Morir de hambre

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La alcaldesa de Santander Gema Igual ha respondido hoy entre crispada (en El Faradio: «A muchos les gustaría que mi marido no tuviera trabajo«) y airada (en la SER, en una entrevista que no preguntaba por la novedad en el tema de las escolleras: «jamás le voy a pedir a mi marido que se muera de hambre«) a la exclusiva publicada en este medio sobre la contratación de la empresa de su marido en las obras de las escolleras de la Magdalena.

Una estrategia de victimización que no puede esconder y no esconde todas las dudas que quedan sobre el hecho de cómo ha terminado el marido de la alcaldesa contratado en una obra pública (tan polémica) en el término municipal donde gobierna su esposa.

1.- NO FUE LA MEJOR OFERTA

Lo primero que hay que recordar es que la oferta de Excavaciones Bedia no fue la mejor de todas las presentadas a la empresa pública estatal Tragsa; fue la segunda, pero se quedó con el lote por 133.381 euros, el 5,8% del presupuesto de licitación (2,3 millones de euros).

Por el momento se desconocen los motivos por los que renunció la empresa que había presentado la mejor oferta: Cuevas.

La propia alcaldesa, cuando El Faradio se pone en contacto para contrastar la noticia, en su primera versión nos reconoce este hecho, pero en la entrevista de este miércoles, menos de 24 horas después y en público, lo ha dejado en que, «en un momento dado» la oferta de Excavaciones Bedia fue la más ventajosa para Tragsa.

De la misma manera, se desconocen los motivos por los que esa misma empresa que renunció, Cuevas, tiene maquinaria en las obras a pesar de haber ‘pasado’ del lote que finalmente se adjudicó Excavaciones Bedia.

2.- LA PRIMERA RENUNCIA

La de Cuevas no fue la única renuncia. Previamente, para que TRAGSA recibiera la encomienda de gestión, tuvo que renunciar una primera adjudicataria, la valenciana Becsa (adjudicataria en 2016 de las obras por 1,4 millones de euros).

En agosto de 2017 se reconocieron retrasos después de «pequeñas dificultades surgidas» en el ámbito contractual.

Y en el puente de la Inmaculada, en diciembre de 2017, el Ayuntamiento comunicó que se derivaba a la empresa pública estatal, después de una reunión con la Secretaria de Estado de Medio  Ambiente, María García.

3.- DONDE LA LEY NO LLEGA

Gema Igual ha asegurado que Excavaciones Bedia no ha trabajado nunca para el Ayuntamiento de Santander (ni tampoco en las obras del MetroTUS), pero ha matizado que puede presentar ofertas a otras empresas privadas “siempre sin incurrir en ilegalidad”.

La pregunta era muy concreta: ¿Sería legal una subcontrata de otra empresa que sí recibe un encargo directo del Ayuntamiento? Y la respuesta es que sí, sería perfectamente legal.

La alcaldesa de Santander no debería dejar abierta (ni mucho menos, como ha hecho, mostrarse complaciente públicamente) la posibilidad de que cualquier empresa que licite con el Ayuntamiento pueda subcontratar con la empresa de su marido, con el argumento de que es legal. Tiene nombre: es sortear la Ley. Simplemente no es decente.

Y sobre el conocimiento que tiene Gema Igual de las obras en las que trabaja Excavaciones Bedia no sabemos con qué quedarnos. Si con la afirmación de que duerme con su marido todas las noches y conoce donde trabaja al día siguiente (es decir, que estaba informada de que había licitado y contratado con TRAGSA en la Magdalena) o con que no se sabe la relación de obras que tiene su marido, porque ya es “lo que le faltaba”.

Tal vez sea demasiado pedir, pero una alcaldesa de Santander con un marido que tiene una empresa del sector de la construcción debería asegurarse de que, de ninguna manera, no se nutre de dinero público en el municipio que gobierna.

4.- CONFLICTO DE INTERESES

Gema Igual no ve ningún conflicto de intereses y se refugia en el artículo 60 de la Ley de Contratos del Sector Público que estipula los casos de prohibición en la contratación pública, que en su redacción se limita a «cuando se produzca conflicto de intereses con el órgano de contratación o los titulares de los órganos en que se hubiera delegado«.

El órgano de contratación es TRAGSA y no el Ayuntamiento, pero como hemos visto antes, el equipo de Gobierno del PP ha tenido una participación activa.

Gema Igual con Raquel Orts en el acto convocado para los medios de comunicación al inicio de las obras, el 24 de enero.

No sólo pidió las obras sino que siguió en todo momento la tramitación y se encargó de anunciar la encomienda de gestión o incluso inauguró las obras, en un acto público junto a la directora general de Sostenibilidad de la Costa y del Mar, Raquel Orts (Gobierno de España).

Es decir, aunque contrata una empresa pública estatal, de un Gobierno de España que también es del PP, el equipo de Gobierno del PP en Santander solicita la obra, hace seguimiento y participa públicamente en el anuncio de cambios relevantes y en el acto de la primera piedra de las obras.

La ley se puede quedar corta para regular los conflictos de intereses y eso puede convertir en legal la actuación de la alcaldesa, pero es indiscutible el hecho de que la empresa del marido de Gema Igual tiene intereses en una obra no solo promovida, entre otros, por su esposa (que lleva año y medio de alcaldesa pero 15 como concejala y el  proyecto se inicia hace 12), además de que la defiende en la actualidad, en un momento en el que hasta el Parlamento ha pedido su paralización.

Y ese es precisamente el talón de Aquiles de Gema Igual en el asunto. Convierte en un acto de fe la creencia en su independencia de intereses ajenos a la ciudad de Santander en sus votaciones sobre las escolleras en el Pleno municipal.

