Deberes sí, deberes no

Tiempo de lectura: 7 min

||por PACO BARRERA, maestro de Educación Infantil y Primaria||

He ahí la cuestión. Y otra más para el sistema educativo. Como maestro me veo obligado a añadir mi granito de arena a este debate. ¿Deben los alumnos dejar de hacer deberes en casa?

Podría dar respuestas muy concretas para la realidad, como que es un disparate que un niño de siete años tenga todos los días 1 o 2 horas de deberes. Que solamente debería tener tareas emocionantes que le ayuden a construir rutinas personales de cara mejorar su nivel de responsabilidad y autonomía. O que por otro lado, si hoy en día no enseñamos a los niños pequeños a hacer deberes y pasar exámenes, cuando lleguen a la enseñanza superior se van a dar un castañazo épico contra el sistema de evaluación, serán un fracaso escolar en toda regla. Pero todo esto es un debate cortoplacista, y de mala solución.

La solución vendrá a largo plazo. El tema de los deberes, como el de las vacaciones o el uso de libros de texto no tiene que ver con los alumnos. Tiene que ver con el sistema educativo en sí mismo, de dónde viene, y porque es así. Así que permítanme empezar por el principio y resumir muy brevemente su origen.

Los deberes, a debate

Los deberes, a debate

Un sistema educativo es un reflejo de la sociedad. Siempre lo ha sido, y obviamente siempre lo será. El nuestro, al menos el más moderno, nace en 1812, año de la aprobación de la Constitución de Cádiz, momento en el que el estado español quiere dejar de lado la educación de corte tradicional.

Resta decir que años en los que no todos los niños tienen acceso a la enseñanza. Pero poco a poco, entre cambios políticos, reformas y guerras, se va universalizando la educación. Hasta que en 1970 se promulga la Ley de Educación Universal. Durante esos años se pasa de una tasa de escolarización del 20% en 1887 al 80 % 1950. Eso supone millones de alumnos nuevos. Eso supone miles de escuelas y maestros. Ante esa demanda tan creciente se diseña un sistema educativo capaz de soportar el crecimiento. Y se fijan en lo que hay a su alrededor.

Se diseña un sistema educativo con un corte industrial. La escuela es una pequeña fábrica de mentes. Se copian los principios del “Fordismo”, la fabricación en cadena de bienes y objetos. La escuela es una especie de una línea de producción en la que el alumnado va avanzando año a año, adquiriendo supuestamente los conocimientos oportunos. Y de ese modelo, hemos heredado nuestro sistema educativo actual. Y en mi opinión, de aquí surgen todos los problemas del sistema actual.

Seguimos pensando, o al menos trabajando, con la idea de que la mente es un recipiente que llenar y punto. Al menos, el sistema en cadena funciona bajo ese precepto. Se da por sentado que todos los niños aprenden de la misma forma, al mismo ritmo y con las mismos recursos. Avanzan por la cadena de montaje, llenamos la cabeza y listo. Tampoco quiero criticar el modelo. Fue necesario, y fue eficaz, pues estos avances han erradicado poco a poco el analfabetismo absoluto, la miseria y la falta de oportunidades. Pero ya ha quedado obsoleto, no cabe duda.

Hoy en día la ciencia nos explica con mayor profundidad el funcionamiento de la mente humana, como aprendemos y como nos desarrollamos. Avances en psicología, neurociencia, sociología… Se agolpan año tras año. Resumir este progreso requiere mucho más que unas líneas.

La única certeza que puedo asegurar es que estamos realmente lejos de ser tan homogéneos como el sistema educativo cree. No atender a la verdadera diversidad de pensamientos, capacidades y formas de aprender es lo que provoca en nuestro sistema un desajuste muy grande entre niños de la misma edad. Y pretender que todos alcancen los mismos objetivos por el mismo camino y a la misma velocidad, una quimera absoluta. Nuestro sistema es un sistema de producción en masa y lo que necesitamos son artesanos que moldeen niño a niño.

