Han sido muchos los años en los que desde mi militancia sindical, he celebrado los 1º de mayo en las calles de Santander reclamando más y mejores derechos sociales y laborales para los trabajadores y las trabajadoras de nuestra tierra. Grandes y emotivos momentos de compañerismo y de concienciación en defensa de unas políticas más orientadas el empleo estable, a los salarios justos, las pensiones dignas y la protección social.

Este día es diferente. En primer lugar porque la crisis sanitaria provocada por el COVID –19 hace que esa concienciación y ese espíritu reivindicativo se mantenga dentro de los límites del hogar, para mí y para otros miles de sindicalistas que a buen seguro van a echar de menos la manifestación que, hiciera sol o lloviera, recorría las calles de nuestras ciudades y pueblos. Ahora, la prioridad es terminar de vencer a esta terrible pandemia y empezar a retomar el impulso necesario para la reconstrucción social y económica.

En segundo lugar, afronto también la singularidad de esta conmemoración desde mis responsabilidades como director general de Trabajo del Gobierno de Cantabria. Y desde ambas facetas, considero irrenunciable el principio de que  el empleo digno será una prioridad en la recuperación que tenemos que afrontar con principio de desarrollo de que de esta crisis no se podrá salir dejando a la clase trabajadora atrás.

Y en este sentido espero la máxima unidad de acción, el máximo consenso necesario para afrontar unidos este momento de gravedad. Ha sido un respiro poder plasmar esa capacidad de acuerdo y de entendimiento» entre el Ejecutivo, los sindicatos y la patronal en un pacto común para poner sobre la mesa medidas para sacar adelante a las economías más vulnerables, blindar el sistema sanitario público e inaugurar una vía de recuperación económica con ayudas para autónomos, empresas y micropymes.

Cantabria concierta ayudas autonómicas a trabajadores en ERTE, excedencia, reducción o vulnerables con hijos

Por otro lado, la partida de casi 7 millones de euros destinada a mejorar las rentas de las personas afectadas por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo estableciendo que las primeras personas en recibir la ayuda sean aquellas con menor prestación por desempleo, demuestra esa intención de no dejar atrás a los más golpeados por esta crisis, poniendo por delante el rescate a las personas antes que el de las grandes corporaciones financieras.

En España, los ERTE están beneficiando a más de 3,5 millones de empleados, mientras que la prestación por cese de actividad ha alcanzado ya a un millón de trabajadores autónomos.

La coincidencia de los dos gobiernos socialistas en Madrid y Cantabria va a garantizar que la situación actual no sirva como pretexto para recortar el Estado del bienestar, precarizar las relaciones laborales o dejar de lado a quienes están sufriendo con más virulencia los efectos del obligado parón de la actividad económica.

No va a ser fácil ni va a ser rápido, pero quienes ostentamos en este momento responsabilidades públicas debemos trabajar sin descanso en garantizar que esas políticas lideren la actividad política para afrontar con las máximas garantías sociales la salida de esta crisis.