Memoria del bien, tentación del mal

Tiempo de lectura: 5 min

||por MARIANO DE MIGUEL, historiador, experto en el mundo árabe||

Donde dije Diego, digo Diego. O, hablando claramente, ha vuelto a ocurrir. ¿El qué? Sencillo. Tras haber publicado la ONG Amnistía Internacional (AI) un informe demoledor sobre los (violados) derechos humanos en Siria, bajo el régimen de Bashar Al Assad y más concretamente, señalar la prisión de Sednaya como un espacio de terror -donde la gente sale para desaparecer de la faz de la tierra: “Siria – Informe de Amnistía Internacional sobre los crímenes cometidos en la prisión de Sednaya (07.02.17), las voces críticas se han vuelto a alzar.

Y no contra dicho régimen, del cual ya se conoce su brutalidad (aunque hasta 2011, el dictador del país levantino era agasajado por Occidente y su esposa, copaba las portadas de Vogue u otras revistas de moda).

No. Cientos de personas -eso sí, sin aportar datos fehacientes o usando las ya conocidas como “Fake/Hate News” (noticias falsas y de odio, que van desde “Russia Today” o la “Red Voltaire” de Thierry Meissan, a Blogs de nula imparcialidad), acusan en las redes sociales a Amnistía Internacional de todo, menos de actuar de Organización No Gubernamental: los improperios van desde ser financiados por George Soros, la familia Rockefeller, o ser “voceros de los sionistas mafiosos jázaros, voceros de Al Qaeda” (bonita manera de hablar de una temática conspiranoica, fraguada en un libelo antisemita, como era “Los protocolos de los sabios de Sión”, moldeada con la teoría -nunca demostrada- de los jázaros, una tribu turca conversa al judaísmo y que supuestamente controla la banca y prensa mundial y vinculando todo a Al Qaeda como una invención de los poderes en la sombra).

Sadnaya

Sadnaya

Nada se critica a un régimen hereditario, brutal y unipartidista como es el de la familia Al Assad, que rige con puño de hierro los destinos de la población siria desde la “Revolución Correctiva” de 1970, llevada a cabo mediante un putsch sangriento de Hafez Al Assad contra Nureddin al-Atassi.

Más indignante es que la gente que critica el informe de AI, se empecine en denominar a Bashar Al Assad y sus cuerpos de seguridad estatal como frentes contra el terrorismo, nada diga de la vista gorda que el mandatario, hizo entre 2003 (año de la invasión estadounidense de Irak) a 2010, cuando no menos de 10.000 integristas pasaban desde Damasco al triángulo sunita de Al Anbar en Irak, para combatir al ejército invasor.

De hecho, no deja de ser curioso que en la fase de protestas sociales en Siria, previas a la guerra civil, Assad liberase de esa infame prisión a cinco líderes integristas, clasificado por numerosas agencias de seguridad como “peligros públicos” (Hassan Aboud, Zahran Alloush, Mohamed al-Bahaiya, Amr al-Absi y Mohamed Julani).

Todos ellos, salvo Julani, ya fallecidos a fecha actual. Aboud y al-Bahaiya en un ataque con coche bomba del DAESH en 2014. Alloush en un bombardeo ruso, el día de Navidad de 2015.

Anteriormente, al-Absi murió en un enfrentamiento con grupos integristas rivales. A que se debió pues que Assad, liberase en Mayo de 2011 a estos integristas y dejase languidecer en la prisión a activista pro-democracia, jueces contrarios al régimen, bloggers de origen palestino?

Es tan sencillo como que la sociedad civil unida, triunfa. Y desde el 11-S con el fin del “Nuevo Orden Mundial” el uso/desuso del terrorismo, permite afianzar el discurso del “todo vale”.

Un monólogo extremista, que se ha engarzado tanto en supuestas democracias afianzadas, como en autocracias que desean venderse como un mal menor que salvaguardan al mundo de los males y demonios que los rodean. Más curioso aún es que para todos los casos que trata AI, acaezca un doble lenguaje. Los mismos que hoy insultan a la ONG, aplaudieron en 2014 su esfuerzo por llevar a los juzgados los sucesos del Tarajal. O la búsqueda de justicia en el caso de Xosé Couso, asesinado por las fuerzas especiales de EEUU en 2003. Y un largo etcétera.

Pero por el contrario, si dicha organización (u otra, o bien personas a título propio) acusan a Bashar Al Assad de crímenes contra la humanidad, a fuerzas pro-rusas (en realidad, mercenarios del servicio de seguridad ruso o FSB) de ataques indiscriminados en el Donbass, o bien critican la escasa democracia interna de algunos partidos políticos; se pasa a ser el enemigo.

Es más, rizando el rizo, dentro de un neolenguaje de tintes orwellianos, las acusaciones contra esos personajes, quedan fuera de lugar, dado que “nadie vio sus crímenes”. Nadie vio los campos de exterminio entre 1939-1945. Nadie oyó las voces de los armenios masacrados por los tres pachás otomanos. Nadie conocía lo que pasaba en Abu Ghraib (tanto con Saddam Hussein, como con las tropas de “los nuevos mongoles” / estadounidenses), Abu Salim (cuya masacre de 2.000 presos, acalló Muammar Gaddafi a golpe de talonario para la UE) o Jankalá, en las afueras de Grozny (donde los supuestos integristas chechenos, eran literalmente descuartizados). Hace unos días atrás, fallecía el filósofo franco-búlgaro Tzvetan Todorov.

Los que tanto acusan de totalitarismo a las OGN que buscan el respeto de los derechos humanos de modo universal, tal vez deberían leer su ensayo “Memoria del bien, tentación del mal”. Para evitar fallos garrafales y apoyar a lobos con pieles de cordero.

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1 Comentario

  • Asmodeo
    15 de febrero de 2017

    Esplendido artículo.

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