Cantabria ha pedido que se consulte a las comunidades autónomas el cierre de empresas al que va a obligar el nuevo decreto por el que se van a  endurecer las condiciones del estado de alarma para las próximas dos semanas, anunciado este sábado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.  Según ha explicado Revilla en rueda de prensa telemática, el Lehendakari del País Vasco, Íñigo Urkullu, ha sido muy crítico con la decisión de restringir más la actividad económica, mientras que el president de la Generalitat, Quim Torra, ha sido el más entusiasta por el endurecimiento del estado de alarma.

«Es posible que se puedan hacer reducciones – de actividad en las empresas-, pero cerrarlas drásticamente consideramos que es un error», ha aseverado Revilla.

Dejar que las comunidades interpreten qué empresas son esenciales y pueden seguir abiertas estos próximos 15 días, es una de las demandas del presidente cántabro en la Conferencia de Presidentes que se ha celebrado este domingo, en la que además ha solicitado de nuevo a la UME (Unidad Militar de Emergencias) para preparar un hospital de campaña en el Palacio de Exposiciones, dotado con 200 camas. «Por si fuera necesario, que ojalá no», ha justificado, al tiempo que aseguraba que la situación de Cantabria es «buena» y «sin problemas acuciantes».

Así, ha asegurado que «el teléfono de Valdecilla y de la sanidad pública de Cantabria está lleno de llamadas de CC.AA. pidiendo socorro», algo que, por el momento, rechaza: «Lo daríamos, pero tenemos que mantener un stock de camas, UCI y respiradores», ha explicado – una posición que, al igual con el rechazo a que el excedente de los Ayuntamientos se emplee para atender la crisis del COVID-19, contrasta con su posición de máxima intervención económica de la Unión Europea.

Como ha subrayado, Cantabria cuenta con «unos profesionales extraordinarios» y «muy concienciados», pero «no sabemos lo que puede ocurrir si los afectados incrementaran de manera sorprendente, ha matizado, en un momento en que la comunidad está en la media nacional de contagios, con tres días consecutivos de descenso en el número de nuevos positivos. «No hemos seguido el ritmo ascendente, pero no quiere decir que no nos sorprenda una oleada», ha aclarado.

En respuesta a preguntas de los periodistas, Revilla ha explicado que la sanidad privada ya está siendo utilizada, con derivaciones de pacientes con otras patologías, mientras que los hospitales públicos se centran en los afectados por COVID-19 en hospitales públicos.

Y ha admitido «situaciones muy complicadas» en las residencias, con 140 contagios totales según las cifras del domingo. «No hay que olvidarse que hay dos donde prácticamente están todos infectados (Luey y Limpias). Al respecto, ha recordado que el Gobierno cántabro está habilitando una residencia en Meruelo para llevar a unos 70 enfermos, de entre «aquellas residencias que tienen pocos para aislarlos del resto».

Revilla ha considerado un «fracaso» el llamamiento que hizo el Instituto Cántabro de Servicios Sociales (ICASS) para la creación de una bolsa de trabajo que cubriera las bajas del personal sociosanitario. «Hay mucha solidaridad pero cuando hay que decirle a alguien que vaya a una residencia a ayudar cuando están todos infectados se echan todos hacia atrás», ha criticado.

Por eso, el Gobierno ha optado por llamar al personal de otros centros de atención a la Dependencia. «Hemos obligado a los que estaban en Centros de Día a incorporarse de forma inmediata».

EL MATERIAL SANITARIO

El presidente cántabro ha contrapuesto la llegada de material por las gestiones de las comunidades autónomas con las dificultades para la recepción de material del Gobierno central (20.000 mascarillas), en una reunión en la que las comunidades autónomas han puesto énfasis en la necesidad de respiradores.

En este sentido, ha avanzado que esta próxima semana llegarán 100.000 mascarillas quirúrgicas, una segunda partida de la recibida desde Lieja (Bélgica) este sábado, así como un avión que está a la espera de cargar 20 de los 27 respiradores que ha adquirido Cantabria.

Este material, así como test rápidos para cribar a la población (Isopos) y otro material necesario como batas, Revilla espera que pueda llegar esta próxima semana, mientras la comunidades aguardan también la llegada de las compras del Gobierno español «por 800 millones de euros».

«Probablemente fue un error centralizar en un Ministerio desprovisto de competencias la compra centralizada. En su día todos lo apoyamos, pero las CC.AA. somos más ágiles para hacer eso», ha dicho.

Sobre la emergencia sanitaria, Revilla ha dicho que espera un pico de entre 2.500 y 5.500 contagios según las proyecciones de los expertos (este domingo se han superado los 1.000 positivos confirmados), y aunque llevamos tres días de descensos en la cifra de nuevos casos, ha recordado, como ya ha explicado el consejero de Sanidad cántabro, Miguel Rodríguez, que lo que preocupa es el pico de hospitalizados, que llegará después del pico de contagios.

Desde un punto de vista económico, al igual que otras comunidades autónomas, Cantabria pide que se flexibilice el endeudamiento de las comunidades autónomas.

Además, como ha trasladado Revilla, los recursos paralizados en los ayuntamientos deberían ser «para inversiones más allá de las sanitarias».

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