¿Armagedón? No, todavía

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He probado a poner en Google: Apocalipsis 16, 16 y sobre el plano de las proximidades de mi casa no lo encuentra: Bien! Si no me alejo mucho cuando me dejen salir, estaré a salvo. He vivido un tiempo suficiente en Barcelona para saber que hoy es la celebración de la Virgen de Montserrat y que, como ella sabe, nunca me gustó esa mezcla de religión y nacionalismo desbocado. Toda mezcla de religión y nacionalismo es nacionalcatolicismo y yo llegué a Barcelona cuando el nacionalcatolicismo, el otro, todavía tenía fuerza.

La pandemia me está haciendo progresar en el camino del jacobinismo. Cuando haya un balance, y lo habrá, de esta vamos a salir aunque todavía nadie sabe cómo será esa salida –y quien lo sepa que lo diga ya, que no espere a después de- Bueno, pues después de que salgamos, un balance imprescindible en España, en el conjunto de sus territorios diversos, será el de contar con claridad que hemos ganado/perdido los ciudadanos con las competencias en Sanidad repartidas por las 17 comunidades autónomas. No digo que todo hayan sido pérdidas, Hablo de un balance y después ya veremos que advocaciones marianas se pueden salvar.

¿Tendremos nosotros algún aviso de que lo nuestro se acaba? ¿Los tenemos ya y no hacemos caso? Escribe Irene Vallejo, páginas finales de El infinito en un junco, que al final del siglo IV los romanos estaban abandonando la lectura seria. Cita al historiador Amiano Marcelino al que le indignaba que sus compatriotas chapoteasen en la trivialidad más absurda mientras el imperio iba desmoronándose de modo inexorable. Parece que hubo un momento, con los bárbaros a las puertas, en que se reclamaba antes a un cantante que a un filósofo… Nuestra telebasura, nuestra prensa amarillenta, las post verdades –curiosa manera de definir las mentiras de toda la vida- ¿Equivalen al chapoteo trivial de los romanos de los finales del Imperio? ¿Estamos preparados para la caída de nuestro Imperio?

Ignoro si ha habido ayer tanto desmadre, en el primer día de niños-un-poco-libres, como se refleja en las redes. He escuchado al presidente valenciano Ximo Puig y alguna alusión ha hecho. Espero con mucha fe que las tentaciones de convertirnos todos en la policía de balcón de los demás, sea efímera. Uno de los recuerdos más ponzoñosos que guardo de mi adolescencia es una conversación de mi madre con un policía de paisano.

Mi vecino de enfrente, algo mayor que yo mismo, iba a ir al servicio militar obligatorio. Calculo que era a mitad de los sesenta, con los Beatles paseándose ya por España y los Rolling escuchándose en la radio. La BPS franquista preguntaba a los vecinos por la orientación familiar del que iba a vestir el uniforme. El informe de mi madre fue positivo. Eran una familia de “orden” Algunos años más tarde pudieron hacer lo mismo conmigo en la puerta de enfrente. Si llegamos a algo parecido otra vez… Simplemente espero no alcanzar a verlo.

El confinamiento va cargando. Me lo descubro el jueves 23. La muerte de J. M. Calleja, al que conocí personalmente, del que me gustaba su participación en algunas tertulias, pero sobre todo, muy amigo de mis amigos más cercanos, me ha reblandecido. Y es Sant Jordi, a mí la fecha se me incorporó así, en catalán, en 1971. Y ahora este Sant Jordi especial, y también han llevado al hospital en Barcelona a una persona muy cercana, que falleció dos días más tarde y otra, también allí, está muy malita… y ya han muerto los padres de tres amigos, solo uno del virus, pero es en esta situación… todo va cargando. Incluso un homenaje en Santiago de Chile a Luis Sepúlveda, al que también conocí hace un par de años… Supongo que no pasa nada, incluso puede ser bueno descubrirse, casi seis semanas más tarde, un poco blando.

Y como cada vez está más cerca el final, algún final aunque sea transitorio, voy a indagar en un recuento que hacía Jabois ayer en El País. Por tener claro en qué momento o en cuántos días se pudo retrasar el gobierno en decretar el parón que supuso el estado de alarma. La OMS no declaró la pandemia hasta el miércoles 11 de marzo, dos días antes de que el gobierno nos comunicara a los ciudadanos el inicio del confinamiento para el sábado 14 a mediodía. Dentro de poco todo eso tendrá poco valor o se tratará de disminuir el valor que pueda tener. Los datos se llevan mal con las percepciones impulsadas… ¿Desde el espacio exterior? ¿Se discute por 24 horas o se trataba de adelantarse a la OMS? Esa misma OMS hizo una declaración el 24 de enero a la que algunos se han agarrado como a clavo ardiente para intentar demostrar la indolencia, como mínimo, del gobierno español. Incluso alguno de la profesión médica la ha citado, me temo que sin haberla leído. No es por mantener el suspense es solo que todavía estoy confinado y lo que no escribí sigue en el armario. Pero saldrá.

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