Barrio de Salamanca, no mates al ruiseñor

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En la película ‘Matar un ruiseñor’, el abogado Atticus Finch, hace un alegato a favor de un hombre negro, inocente, ante un jurado predispuesto en contra y racista. Hoy el Ruiseñor, es el madrileño barrio de Salamanca. Y la abogada soy yo, mi defendido, el barrio de Salamanca.

Estos días, allí se están produciendo actuaciones y manifestaciones ilegales de un puñado de vecinos que no llegan a la centena, que se oponen a Sánchez con una cacerolada callejera, infringiendo las distancias y sin estar autorizada la concentración. Directamente lo condeno y lo rechazo.

Son unos irresponsables. Aprovechando esta circunstancia, De esta inconsciente actuación se está extrayendo un estereotipo falso. Y es que los ricos del barrio de Salamanca, dentro de su burbuja de riqueza gozan de impunidad y que se ponen por montera las leyes, ya que ellos están por encima y no son como la gente de los barrios de Madrid más humildes.

Y todo esto me levanta de la silla y me causa un dolor inmenso. Esta imagen, esta idea que se pretende trasladar es además de falsa, muy peligrosa. Ruego a todos un poco de moderación. Y también información veraz. No se debe enardecer a la población. Es muy peligroso. Veo que desde los dos extremos se está haciendo.

Nací en el barrio de Salamanca, he vivido allí toda la vida. Es mi barrio y allí están mi familia y amigos. Conozco cada rincón, cada baldosa y cada farola. Cada bar, cada tienda, cada portal.

Les aseguro que la imagen de esos irresponsables en la calle, cuidadosamente avivada por alguien más irresponsable que ellos, no responde a la generalidad del Barrio. Como cada barrio de mi Madrid, al que adoro y conozco profundamente, el de Salamanca tiene su cuota de tontos, de listos, de buenas personas de malas personas de perversas personas y de corruptos. Igual que en todos los barrios de Madrid.

No niego que este sea un barrio con un buen nivel de renta y muy bonito. Pero también aseguro y certifico que su cuota de buenas personas, de personas comprometidas, con ética, y solidarias es tan elevada como su renta. Lo sé a ciencia cierta.

Personas honradas, que saben que son privilegiadas y que no dudan en ayudar y colaborar con los demás. De forma anónima y desinteresada.

Personas moderadas, a las que como no, les puede o no gustar Sánchez, estaría bueno que no se pudiera criticar y discrepar. Pero que son respetuosas, amantes del orden y del cumplimiento de las leyes. Son mayoría. Ese también es el Barrio de Salamanca. Mi barrio de Salamanca.

Hay quienes, y de forma callada y silenciosa están meciendo una cuna muy peligrosa, la del enardecimiento de las masas. Quieren que se produzcan algaradas callejeras y que los ciudadanos nos enfrentemos en las calles. Yo les acuso. A todos ellos.

Desgraciadamente, el pueblo o algunos ciudadanos imbéciles son sordos y ciegos y no se dan cuenta de que tras estas risas pueden venir lágrimas muy amargas. Los están manipulando. Rechazo a los que con su actitud nos están poniendo en peligro a todos. Hay cauces para discrepar, ninguno hoy está en la calle. Al que le guste, que aprenda a tocar la cacerola, pero en su casa y con mascarilla. Que no ponga en peligro a todos. Que no les haga el juego a quienes les va tan bien en ese rio revuelto. Y Por favor que nadie asocie el Barrio de Salamanca con un juego tan sucio. Sería como matar un ruiseñor.

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