Sin ir más lejos en la de Jueves Santo, en la que el PP y el concejal tránsfuga de CS bloquearon una moción que pedía la paralización de las obras ¿Cómo sabemos fehacientemente que Igual no estuvo condicionada por la presencia en las obras de la empresa de su suegro en la que es administrador su marido?

También está previsto por la Ley de Bases, en su artículo 76, o en el Reglamento de Organización y Funcionamiento  (ROF), en su artículo 21, que «los miembros de las corporaciones locales deberán abstenerse de participar, en la deliberación, votación, decisión y ejecución» cuando concurran causas como la de la relación conyugal o la Ley 40 de Régimen Jurídico del Sector Público, que en su artículo 23 refiere que «tener un vínculo matrimonial» es causa de abstención de las autoridades.

5.- LA CASONA NO ES BORGEN

Incluso aunque quepa la duda sobre la interpretación legal de esta serie de normas que regulan la inhibición de los cargos públicos en asuntos relacionados con sociedades de familiares, Gema Igual tenía que haberse abstenido, por estética, decencia pública, calidad democrática y hasta por su propio interés político.

El asunto del conflicto de intereses se recoge en una de las series de televisión de referencia sobre política, medios de comunicación y vida pública, la danesa Borgen. Ya, es ficción. Pero muy inspirada en la realidad de esa democracia nórdica y que tuvo la capacidad de introducir debates públicos reales, como el de la prostitución.

En el noveno capítulo de la primera temporada la protagonista, la Primera Ministra, Birgitt Nyborg, fuerza a su marido a renunciar a su nuevo cargo en una empresa del sector de la electrónica. El motivo es que era proveedora de tecnología en una compra del ministerio de Defensa. Había sido a través de una subcontrata y antes del fichaje del marido de Nyborg.

Pero ante el estallido de un escándalo del ministro de Defensa, la Primera Ministra se anticipa a la crisis, con una decisión que tiene costes personales, en su relación matrimonial, para proteger la continuidad de su Gobierno.

Y ya, la Casona no es Borgen, como se conoce al Palacio de Cristiansborg el parlamento danés. No precisamente. Ni Gema Igual Birgitt Nyborg.

6.- «MORIR DE HAMBRE»

Gema Igual ha afrontado esta crisis de manera bien distinta. En declaraciones a la SER  ha elevado el tono para aseverar que «jamás le voy a pedir a mi marido que se muera de hambre».

No es creíble que una empresa como Excavaciones Bedia, por renunciar a un contrato de 133.000 euros, pueda llegar a morir de inanición.

Y es contradictorio, sobre todo después de reivindicar que tiene 32 años de antigüedad (aunque la alcaldesa ha llegado a elevarlo a una experiencia de medio siglo), 30 empleados y experiencia en la contratación pública: con Cantur en Brañavieja, con la Confederación Hidrográfica del Norte, en otros ayuntamientos de Cantabria como Laredo o Noja, o en otras comunidades autónomas.

Tampoco es de recibo que justifique que “tiene que dar de comer a su hija”, después de 15 años liberada con cargo al erario público, de los cuales ya suma año y medio con sueldo de alcaldesa. No es justo con todas las familias santanderinas con dificultades para llegar a fin de mes.

7.- LA TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN

Según ella, en cuanto pisa Santander un camión de la empresa de su marido, una multitud de fotógrafos se ponen a documentar que está trabajando en la ciudad que gobierna Gema Igual.

Pero hasta en esto incurre en contradicción cuando asegura que esta historia es una “intoxicación” en la que (autores desconocidos) habrían esperado a tener una foto de un camión de Excavaciones Bedia, pero no una en la que sale Álvaro Bedia como conductor de la flota, porque esa foto no interesaría, porque no interesa retratar a su marido subido al andamio como un obrero más.

Es, sencillamente, un argumento absurdo. Este medio no dispone de ninguna foto de Álvaro Bedia pero por supuesto no tendría ningún inconveniente en publicarla, en la oficina, en el camión o en la playa de la Magdalena. Y la foto que hemos publicado tiene autoría conocida: es nuestra, de El Faradio.

Y sirve para acompañar una información tan debidamente contrastada que la alcaldesa no ha podido más que reconocerlo, atenderlo como un asunto «personal», para después despacharlo con cierta distorsión en el enfoque: no lo trata como lo que es, un error grave en la gestión de un asunto público, sino como lo que le interesa que sea, un asunto personal, un ataque hacia su familia y una conspiración de tintes estratégico-políticos.

Tan absurdo como tratar de reducir el papel de Álvaro Bedia en Excavaciones Bedia. “La empresa en la que trabaja mi marido” es en realidad la empresa del suegro de Gema Igual, copropietario de la sociedad, en la que es administrador solidario el consorte de la alcaldesa. Es una empresa bastante familiar, de la familia política de Gema Igual.

8.- “TODOS LOS SANTANDERINOS”

Es la empresa del marido de la alcaldesa y hace las obras de la Magdalena que Gema Igual y el PP han impulsado y defienden con vehemencia, incluso contra la opinión de vecinos críticos, que no son sólo 200.

La alcaldesa sostiene que las escolleras de la Magdalena están respaldadas, con el muy totalitario argumento de que es por “todos los santanderinos”.

Pero es demasiado obvio que no: los partidos de la oposición de Santander también representan a vecinos de Santander (al menos 12 concejales de 27, sin tener en cuenta tránsfugas, con los que sí cuenta el PP).

Y tampoco puede despreciar así a 22 de 35 diputados del Parlamento de Cantabria, que representan al 70% de todos los cántabros y que pueden tener algo que decir también en lo que le pase a la Bahía de Santander, sobremanera aquellos con los que Santander comparte costa, frente a solo 13 del Partido Popular, que está sólo en la defensa de la continuidad de las obras.

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