El consumo de agua y papel y la gestión de residuos pueden suponer hasta el 30% de la huella de carbono en los edificios UC
El Grupo de Desarrollo de Procesos Químicos y Control de Contaminantes (DEPRO) de la Universidad de Cantabria, en colaboración con el Vicerrectorado de Campus, Servicios y Sostenibilidad, ha desarrollado una metodología para la evaluación de la energía del ciclo de vida de los distintos edificios de los campus de la institución. Según explica el investigador Rubén Aldaco, se trata de “determinar cuáles son las entradas de energía y cuáles las emisiones asociadas al uso de los edificios”.
Así, se han analizado la huella de carbono y la eficiencia energética teniendo en cuenta no solo la energía operativa, que es la directamente consumida –calefacción, iluminación, refrigeración o ventilación-, sino también la indirecta, relacionada con aspectos como el consumo de agua o de papel y la gestión de los residuos que se generan en el campus. Una de las principales conclusiones obtenidas es que estos consumos indirectos pueden suponer un alto porcentaje, hasta el 30%, de las emisiones producidas, y por tanto “a la hora de establecer estrategias para reducir la huella hay que tener en cuenta estas variables”, explica Aldaco, autor del estudio junto a Mario Mañana.
El trabajo se basa en una simplificación metodológica de la herramienta de análisis del ciclo de vida y viene a ahondar en la relación existente entre el sector de la construcción y la contaminación ambiental. “En los últimos años se han realizado un gran número de estudios que identifican a los edificios como grandes contribuyentes al consumo de energía y por tanto a las emisiones de gases de efecto invernadero”, cuenta el investigador.
Los límites del sistema de un edificio incluyen diferentes etapas: la extracción de materiales, la fabricación, la construcción, los usos y finalmente la demolición del edificio, y “todas ellas contribuyen de una manera u otra al consumo de energía y por tanto tienen emisiones asociadas”. El estudio concluye que es la etapa de uso del edificio la que tiene mayor contribución al consumo de energía en un edificio convencional.
Los investigadores han visto que la eficiencia está relacionada también con las titulaciones que se imparten en cada edificio, al relacionarse con los usos según son “más descriptivas o más experimentales” y han analizado la influencia de la ratio de ocupación de cada uno, considerando la cantidad de energía que se utiliza por unidad de superficie y por el número de usuarios del mismo.
Esta línea de trabajo, que comenzó asociada a un proyecto fin de carrera y ha sido finalmente publicada en la revista “Applied Sciences”, continuará en colaboración con el Vicerrectorado de Campus, Servicios y Sostenibilidad incorporando nuevos aspectos como la movilidad en el campus y la temporalidad, “de manera que se pueda seguir avanzando en la definición de estrategias que permitan reducir la huella de carbono de la Universidad de Cantabria”, señalan sus responsables.