Libros.com, editorial que también publicó el libro ‘Expulsados’ del equipo de EL FARADIO, recoge ahora el libro ‘Buscar la vida’ de José Bautista, periodista y migrante, y Sabela González, también periodista e investigadora del conflicto turco kurdo en Turquía.

En este libro, que se está financiando a través de una campaña de crowdfunding todavía en marcha, denuncian la dura realidad de los niños y adolescentes migrantes (el término jurídico con el que se los nombra es Menores Extranjeros No Acompañados, con sus siglas MENAs), la mayoría de origen marroquí, que llegan a la ciudad fronteriza de Melilla, la puerta de Europa en África.

El periodista y uno de los autores del libro, José Bautista

Ambos autores, en declaraciones a EL FARADIO, explican todos los problemas a los que se enfrentan estos menores, que no solamente se encuentran en las ciudades del sur de España, y del que Cantabria ha sido foco también de esta situación, a raíz de la historia Samuel.

Recientemente, la Federación de Enseñanza de CCOO en Cantabria ha denunciado reiteradamente la falta de recursos materiales y personales con que se cuenta en los centros que atienden a los MENAs.

Bautista explica que con este libro están intentando narrar la situación a la que se enfrentan los menores que llegan a Melilla, que es «la más extrema de España», y también la forma «en que la corrupción de la ciudad afecta a la vida de estos menores”, hasta el punto de advertir de que “el dinero que debería destinarse a atenderlos se está malversando.”

Por su parte, González añade que la palabra “MENA” es en realidad un término jurídico, que es utilizado muchas veces para “deshumanizar y no ponerle una cara a cada historia y persona concreta”, y remarca que “en el libro intentan hacer que estos niños no sean algo abstracto, y ponerle nombres y apellidos.”

Estos niños poseen derechos reconocidos en el ámbito internacional. Al respecto, Bautista lamenta que España tenga “sobre el papel una legislación muy buena, pero la realidad dista mucho de lo que se debería hacer” hasta llegar a crearse una “especie de negocio alrededor de estos chicos, en base a privatizaciones, favores ente partidos políticos y empresas, etc.”

En la ciudad existen tres centros de acogida, contando en el mayor de ellos con entre 600 y 700 niños, cuando en realidad su capacidad es de 300 personas.

Una consecuencia de esta situación, relata Sabela González es que “los menores que llegan a esta zona fronteriza muchas veces prefieren buscarse la vida en la calle antes que ir a un centro donde no van a proporcionarles documentación y algunos sufren maltratos y se ven en condiciones de hacinamiento.”

“Como única alternativa estos niños terminan aceptando dinero a cambio de pequeños trabajos, favores, las niñas muchas veces como amas de casa, y en ocasiones prostitución”, lamenta la periodista.

Sabela González, periodista y autora del libro.

“Estos menores son algo incómodo para las administraciones, que no saben muy bien dónde ubicarlos” y desde Melilla se trata de “frenar el mal llamado efecto llamada atacándolos y criminalizándolos” relata González.

A ello, el periodista agrega que precisamente “tenemos que defenderlos a ellos, no defendernos de ellos” y dejar de criminalizarlos para “estudiar cuáles son los motivos que los llevan a estas situaciones y tratar de solucionarlos.”

LA RADIGRAFÍA DEL DESAMPARO

‘Buscar la vida’ sitúa el foco en Melilla, la primera parada de una larga travesía en busca de una vida mejor en otro continente. Las historias de esos menores abandonados y sin cobertura, hasta ahora invisibilizadas, hablan de esperanza y superación.

Y a través de ellos, los más vulnerables, se hace una radiografía y un análisis de cómo las instituciones de ambos países esquivan sus responsabilidades, y de cómo la corrupción profundiza su situación de desamparo.

A pesar de la ayuda y buena voluntad de muchos melillenses anónimos, los menores migrantes se han convertido en un arma arrojadiza que utilizan los diferentes grupos políticos, ante la que ninguno es capaz de dar una solución o alternativa.

Son muchos los conflictos, luchas y enfrentamientos a los que se ven sometidos estos menores para sobrevivir en un ambiente adverso: drogadicción, prostitución, trabajo precario, explotación y maltrato.

‘Buscar la vida’ es un grito de resistencia, de denuncia y compromiso. El libro es la respuesta que te dará un menor marroquí que vive en las calles de Melilla, enmarcada en su complejo contexto, una de las ciudades más complicadas del país. Unas historias donde encontrar las lecciones y enseñanzas que da la vida para sobrevivir.

Además, el libro,que puede apoyarse todavía hasta dentro de cuatro días,  cuenta con un prólogo escrito por Antonio Rubio, periodista, presidente de la Asociación de Periodistas de Investigación, coordinador de colecciones en Libros.com, doctor y profesor universitario, nacido en Melilla, que definió el periodismo como “una labor que empezaba por mancharse los zapatos.»

EL «CASO SAMUEL» EN CANTABRIA

Samuel no es su nombre real (era menor de edad). Su caso ha puesto en el debate la atención a los menores extranjeros no acompañados || Foto: Guillem Ruisánchez

En Cantabria, en 2017 un total de 41 jóvenes tutelados que cumplieron 18 años tuvieron que dejar la red de protección. En 2016 fueron 32.

El caso más conocido fue el de Samuel, un joven camerunés al que el Gobierno encaminó hacia la expulsión al pedir que se le practicara una prueba de edad, que son métodos desaconsejados por las normas internacionales y las ONGs, al ser poco fiables y poder suponer que, por una variación de meses, se considere al joven mayor de edad y pase de depender de los servicios sociales a depender de sí mismo sin cobertura o ser expulsado.

Además, en este caso tenía pasaporte propio acreditativo de su edad, que, nuevamente según las normas internacionales, ‘gana’ a la prueba de edad y la hace innecesaria.

Pese a las descalificaciones a quienes hicieron público este asunto en medios e instituciones, los tribunales corroboraron todo esto que se había dicho previamente y Samuel consiguió que le dieran la razón.