El sufrimiento saharaui, en fotos

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Gervasio Sánchez es un conocido y reconocido fotoperiodista, que desde hace muchos años viene ofreciendo, con su trabajo, testimonios gráficos de situaciones dolorosas en aquellas partes del mundo caídas en desgracia, bien por guerras que provocan los hombres, bien por catástrofes, que desata la naturaleza, en forma de terremotos, huracanes o inundaciones. En 2016, Gervasio Sánchez visitó los campamentos de refugiados saharauis, en Tinduf (Argelia), y también una parte de los Territorios Liberados, la Badía, controlados por el ejército de la RASD, al este del muro de 2.700 km que levantó Marruecos en los años 80, durante la guerra (1976-1991), y que divide el Sahara Occidental de norte a sur, y separa a las familias saharauis desde hace más de 40 años. Resultado de ese encuentro con la parte del pueblo saharaui, que vive padeciendo los rigores de la parcela más dura e inhóspita del desierto del Sahara (la otra parte vive en los Territorios Ocupados, bajo el terror, impuestos por las fuerzas de ocupación marroquíes), son las 30 fotografías que, con el título de “visiones saharauis” están expuestas en el patio de la sede del Parlamento de Cantabria, coordinada por la ONG Cantabria por el Sahara el Observatorio Aragonés de Derechos Humanos, y que quiere ser expresión de la “vida cotidiana” de los saharauis en el refugio.

No voy a descubrir yo, aquí, la calidad artística de la obra de Gervasio Sánchez, en la que la ética se aviene con la estética, y suficientemente acreditada en tantos y tantos reportajes gráficos, que muestran la realidad trágica de tantos y tantos lugares en el mundo en conflicto. El Sahara Occidental es uno de esos lugares, y de él transmite la visión más lacerante, aliviada por algún momento, si no de felicidad, si de más satisfactorios, mediante unas fotografías de tal perfección técnica, que a este espectador se le antojarían realizadas en estudio, si no fuera porque también revelan las condiciones físicas y ambientales, en las que los protagonistas viven su sufrimiento. La mayor parte de las fotografías recogen tres temas: el de las personas, que tienen en sus manos pequeñas fotos de familiares, desaparecidos, tras haber sido detenidos, encarcelados y torturados por las policías invasoras y ocupantes; las de los heridos, algunos brutalmente mutilados, en la guerra o por las minas antipersona, sembradas por millones en las inmediaciones del muro; y el de las niñas y niños con distintas discapacidades, que los atendidos en las escuelas para discapacitados, abiertas en cada uno de los cinco campamentos. Más que tres temas, tres aspectos de un mismo tema: el sufrimiento. Junto a ellas, alguna foto, de momentos que quieren ser más amables. Las personas, transformadas en personajes por obra del arte, reflejan la gravedad del mensaje que se pretende comunicar, el de vidas rotas, a, y arrojadas a los márgenes de la historia por la irracionalidad ambiciosa de los verdugos. Un sufrimiento, tan real, como profundo, que se compadece con el espíritu de resistencia de un pueblo frente a tanta agresión ambiental -la hammada-, que añade dureza a unas duras condiciones de vida, y también humana -política, que le niega la libertad y la justicia, que las leyes le otorgan.

El fotógrafo, que ha visto y ha contribuido a que veamos, plasmado en las fotos seleccionadas, el sufrimiento, en un ejercicio de concienciación y sensibilización, sabe también del orgullo y la dignidad de un pueblo, que no quiere dar pena, y cuyo espíritu de resistencia sostiene la esperanza, mantenida durante 45 años, y por más que tarde en cumplirse, nada doblegará su fe en la justicia de su causa y su confianza en la victoria, por la que recuperará lo que le arrebataron con violencia, todo. Por eso, junto al sufrimiento, también habita en los campamentos de refugiados la alegría de vivir, por la que el llanto no está reñido con la sonrisa. Hay un espacio para la alegría en los campamentos. Y para el juego. Y para la reunión. Y para la conversación, en la que durante la familiar y repetida ceremonia, nada ceremoniosa, del té, de los tres tés, en la que la amistad, la hospitalidad y la generosidad toman la palabra, que habla de todo lo que tiene que ver con la vida, con sus vidas en el lugar del mundo, en el que les ha puesto el abandono y traición de España, la invasión y ocupación por el reino de Marruecos, y la indiferencia interesada de la comunidad internacional. Palabra que, claro, también habla de sufrimiento, como lo hace Gervasio Sánchez con el lenguaje de la fotografía.

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