Ya han pasado casi tres meses, un tiempo que no es suficiente para disipar la tristeza por la pérdida de un ser querido. Óscar Muñiz nos dejó el pasado 18 de agosto, y la huella que dejó él como persona es muy profunda. Un referente destacado por mucha gente por la cantidad de proyectos en los que se embarcaba. Y contribuyendo a ensanchar el arco cultural de Santander y Cantabria, sobre todo a través de un mundo no muy típico por estos lares como es el del cómic.

Desde que EL FARADIO DE LA MAÑANA arrancara la presente temporada en Arco FM se ha intentado tener un detalle con una figura tan relevante. Hoy, al fin, hemos podido dedicarle un programa, a través de voces que formaban parte, de una u otra manera, de su círculo íntimo.

Su sobrino, Juan Muñiz, es quien lleva ahora la tienda. Dice que el dolor «se va llevando poco a poco», aunque para él es imposible no tener en mente a su tío. «Tengo su coche, su tienda, sus gatos… Quizá soy quien le tiene más presente», cuenta.

El historietista Enrique Vegas, afincado en Santander, reconoce que todavía está viviendo tiempos duros. «He pasado de no creérmelo a recordar lo bueno», pero cree que todavía mucha gente va «cuesta abajo» en cuanto a asumir su pérdida y añade que es algo que «va para largo». Tanto él como Óskar Sánchez, el responsable de ‘Noche de Rock’, en Arco FM, creen que ha dejado «un vacío que no se puede llenar».

Lola Sainz, directora del Palacio de La Magdalena y también gran amiga de Óscar, expresaba así lo que piensa de él: «no sé si era consciente de lo que se le quería y se le admiraba. Y se lo merecía». En un es previsible que se produzcan homenajes, algo que reclama la propia alcaldesa de Santander, Gema Igual, que también ha participado en las conversaciones de recuerdo que hemos incluido en este especial: «cuando estemos repuestos, organizaremos algo ligado con el Palacio de La Magdalena y con la cultura», porque «tenemos la deuda de recordarle».

Precisamente, la regidora municipal fue quien ofició la boda de Óscar, de quien era una persona también muy cercana. Le define como una persona «maravillosa», y revela que le conoció siendo todavía concejala, y Óscar «refunfuñaba contra el Ayuntamiento, y me encantó» porque era alguien que le decía las cosas malas, algo que a ella le ayudaba a mejorar.

Vegas ensalza que «ponía por delante de él a su ciudad, y a la gente que quería», pero como una manera también de sentirse mejor si a la gente de su círculo le iban bien las cosas. Y añade que «no podías ni caminar por Santander con él, se paraba a hablar con todo el mundo».

Su impronta caló hondo también fuera de Cantabria. Juan dice que, en las primeras semanas después de su fallecimiento, ha tenido días de estar «horas al teléfono» con un sinfín de personas, muchas del mundillo de las librerías y los cómics, afectadas por la noticia y también preocupadas por la tienda de Nexus-4, porque tienen mucho interés «en que esto siga adelante».

Generosidad, profesionalidad, cercanía, buen rollo e inquietudes son otras de las expresiones que aparecen en las conversaciones sobre su figura. Su sobrino le recuerda como «un culo inquieto y siempre buscando cosas nuevas que hacer», algo que le convirtió, según Vegas, en alguien «conocido y respetado en cualquier evento de España» que tuviera que ver con su gran pasión.

«Era una persona de referencia, que te aconsejaba bien y te ponía en contacto con la gente adecuada», dice Sánchez, que recuerda que la última vez que le escribió fue para ver si podía conseguirle unas carpas para la feria del Libro de Miengo. «Mis hijos son apasionados del cómic y en parte es por el cariño con que Óscar les hablaba de ello», dice.

Aún con la lógica tristeza, todos admiten sentirse afortunados de haberle podido conocer. También Juan Carlos Llata, que llegó a Nexus-4 como trabajador en prácticas tras hacer un curso de capacitación laboral. Dice de él que era una persona con «muy buen rollo, mucha paciencia, lo explicaba todo bien, ninguna mala cara cuando me confundía».

Alberto Caneda, miembro de la Asociación de Amigos de la Narración Gráfica, también era amigo de Óscar, que fue fundador de la organización. Le define como «ese colega al que echas en falta», porque «en lo anímico también era un gran apoyo», relata.

«Era un tejedor de redes», dice también Caneda. Es otra de la grandes cualidades que mostraba Óscar, la capacidad de entablar relación con personas de muy variados sitios, por lo que siempre tenía el contacto necesario para poder construir algún tipo de actividad o evento. Ahora, su amigo echa en falta que se haga «un salón del cómic en Cantabria», a rebufo de todo lo que había levantado Muñiz.

Igual destaca que ambos fueron aliados para «generar actividad para Santander», mientras que Juan rememora que a veces se excedía en su generosidad. «Yo le decía que si se hacen cosas, se cobra por ellas». Sin embargo, Óscar se conformaba con que quedara publicitado su proyecto. «Siempre daba un paso más de lo que tú le pedías» es como lo explica Caneda.

Las conversaciones también dan para recordar anécdotas y esbozar sonrisas. Como cuando Sainz recuerda que le encantaba pedir mejillones en Peña Candil. «No le gustaban, pero los pedía para mojar en la salsa». Y Vegas completa el esbozo sobre su personalidad diciendo que «si te había insultado, es que realmente le importabas, se implicaba mucho». Una persona «carismática», cuenta Segura. Con un «resplandor muy especial» y «muy entusiasta, sugiere Sánchez.

El diseñador gráfico Fernando Segura también ha contactado con EL FARADIO para dejar sus impresiones en este homenaje. «Era muy grande en el sentido más amplio de la palabra», y deja otra frase muy sentida, que es que «las leyendas no se van, permanecen para siempre».