En esta realidad los deberes se articulan como una forma de reforzar o permitir que los alumnos con dificultades puedan seguir el ritmo pre-programado y diseñado en el currículo de cada etapa escolar. Por ejemplo terminando lo que no han podido hacer en clase, reforzar aquello que les da dificultades o asimilar los conocimientos nuevos. Pero es un parche para una balsa que se hunde, en realidad.

Así, que, ¿cuál es la solución? Pues no depende de la escuela, ni de los maestros. Lo que necesita el sistema educativo es una nueva sociedad. Ahí es nada.

Necesita nuevos ciudadanos que replanteen los valores sociales, para fruto de ese cambio y esa reflexión se pueda cambiar el modelo escolar. Una nueva sociedad impulsará un nuevo sistema educativo, como a sí mismo un nuevo sistema sanitario, sistema de apoyo social, laboral, etc… Algo coherente. Pero no podemos pedir peras al olmo que estamos regando constantemente.

Digo esto porque al final la realidad de muchos alumnos es estar fuera de casa muchas horas. Incluso nueve o diez, o más. Y si están en casa, algunos están solos completamente. Bueno, completamente no, tienen la televisión e internet. (otro tema aparte). Y cuando llegan los padres, toca hacer deberes. Aquí los deberes se vuelven una maldición, por que todos están cansados, no hay ganas, no son horas…

La actividad del niño a veces es peor que la de un adulto: Entre las extraescolares, servicios de comedor o madrugadores, deportes, particulares, conservatorios, etc… Puede tener otras 3 ó 4 horas diaria de ocupación extra al horario escolar. Todo esto son puras evidencias de que el modelo social de familia y de escuela no encajan por ningún lado. El sistema no solo hace aguas en educación, hace aguas por todas partes.

La realidad de la familia no le permite tiempo para la crianza de los hijos. Los horarios partidos, los sueldos bajos (e inhumanos) o la desestructuración de la familia son evidencias de la necesidad de nuevos modelos de vida, en los que hacer deberes, si fuera el caso, no sean una carga, sean un trabajo emocionante y compartido de aprender juntos, padres e hijos. Un puente de entendimiento y cooperación entre la familia y la escuela.

Por lo tanto si no hay un cambio total en la sociedad, los apaños y cambios de una parte del sistema (me da igual que sea sanidad, educación o cultura) no tendrán ninguna repercusión real dentro el sistema. Son apaños para ir tirando.

Por desgracia este cambio total no va a ser nada fácil. Nuestra sociedad “moderna” ya no tiene nada que ver con la de hace un siglo. Por enumerar algunas cosas del nuevo escenario social está la globalización, la internalización de los mercados, los nuevos medios de comunicación e información, los diferentes paradigmas sociales, la crisis de valores, la fuerza de los agentes económicos, entre otras realidades. Realidades que dibujan una sociedad muy compleja e interconectada.

Es el gran reto de nuestra generación será saber encontrar un equilibrio entre sociedad e individuo, que nos permita a todos un desarrollo sano y digno con un mínimo bienestar.

Grandes movimientos sociales de defensa de los derechos humanos, del cuidado del medio ambiente, de los derechos laborales, o de promover la cultura y el arte como valores pro-sociales, van abriendo puertas hacía esa sociedad consciente de su identidad y constructora de los nuevos modelos de convivencia. Esto empujará a una sociedad más coherente con un sistema educativo más coherente, que persiga unos fines diferentes, articule mecanismos que permitan un desarrollo integral y real de cada ciudadano que está por venir.

La escuela, la familia, las instituciones y los ciudadanos debemos pensar en ello, e ir actuando. Esos son los verdaderos deberes a los que deberíamos prestar atención.

Referencias:

Evolución del sistema educativo español. http://uom.uib.cat/digitalAssets/202/202199_6.pdf

Narciso González. Alfabetización y escolarización en España: http://www.mecd.gob.es/dctm/revista-de-educacion/articulosre314/re3141100462.pdf?documentId=0901e72b81272c6b

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.