En tiempos en que el único contacto directo con la realidad de quienes están confinados es el momento de los balcones, La Caverna de la Luz, el espacio fotográfico de la calle del Sol, nos invita a una reflexión sobre cómo todo tipo de dispositivos están asumiendo la intermediación en el contacto con la realidad.

“¿Qué es lo que vemos? ¿cómo lo retratamos? ¿quién es el que ve?”, son las preguntas que lanza el escaparate, que, fiel a su cita mensual, ofrece este mes de abril el trabajo del fotógrafo santanderino Jesús López Rivas.
Así, se reflexiona como “nosotros mismos sustituimos o nos sustituyen los ojos por todos estos dispositivos que ven

el mundo, nuestro mundo, por nosotros: móviles, cámaras de video vigilancia, cámaras fotográficas, distintos objetivos, sensores, pantallas etc. que captan y/o emiten ininterrumpidamente imágenes a nuestros cerebros”.

Es como si nos estuvieran “instalando unos ojos cibernéticos que tienen permitido el acceso a nuestro cerebro y, en consecuencia, determinan qué es lo que tenemos que ver, lo que podemos pararnos a contemplar e, incluso, lo que nos es permitido imaginar”.

“Quizás se trate todo de una ficción, en la que nuestro personaje, ante la duda, ante la negación de la veracidad de lo que se le muestra, sea interpelado por el gran hermano (emulando a Groucho Marx): pero, ¿a quién va usted a creer, a mi o a sus propios ojos?”, inquiere el autor.

La Caverna de la Luz decidió mantener iluminado su escaparate de la calle del Sol, visible ahora sólo para quienes puedan salir de casa por las excepciones que contempla la cuarentena, es decir, los propios vecinos cuando salgan recados o quienes sí estén trabajando.

Del mismo modo, la tradicional inauguración con aperitivo de la pieza se pospone hasta la finalización de la crisis sanitaria, cuando se espera que se recupere la actividad que, en el caso de la calle del Sol, está muy volcada a la cultura, con referentes como los añorados conciertos semanales de jazz y blues en el Rvbicón.