Santander mira a sus referentes: de Galdós a Julio Maruri

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Este martes coinciden varias citas en las que Santander mira a referentes culturales, desde los más emblemáticos (y muchas veces obviados del relato público) como Pereda y Galdós, a los más recientes, como el poeta y pintor Julio Maruri, curtido en los años de la posguerra.

Por un lado, este martes a las 19.30 horas el Centro Cultural Doctor Madrazo (que lleva el nombre de un médico que se caracterizo por abrir centros de atención a desfavorecidos o en zonas rurales, y que sufrió la represión de las tropas franquistas cuando entraron en la ciudad, apresado pese a su avanzada edad y su ceguera) acoge la representación de ‘Pereda-Galdós: una conversación’, a cargo de La Machina Teatro.

Este año es el centenario del fallecimiento de Benito Pérez Galdós, escritor canario que pasaba largas temporadas en Santander, autor de, entre otros, los ‘Episodios Nacionales’ y que describió en sus obras la playa del Camello (que en realidad es un dromedario, pero bueno). Lejos de una imagen más institucionalizada, Galdós no fue una figura muy bien vista en determinados círculos en su época: su crítica a la Iglesia y su poder hizo que obras teatrales suyas fueron objeto de ataques y boicots.

Tampoco es que haya muchos esfuerzos en el debate público en torno a la obra de Pereda, pese al lugar prominente que su nombre ocupa en plazas y calles de la capital.

En «Pereda – Galdós: una conversación», La Machina Teatro cuenta como en 1871 Benito Pérez Galdós llega a Santander por primera vez, atraído por la fama de José María de Pereda como novelista.

Se aloja en la Fonda Europa y cuando Pereda se entera le pide a un camarero que les presente, de esta forma se hicieron íntimos amigos.

En el texto propuesto para este espectáculo, ambos personajes se encuentran en una solitaria cafetería y Galdós le pide a Pereda que le trace sobre un mapa un recorrido por la ciudad para que unos amigos suyos puedan conocerla. Pereda acepta encantado el encargo y poco a poco desmenuza las viejas calles del Santander de finales del siglo XIX.

Esta breve historia es una fantasía que, a medida que evoluciona, desconcierta al espectador, situando a los personales en un espacio aparentemente cotidiano-una cafetería- que se convierte, por diferentes circunstancias, en un lugar fantasmal.

El texto es de Alberto Iglesias, y lo interpretan Fernando Madrazo y Javier Uriarte. El jefe Técnico es Víctor Lorenzo, en la gestión está Patricia Cercas; la caracterización y maquillaje le corresponden a Marián Puente, el vestuario es de Paula Roca, y la escenografía e iluminación están a cargo de José Helguera y Víctor Lorenzo, todo bajo la dirección de Francisco Valcarce.

Habrá más oportunidades de verlo a lo largo del año, dentro de la programación del centenario Año Galdós.

LA FUNDACIÓN BRUNO ALONSO RECUPERA EL LEGADO DE JULIO MARURI

La Fundación Bruno Alonso, presidida por Luis Alberto Salcines, gestor cultural y colaborador de ARCO FM con el programa Bahía Cultural, lleva varias semanas profundizando en la figura del pintor y poeta santanderino Julio Maruri, fallecido hace dos años.

Julio Maruri (foto: Ediciones La Bahía)

Este martes a las 19.30 horas se acercará a su figura Salvador Carretero, director del MAS, el museo de arte contemporáneo de la capital.

Julio Maruri Movellán, nació en Santander, en la calle del Sol. en el seno de una una familia de trabajadores (su abuelo paterno era propietario de un bar que regentaba su hijo; su abuelo materno fue tratante de ganados).
Junto con sus estudios de primaria y secundaria, estudió Dibujo desde los doce años. De la mano de su amigo de la infancia José Luis Hidalgo, poeta y pintor torrelaveguense, se inició en lecturas poéticas y vio en el Ateneo de Santander la primera exposición pictórica, de Joaquín Solana, con quien más tarde trabó amistad.

Después de la guerra regresa a Santander donde entra en contacto con algunos de los artistas del momento.

En otoño de 1944 regresó a Madrid, donde comenzó a escribir los poemas de su primer libro, Las aves y los niños, que publicó en 1945 la editorial Proel, vinculada a la revista del mismo nombre.

En la década de 1940 frecuentó las tertulias del Café Gijón. Allí conoció y trató a buena parte de la Generación del 27 y fue integrante de la llamada Quinta de 1942, donde compartió reflexiones y experiencias con los principales intelectuales de la época. Fue uno de los principales dinamizadores del grupo Proel, donde se encontraban escritores de la talla del ya fallecido José Hierro, con quien tuvo una intensa amistad, José Luis Hidalgo, Manuel Arce y Ricardo Gullón.

En el año 1947 publicó su segundo libro poético, Los años, con el que obtuvo el accésit del Premio Adonais de ese año, que ganó su amigo José Hierro.

Esta fase de su poesía presenta poemas de formas sencillas y tonos melancólicos, que mezclan ternura y amargura, en un estado de tristeza producido por la conciencia de lo precario del ser humano sometido al paso del tiempo.

En 1950, una crisis personal le llevó a ingresar en la Orden de Carmelitas Descalzos.

En 1957 su amigo Pablo Beltrán de Heredia editó la Obra poética de Julio Maruri, en edición de lujo, con ilustraciones de Pancho Cossío y Ángel Ferrant. Esta obra obtuvo el Premio Nacional de Literatura. Al año siguiente (1958) expuso sus obras en la Galería Sur de Santander y en la Librería Fernando Fe de Madrid.

El año 1965 marcó una nueva inflexión en la trayectoria vital de Maruri: abandonó los carmelitas, salió de Bélgica, y se instaló en Francia, donde se hizo cargo de un taller de pintura para niños y adolescentes con problemas, en la escuela «Les Samuels», donde trabajó hasta 1978. Posteriormente se trasladó a Noyon para dar clases de Pintura, hasta 1985, año de su jubilación.

En la década de 1980 expuso en la Fundación Santillana (Santander), en Lille, en París (con exposiciones anuales en el Salón des Realités Nouvelles desde 1976) y en Módena (Italia), y publicó algunos textos poéticos en las revistas Peña Labra (Santander), Iris (Montpellier) o Les Temps Modernes (París). En 1981 el Estado francés adquirió una de sus obras (Las luces, óleo sobre papel, Bruselas 1963), para el Fondo Nacional de Arte Contemporáneo.

En 1991 la cineasta Sabine Mamou realizó un cortometraje titulado Promenades avec Julio Maruri, en el que repasaba algunos aspectos de su concepto del arte y los artistas: la cantante Sofía Noel, Delacroix, Goya, Max Jacob, la esencialidad del arte africano como el arte del silencio, el arte primitivo, etc.

SOBRADO, EN LA BIBLIOTECA CENTRAL

Los interesados en conocer referentes culturales veteranos tienen una cita en el espacio cultural Los Arenales, dentro de la Biblioteca Central de Cantabria, que acoge durante todo el mes de febrero una exposición antológica del pintor torrelaveguense Pedro Sobrado.

Una recopilación, por primera vez, de toda su obra desde sus orígenes hasta su paso por las principales capítules y focos de la cultura, como París, Venecia o Londres, con el apoyo del Gobierno de Cantabria -Consejería de Cultura–, comisariada por Jesús Mazón (responsable de programación cultural en Fraile y Blanco)

 

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