Un día del padre en la nueva normalidad

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Desde hace ya una lejana semana vivimos en la Nueva Normalidad. Y en la Nueva Normalidad se celebran cumpleaños y se celebra el Día del Padre.

Un extraño Día del Padre, con los hijos que no han podido hacer en los colegios sus regalos, las clásicas manualidades, al estar las clases suspendidas; con padres que están pasando la cuarentena muy cerca de sus hijos, prácticamente todo el día juntos, convertidos en improvisados profesores, en entretenedores de su día a día…en guarderías y colegios de 24×7.

Y también es un día en el que hay hijos cuyos padres no están en cuarentena porque tienen que salir cada día a trabajar: padres médicos, enfermeros y sanitarios, padres policías, padres camioneros o reponedores, padres que limpian las calles, padres militares, padres periodistas…

Pero también hay padres que tienen a los hijos lejos: los que somos más mayores, aunque vivimos en la misma ciudad, no podemos abrazar a nuestros padres, nuestros padres no pueden estar con sus nietos…y nos damos cuenta también de que otros tienen que hacer Skype todo el año, porque viven en ciudades distintas, estudiantes o trabajadores que están lejos, y que estas circunstancias se convierten en una odisea. 

Los padres, cuando nos vamos haciendo mayores -miramos con preocupación a nuestros propios padres, a los abuelos, a los mayores. En algunos casos, nos queremos acordar de los padres que están solos, sin poder recibir las visitas de quienes les hacían el día a día más llevadero, pendientes si acaso del apoyo que les hagan sus vecinos en esta recuperación de la vecindad que empezamos a ver.

Y en otros, en residencias, con el personal (tenemos que decirlo porque es así, mayoritariamente mujeres) volcado en atenderles, al saber que son, precisamente, población de riesgo. Y que están transmitiendo preocupación, por la falta de medios y de protección.

También queremos acordarnos de los padres primerizos, que acaban de tener un bebé en plena crisis del coronavirus, y que no saben en qué mundo van a crecer sus hijos, de aquellos que estos días está perdiendo a sus padres, o de aquellos padres que ya no están y de los que nos acordamos mucho.

Estos días hay muchos padres preocupados por sus hijos y nietos, por sus hijos y padres, porque, ser padre, como dijo Quique Peinado, es estar siempre preocupado.

 

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