivieron. Aden Abdi, de 14 años, muestra su experiencia en Somalia llena de minas, tanques, metralletas, muertos y gente huyendo.

El dibujo de Said Abdi nos revela una imagen a la que ya nos hemos acostumbrado demasiado. Un patera, una embarcación llena hasta los topes de personas apiñadas. Con 14 años cuenta que dejó en su pueblo a su madre y sus hermanos, y que tuvieron que pagar por ir en ese barco, en una travesía que duró dos semanas.

«Por la noche el viento nos helaba y durante el día nos quemaba», relata en el texto que lo acompaña. «Los ancianos estaban enfermos y nosotros estábamos dejando nuestro hogar atrás».

Después llega la tercera fase, la llegada a los campamentos de refugiados. Esa llegada no está cargada de esperanza, sino de resignación. Una frontera con cadáveres, vacía, un país, el que los acoge, lleno, y siguen los tiroteos… Aden muestra hasta fusilamientos para recibir a los recién llegados.

Y, por último, la vida instalada en los campamentos. Binti, etíope de 12 años, solo ve rostros anónimos y tristes, y Roba dibuja un recinto cerrado con heridos que aprenden a sobrevivir como pueden. Hay algún motivo más alegre, como el de Daniel, sudanés de 16 años, que dibujo los repartos de comida. Él dice que ahí todo es feliz. «En ese momento yo observo a un niño pequeño ayudar a una mujer ciega», cuenta, y probablemente es ese acto el que ofrece una mayor esperanza a su trabajo.

VÍDEOS DIDÁCTICOS SOBRE SIRIA

La muestra se complementa con unos vídeos sobre los refugiados sirios, donde hablan de su vida antes de la guerra, su tránsito a los campos de refugiados y sus esperanzas de volver a su país cuando acabe el conflicto.

Son hombres y mujeres como nosotros, agricultores, estudiantes, profesores, jubilados… En el vídeo, Radhi, de 85 años, vuelve a la casa por la que estuvo trabajando 40 años, en la que crió a sus hijos. Y no encuentra en nada, solo ruinas, bloques de hormigón y polvo.

Es como ha quedado la ciudad de Homs, donde no hay bombardeos desde mayo de 2014 pero tampoco tiene ni luz ni electricidad. Él ha vuelto, como otros 2.000 ciudadanos, pero la vida allí no es sencilla y comprende que otros prefieran esperar. La mayoría lo hace. Esperar por un futuro mejor que igual nunca llegue.

CHARLA Y MARCHA POR LA DIGNIDAD DE LOS SOLICITANTES DE REFUGIO

Dibujo de un niño refugiado.

Dibujo de un niño refugiado.

Esta semana hay programada una marcha por las personas solicitantes de refugio.Será el sábado, 8 de abril, con salida a las 10.00 horas del Ayuntamiento de Astillero para llegar en torno a las 12.00 horas a la Plaza de la Constitución de Maliaño.

La organiza el Comité de Solidaridad-Interpueblos, Pasaje Seguro Santander, Red de Solidaridad Popular y los partidos Izquierda Unida y Podemos.

En esta semana en la que se han puesto en marcha de las deportaciones de solicitantes de refugio a Turquía, también contarán con la presencia del periodista y bloguero David Perejil, que ofrecerá la charla ‘De las primaveras árabes a la crisis de los refugiados’.

La charla tendrá lugar este viernes, 8 de abril, a las 19:30 horas en el Instituto Santa Clara, y también se celebrará el sábado a las 12.00, al finalizar la marcha, bien en la Plaza de la Constitución, si el tiempo lo permite, o en caso contrario en el salón de actos del Pedro Velarde.

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