El Cabildo mira al PGOU y los proyectos de ANJOCA en el barrio once años después

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El futuro del Cabildo de Arriba está pendiente de la definición que de la zona haga el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU, tras la anulación del anterior) y del encaje en ese texto de los proyectos de la promotora ANJOCA, propietaria de varios solares en este céntrico barrio santanderino en el que hoy hace once años se produjo un derrumbe que causó la muerte de tres vecinos: Gumersinda, Jesús y Teo.

El solar en el Cabildo de Arriba tras la finalización de las tareas de derribo de dos edificios (Foto: @verdiprau)

Por un lado, hace ya en torno a un año reapareció por el barrio ANJOCA, constructora propietaria de varios solares en una zona en la que el vacío crece año tras año, y después de que durante los años más duros de la crisis no hubiera dado señales de vida.

Lo hizo abanderando el proyecto de un hotel, en la zona de Ruamayor-Alta, pendiente de las autorizaciones municipales.

Parecía imposible que la Nada pudiese llevarse más espacio de ese paisaje de puertas pintadas sobre solares tapiados y escaparates al vacío con mesas para tomar el té rodeado de escombros que es el Cabildo.

Pero en el último año el barrio ha sumado nuevos solares: el pasado mes de octubre, se derribaron dos edificios: el número 1 de la calle San Pedro, y el 26 de la Cuesta del Hospital, uno un edificio histórico y centenario, declarado en ruina y sobre el que se apoyaba el otro, de forma que el derribo de uno implicaba el del contiguo, porque si algo aprendimos el 8 de diciembre de 2007 en el Cabildo es que lo que haces en tu casa tiene efectos sobre tus vecinos.

Un solar en el Cabildo de Arriba

En el Cabildo la Nada tiene dueños, y uno de esos edificios, el de la Cuesta del Hospital, ha sido comprado a los pocos propietarios que quedaban (entre ellos los dueños de un bar histórico de la zona cuyo nombre nos transporta de inmediato a la S-20, Las Llamas y a otra historia de urbanismo, Amparo) por, precisamente por, ANJOCA.

Mientras se lanzan proyectos bajo el signo de la regeneración urbanística como el ascensor en el Pasaje de Peña que desemboca en una zona en la que ya se dejaron de hacer proyectos pasados porque afectaban a unos restos arqueológicos que aparecieron en lo que, a veces se olvida, es una zona histórica de Santander, de las pocas que no resultaron afectadas por el incendio.

Todo lo que tiene que ver con el Cabildo desborda: el Ayuntamiento de Santander planeaba una modificación del plan general para la zona que se ha visto incapaz de gestionar por sus propios medios, encomendándoselo que lo haga a la Sociedad de Vivienda y Suelo (SVS, empresa pública municipal); y entre sus habitantes prendió un cansancio mezcla de décadas de planes, siglas y pérdida de población que les llevó a disolver la Asociación de Vecinos. Ya sólo quedan el Ayuntamiento y ANJOCA.

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