Con la apertura del interior de los establecimientos de hostelería con una ocupación máxima de un tercio del aforo y  siempre ventilado, ha llegado también la apertura de los locales de ocio nocturno y, a juzgar por las colas que se forman en las puertas de estos establecimientos a media tarde, parece que su público estaba deseando que llegara este momento.

Las nuevas normas sanitarias en Cantabria, recomiendan que el acceso se gestione, de forma preferente con reserva; que los clientes se sienten agrupados en mesas, con un máximo de seis personas y con una distancia de, al menos, dos metros entre grupos.

Cuesta imaginar un local de ocio nocturno con tanta organización, pero así son las cosas, y así parecen haberlas aceptado sin problemas los más jóvenes.

La apertura de puertas es en torno a las cinco y media de la tarde las que más se adelantan,  porque a las diez ya no se permite la entrada de nuevos clientes y  a las diez y media tiene que estar ya todo el mundo fuera para cumplir con el toque de queda establecido, desde el pasado miércoles, a las once de la noche.

TERRAZAS A TOPE

A la misma hora en la que decenas de jóvenes hacían cola para entrar en ‘El Coppola’, en la calle López Dóriga, muy cerca de allí, las terrazas de la plaza de Cañadío estaban ya completas, y eso que el tiempo no acompañaba demasiado.

Hace meses que son jóvenes en torno a los 20 años los que ocupan las mesas del Canela, El ventilador y el resto de bares míticos de la plaza.

Antes el público tenía algunos años más, bastantes en algunos casos, pero los jóvenes se han hecho con este espacio. «Yo creo que lo que ha pasado es que la clientela de mayor edad, por una parte es más prudente y ha dejado de salir tanto y, por otra, los más jóvenes, con todos los interiores cerrados, buscaban un lugar donde encontrarse y lo han encontrado en estas terrazas, pero pienso que cuando todo esto pase, los clientes de antes volverán y todo ira recuperando la normalidad de antes de la pandemia», afirma Tito, responsable del Canela.

Otra iniciativa que ha resultado un éxito es el cierre al tráfico durante los fines de semana de las calle del Sol, Daoiz y Velarde, Río de la Pila y Pasaje Zorrilla. Sin coches circulando ni aparcados, es posible montar terrazas respetando todas las normas sanitarias y facilitando el trabajo de los establecimientos hosteleros que, de otra forma tendrían que cerrar sus puertas.

Lo que tendrá que esperar todavía son los conciertos y actividades culturales en los bares. «Eso ni nos lo planteamos, de momento. Piensa que los aforos interiores son todavía muy limitados, que la barra no está abierta, que hay un número máximo de personas por mesa…..», añade Tito.

De momento estas medidas estarán vigentes hasta el 16 de abril, con la salvedad que, durante la Semana Santa, la comunidad, además de continuar cerrada perimetralmente, endurece ligeramente las exigencias.

Entre el 26 de marzo  y el nueve de abril se limita a cuatro el número máximo de personas reunidas en espacios cerrados, seis en espacios abiertos y sólo convivientes en lugares privados.