El marinero de Bermeo que comenzó un histórico vivero

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A finales de 1800, recién acabada la guerra de Cuba, un marinero de Bermeo (Vizcaya) comenzó a pescar en las aguas de Isla.

Su especialidad, las langostas. Esta zona de la costa cántabra es perfecta para la comunidad de estos crustáceos, ya que tiene naturalmente una plataforma continental cerca de la costa, que los marineros llaman el cantil, donde se pasa a bastante profundidad de repente.

Las generaciones de los Astuy han pasado de pescadores a hosteleros.

Es una zona adecuada para que surjan las comunidades de langostas, que en invierno descienden a bastante profundidad y, en verano, sale más a la superficie y cerca de la costa. Es en ese momento cuando se abre la veda de pesca.

Y fue durante estas temporadas cuando el primer Astuy que se instaló en Isla en las que se especializó en su pesca. Pronto se dio cuenta de la incomodidad de ir y venir a Bermeo, por lo que se estableció en la localidad para abrir sus primeros viveros.

Aquí nacieron parte de sus hijos, incluido el más pequeño, que seguiría la tradición de la pesca y la añadiría con la creación de un restaurante. Hoy en día es su bisnieto, Emérito Astuy, el que regenta este hotel-restaurante que se ha especializado en ofrecer la mejor calidad de este singular crustáceo.

El negocio ha ido creciendo en estas cuatro generaciones, desde los pescadores a los hosteleros. Con motivo de la inauguración de las XI Jornadas de la Langosta, que se celebrarán del 19 de octubre al 18 de noviembre, en el restaurante Astuy, Emérito recuerda cómo era la pesca que practicaron sus antepasados.

“En aquella época no había GPS, así que se guiaban siempre por referencias que se tomaban en tierra, por varios puntos enlazados, la mayoría de los cuales eran esta zona”. De hecho, recuerda que en la actualidad Isla sigue siendo la base de la pesca de langostas de los barcos que tienen su atraque en Santoña.

“LA IDEA ES TENERLOS EN SU HÁBITAT NATURAL”

Las langostas que ellos ofertan en su restaurante parten de sus propios viveros, ubicados en los bajos del edificio, cuyo funcionamiento es muy sencillo. “Tiene una entrada natural, una pequeña cala a la que se le ha puesto una barrera”, explica su dueño, que recalca que “no le hacemos nada al agua, es natural tal cual, solo que está retenido”. “Allí tenemos las langostas y las damos de comer, las cuidamos y mantenemos”, cuenta. “Todos los crustáceos lo comen todo, son carroñeros pero nosotros les echamos marisco para que no pierdan el sabor auténtico”.

“La idea es tenerlos en su hábitat natural pero solo se pescan en un momento determinado del año que es más o menos el verano; el resto del año no lo hay”.

Por sus manos pasan los mejores mariscos de la costa cántabra.

Astuy cuenta que el vivero sirve de almacén para equilibrar el precio, “lo mantenemos estable durante todo el año porque siempre tenemos stock”.

De hecho, es la mejor forma de mantener el vivero activo porque no es viable la reproducción y engorde de estos animales.

“De media una langosta crece 100 gramos al año como mucho”, relata.

También cuenta que hay mucho riesgo porque se atacan unas a otras, especialmente en la época de muda del caparazón.

“De media mudan una vez al año, pero más a menudo en las jóvenes, por lo que hay que protegerlas porque ahí son más vulnerables a los ataques de los demás. Las separamos de las demás, corremos riesgos grandes y siempre se pierde alguna”.

“MUCHOS CLIENTES VIENEN COMO TRADICIÓN”

En esta undécima edición de las Jornadas de la Langosta, Astuy se muestra satisfecho porque el proyecto se haya consolidado. “Muchos clientes vienen ya como tradición cada año”, cuenta. “Nosotros queremos hacerles un homenaje, para que durante un mes puedan disfrutar de un precio más asequible y también acceder a nuevos clientes que creen que tienen un precio inalcanzable, pero creo que éste es muy competitivo. Es cierto que es darse un homenaje, pero no es tampoco inaccesible”, recalca. “Lo mejor de todo es que los clientes repiten siempre y eso nos satisface”.

Las langostas del Astuy

Estas jornadas son una sesión de un mes de duración, hasta el 18 de noviembre, que sirve para fomentar y poner en valor la langosta del Cantábrico a través de la cocina más selectiva. Se ha convertido en uno de los referentes de la temporada, teniendo como plato principal este marisco.

El menú cuenta con un menú degustación compuesto por seis especialidades: lámina de bonito escabechado con verduritas encurtidas y ajo blanco; crema de boletus y trufa con crujiente de jamón y parmesano; canelones rellenos de langosta con velouté de su caparazón; sorbete de limones de Novales; seguido por el plato principal, la langosta de Isla (450 gramos, cocida o a la plancha) y un soufflé de la casa.

El menú, que también incluye la bebida (tinto Rioja o blanco Albariño de la casa), tiene un precio de 55 euros por persona.

Asimismo, y en el marco de esta oferta gastro-turística, el Hotel-Restaurante Astuy ofrece tres propuestas para quienes deseen alojarse en las instalaciones y degustar el menú: la oferta de hotel incluye la cena del menú degustación de las Jornadas de la Langosta, alojamiento en habitación doble y desayuno buffet por 165 euros por pareja.

Por otro lado, es posible pernoctar en uno de los apartamentos del complejo hotelero, que incluye bañera de hidromasaje, disfrutando de la cena del menú y el desayuno buffet por 175 euros por pareja.

Por último, existe la alternativa de aprovechar la estancia en una junior suite, también con bañera de hidromasaje, y degustar el menú de las Jornadas de la Langosta y el desayuno buffet por 205 euros por pareja.

“La idea es que la base de la gastronomía fuera un reclamo turístico para las comunidades limítrofes para que vinieran a pasar el fin de semana con la excusa, pero también vienen personas de toda Cantabria”, concreta Astuy.

Además, quienes acudan a las Jornadas podrán visitar el vivero de langosta del establecimiento, excavado en roca natural y con entrada directa de agua procedente del mar, que alberga 4.000 kilos de langosta viva.

Las reservas pueden hacerse en el 942 67 95 40

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