La vida de Jean Leon, el santanderino con nombre de vino que daba de comer a las estrellas, es ya una obra de teatro

'La fuerza de un destino', basada en la biografía del mismo título
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Decir que Jean Leon fue quien le sirvió el último plato de pasta a Marilyn Monroe antes de su muerte es un hecho tan legendario como documentado y sólo un detalle de la vida de película de este santanderino que tuvo un restaurante en Los Ángeles, su propia marca de vino –ambas cosas perviven—

Y que, paradójicamente, en Santander tiene una calle a su nombre apenas conocido porque es una calle sin portales –cerca de Guevara o la Atalaya-: nadie vive en la calle Jean Leon, igual que mucha gente desconoce su impresionante biografía y cuesta encontrar su vino en los restaurantes locales.

Su vida ya dio para un libro, ‘La fuerza de un destino’, ” de Martí Gironell, que ha sido premio Ramón Llul 2018, traducida al español, inglés, holandés y búlgaro

Y que ya ha llegado a los escenarios en una obra de teatro que ya ha sido estrenada, según informa la propia bodega Jean Leon.

En “La força d’un destí”, Fel Faixedas y Pep Poblet nos explican la apasionante historia de Ceferino Carrión, un hombre humilde que nació en Santander en 1928 y que terminó convirtiéndose en Jean Leon tras su huida de la miseria de la España franquista, y consiguiendo sus dos grandes sueños: abrir el restaurante más célebre del Hollywood de los años 50 y elaborar un vino que llevara su nombre.

La adaptación teatral del libro de Martí Gironell es un monólogo teatralizado en directo donde podemos conocer todos los detalles de la vida

El pasado sábado 24 de abril se estrenó la obra “La força d’un destí en el Teatre Eliseu de Roda de Ter (Barcelona), protagonizada por el actor Fel Faixedas y el músico Pep Poblet. Los encargados de dirigirla son  Carles Xuriguera y Anna Casals, como ayudante de dirección.

En el espectáculo teatral, Fel Faixedas se convierte en un amigo de Jean Leon y compañero de Jaume Rovira, el primer enólogo en quién confió Jean Leon para elaborar sus vinos, y nos narra toda su vida y sus peripecias mostrando una gran admiración. Pep Poblet acompaña la historia con su música, que se convierte en parte de la narrativa.

UNA VIDA DE PELÍCULA

El incendio de Santander en 1941 provocó que la familia de Ceferino Carrión (Santander, 1928 – Los Angeles, 1996), más conocido como Jean Leon, tuviera que marcharse a Barcelona

Carrión (derecha) junto a James Dean. Foto: Pontas Literary

Años más tarde de la llegada de la familia Carrión a Barcelona, el hermano mayor y el padre de Ceferino fallecieron en una travesía marítima.

Con 21 años y en época del franquismo, Ceferino Carrión decidió abandonar España para perseguir sus ambiciones. Después de múltiples intentos, Carrión consiguió llegar a Nueva York, donde empezó a forjar la  vida que le llevaría a cambiar de nombre: comenzaba la historia de Jean Leon.

El año 1949 fue un punto de inflexión en la vida de Carrión. Ese año se cambió definitivamente el nombre por el de un escultor y pintor francés de la época: Jean Leon. Además, en 1949 se trasladó a Los Angeles para evitar ir a la Guerra de Corea. Una vez en la ciudad californiana, Carrión comenzó a labrar su leyenda en Hollywood.

En 1956 Carrión inauguró La Scala, un exitoso restaurante que recibía a las estrellas del cine y que concibió con su amigo James Dean, que falleció días antes de la inauguración.

Por La Scala pasaron mitos de Hollywood comoMarilyn Monroe y Frank Sinatra, con los que Carrión tuvo una gran amistad. También presidentes de los Estados Unidos como Kennedy o Reagan.

Uno de los proyectos por los que más se conoce al cántabro es la creación de su propio vino, el Jean Leon. En 1971, y tras varios años de sacrificio y esfuerzo, Carrión pudo beber por primera vez el vino que llevaba su nombre.

Placa de la calle Jean León de Santander

Entre las anécdotas de su vida que rescata el libro, aparte de que sirvió la cena a Marilyn Monroe la noche en que la actriz falleció, también está documentado que, en la primera cena presidencial de Ronald Reagan, el vino con el que se brindó fue un Jean Leon.

Carrión evitó una pelea entre Marlon Brando y John Wayne. El último reprochó al actor de “El Padrino” que rechazara el Oscar, y Carrión tuvo que intervenir para que no llegaran a las manos.

Carrión era una persona muy apreciada por las personalidades hollywoodienses. El cántabro, destaca el escritor, era una persona atenta a los detalles. Además, ejerció de confidente de muchas estrellas, a las cuales escuchaba y aconsejaba.

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