Tres espacios vaciados

Tiempo de lectura: 5 min

Uno de los objetivos de la mirada al pasado debe ser necesariamente la la visibilización de quienes fueron enterrados en las cunetas de la historia Fue George Orwell (1944) el que, en una de sus columnas para la revista británica Tribune, escribiría aquella conocida frase “la historia la escriben los vencedores”. En 1981 tres jóvenes procedentes de Cantabria fueron asesinados por guardias civiles. ¿Su delito? Pasar por allí. Es decir, su delito; ninguno. El delito lo cometieron los guardias civiles que les asesinaron. Unos días antes la banda terrorista ETA había asesinado mediante atentado con coche bomba a dos militares y herido a otro. Apenas unos meses del golpe de estado, esa “anatomía de un instante” que de forma brillante recogería Javier Cercas en su libro.

Contar lo que sucedió es el primer paso para rellenar los huecos de la historia. Los espacios vacíos que nos deja el olvido provocado. Nadie escribió la “anatomía del instante” de Luis Cobo, Luis Montero y Juan Mañas que en Mayo de 1981 salieron en coche de Santander en dirección Almería, más concretamente al pueblo de Pechina donde iba a hacer la primera comunión Francisco, hermano pequeño de Juan a quien acompañaba sus dos amigos. La España de la transición, de cambios, de tele en blanco y negro y color, de dos canales, de contraculturas y subculturas, de movida madrileña, de homofobia y “la maté porque era mía”, de democracia, de mas y mejor democracia,  de guerrilleros del Cristo Rey, del GRAPO, de ETA, del GAL… España rural vaciándose, España de manifestaciones, de amnistías, de mirar hacia fuera y dejar de mirarse el ombligo. España de las contradicciones, del centro y de la periferia, de pueblos sin luz, ni agua, de montaña y playa, de milagros económicos turismo y desindustrialización, de choque generacional, de chaqueta de pana, de gomina y saludo escondido al caudillo, de fiesta nacional, de vanguardias y espejismos, de plomo, heroína y ladrillo, de mirar a Europa, de volverle la cara a África. España de quienes no querían ser España, de quienes no querían esa España (la del “otro”), España de esperanzas, de  luces y de la sombra demasiado  alargada de una dictadura de cuatro décadas a la espalda. España mil veces contada, España entre el gatopardo y tantas transiciones que aún siguen interrogándonos.

Esa España, y todas las otras, era la que cruzaron en coche estos tres amigos hasta llegar al pueblo, la casa de Juan. Salen a dar una vuelta por Roquetas de Mar. Les para la guardia civil y les detiene como sospechosos del atentado que días antes había cometido ETA. Se los llevan a un cuartel abandonado. Al día siguiente, mas concretamente el 10 de mayo de 1981, sus cuerpos aparecen calcinados, tras ser torturados. El coche en el fondo del barranco, la versión oficial, esa que pone la primera letra de esta historia de olvido, que el coche en el que iban los jóvenes intentó escapar, perdieron el control y se precipitó en barranco donde se incendió. Tras quedar demostrado que las declaraciones de los guardias civiles implicados eran mentira, que había sido un montaje para intentar hacerles pasar por miembros del comando de ETA responsable del atentado a los tres militares, tres de los once guardias civiles implicados fueron condenados. La realidad era que las víctimas habían sido detenidos en Roquetas de Mar y llevados a un cuartel abandonado en cabo de Gata donde fueron torturados y asesinados. Su cadáveres aparecieron en un barrando de la carretera de Gérgal (Almeria). La versión oficial, como decía, intentaron huir y fueron acribillados a balazos, el coche perdió el control y se incendió al estrellarse en el barranco. La realidad: Fueron torturados asesinados por miembros de la guardia civil y todo fue un montaje.

En un diálogo ficticio, donde el tiempo y el lugar construyen sus propias coordenadas intentado dar respuesta y hacer justicia, una cita de la escritora Carla Montero responde con voz propia al propio Orwell desde sus libro “El invierno en tu rostro:

“la historia la escriben los vencedores, pero el paso del tiempo también da voz a los vencidos”

Como si de una réplica se tratara, como si se negara a reconocerse en una segunda condena. La primera la condena de muerte a tres inocentes, la segunda condena: la del olvido. Como si el tiempo se negase a dejar pasar por alto algo así, un crimen tan atroz. Como si interpelara a la Historia exigiéndole poner en su lugar a quienes les arrebataron su lugar. Y al mismo tiempo a quienes lo permitieron. Y, al hacerlo, contar la verdad de sus historias, intentar reparar el latido arrebatado de su memoria.

Tras 40 años este viernes 15 de Octubre se ha celebrado un acto de inauguración del monumento conmemorativo a Luis Cobo, Luis Montero y Juan Mañas. Un acto impulsado por el colectivo “Desmemoriados; Memoria colectiva de Cantabria”. La escultura, de Nacho Zubelzu, tres espacios vaciados que no debieron serlo nunca. Por ellos, por sus familiares, por sus seres queridos. Y por una memoria democrática sin vacíos de ningún tipo. Y porque que este tipo de actos no sean el final, sino el principio. Gracias.

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.