UGT planteará movilizaciones para visualizar «la gestión catastrófica» de la sanidad pública de Cantabria

Por su parte, el Partido Popular alerta del caos sin precedentes en la sanidad y pide la intervención de Revilla
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El Sector de Sanidad de la Federación UGT-Servicios Públicos anunció hoy su intención de plantear movilizaciones a las demás organizaciones sindicales de la sanidad pública de Cantabria «para visualizar una gestión catastrófica» del Servicio Cántabro de Salud (SCS) con «una pérdida incesante de derechos laborales y asistenciales que serán muy difíciles de recuperar».

Así lo afirmó en una rueda de prensa el secretario de Sanidad de UGT en Cantabria, Gustavo Fuentes, que advirtió que los profesionales de la sanidad pública cántabra «están ya hartos», tras criticar que el Servicio Cántabro de Salud «no tiene un proyecto ni una hoja ruta a seguir en la que es la mayor empresa de Cantabria».

Fuentes reclamó en nombre de su sindicato la destitución de la Directora Gerente del Servicio Cántabro de Salud, Celia Gómez, y de la Subdirectora de Recursos Humanos, Aroa Sanz; en respuesta «a una gestión que ya no puede responder a una improvisación que era asumible en 2020» porque, según dijo, «el problema es que no se hicieron los deberes antes de la pandemia y luego ha venido lo que ha venido».

El sindicalista, que intervino en el encuentro con los medios de comunicación junto con la secretaria general de la Federación de UGT-Servicios Públicos en Cantabria, Carmen Meruelo, subrayó que «el problema de la gestión va a más, entre otros motivos, porque el Servicio Cántabro de Salud no tiene un interlocutor y no ha existido un verdadero diálogo social en toda esta legislatura».

El responsable regional de Sanidad de UGT pasó a explicar «las innumerables cuestiones laborales sin resolver, muchas de ellas judicializadas porque no te dan otra alternativa» en «la mayor empresa de Cantabria como es el Servicio Cántabro de Salud, que cuenta con una plantilla habitual de más de 8.000 trabajadores y trabajadoras».

«Para empezar, todavía no se ha logrado negociar la renovación del Acuerdo de Contratación de 2011 y seguimos con un modelo de contratación que no se ajusta a la realidad actual, lo que merma la capacidad de contratación», aseguró Fuentes, que calificó de «auténtico desastre» la actual gestión de contratación.

«El problema no es que haya escasez de profesionales, el problema es que no existe un mecanismo actualizado y ágil para realizar las contrataciones cuando se necesitan», matizó Fuentes.

SIN RESPETO A LOS TIEMPOS DE TRABAJO

Sobre la gestión del tiempo de trabajo, el sindicalista rechazó que el SCS «no respeta lo más mínimo los calendarios de trabajo y con ello la conciliación de la vida laboral y familiar y la opción de desconexión de unos profesionales que sufren una gran presión y una carga de trabajo; y es más, ni siquiera se siguen los mismos criterios porque los días de trabajo y de descanso dependen del gestor que los concede».

«Todavía estamos esperando un modelo retributivo claro y seguimos denunciando que hay evidentes discriminaciones entre colectivos de la misma categoría que cobran diferente», agregó el responsable regional de Sanidad de UGT, que reiteró que «al que protesta por sus retribuciones, le recomiendan que vaya al Juzgado».

«De hecho, hay cientos de demandas judiciales por el complemento de la carrera-desarrollo profesional», recalcó Fuentes, que agregó a sus críticas a la gestión de la sanidad pública de Cantabria «un inasumible modelo de gestión compartida en la atención primaria donde se fuerza al personal administrativo a valorar le tipo de consulta a realizar a los usuarios».

«Ni siquiera se ha ido aprendiendo con el tiempo y la falta de previsión es algo ya habitual, como sucedió recientemente con la convocatoria de las bases de contratación de rastreadores para la última ola de la Covid, que se convocó el 17 de diciembre cuando ya estábamos desbordados», recordó el sindicalista.

El secretario de Sanidad de UGT en Cantabria insistió en que «las consecuencias de esta gestión irresponsable es que la calidad del sistema se está cayendo y no responde a un momento puntual» y reprochó al Servicio Cántabro de Salud que «siga una política en la que van intentando apagar fuegos para luego no apagar la mayoría».

Gustavo Fuentes culpó directamente al consejero de Sanidad del Gobierno de Cantabria, Miguel Rodríguez, de haber convertido la mesa sectorial de negociación con los sindicatos en la sanidad pública «en un instrumento inoperante» porque «en realidad es que ni ha existido el diálogo social en esta legislatura política».

DENUNCIA DEL PP

El Partido Popular ha alertado hoy de que los continuos vaivenes en los equipos de Sanidad no son más que el reflejo del caos que se ha impuesto en la sanidad pública de Cantabria, con los ciudadanos sin poder ir a una consulta con su médico y los profesionales hartos, y ha pedido la intervención inmediata de Miguel Ángel Revilla.

El diputado y portavoz de Sanidad del Partido Popular, Cesar Pascual, ha asegurado que la sanidad de Cantabria vive una situación de precariedad y un caos que no se ha conocido nunca, del que es responsable directo el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, incapaz de garantizar un derecho como es la asistencia sanitaria a los ciudadanos. «A las pruebas me remito: ante cada cuestión que se plantea la única respuesta que se obtiene es lo que diga Madrid. 40 años de autonomía para esto», ha manifestado.

Según el parlamentario del PP, cuando a un responsable público como el consejero se le cae continuamente un equipo tras otro y es incapaz de mantener el organigrama de su departamento y de cubrir las vacantes, el problema no son los demás, sino el propio consejero. «La Consejería de Sanidad es como el camarote de los Hermanos Marx», ha dicho Pascual, para quien la ausencia de un verdadero equipo directivo tiene importantes repercusiones en la gestión sanitaria que los ciudadanos vienen sufriendo desde el inicio de la legislatura.

Pascual ha expresado así la preocupación de su formación por la incapacidad del consejero para crear un equipo directivo estable que permita una gestión de su departamento que responda a las verdaderas necesidades de asistencia sanitaria de los ciudadanos más allá de hacerse fotografías, plantear proyectos que son incapaces de llevar a cabo y sin soluciones que no sean autobombo. A su juicio, Rodríguez se ha mostrado como una persona no confiable e insufrible a tenor de los abandonos y ceses que han condicionado un baile de relevos en los altos cargos de su consejería nunca visto en los 40 años de autonomía.

Para el PP lo grave no es que el consejero tenga o no equipo, sino que con sus bandazos, su improvisación y sus continuos cambios de criterio ha perdido la confianza de los profesionales de la sanidad pública a los que ha puesto a los pies de los caballos y que, además de sufrir las consecuencias de la presión asistencial de la pandemia, están hartos por la ausencia de dirección y estrategia. Y también de los ciudadanos, a los que mantiene a la intemperie, sin ser atendidos, con algo insólito en la sanidad española: las agendas cerradas de los médicos durante semanas.

Pascual ha añadido que la situación en Atención Primaria que diariamente sufren los cántabros es tan solo la punta del iceberg de una organización sanitaria desnortada donde los hospitales tampoco son capaces de responder a las necesidades sanitarias con interminables listas de espera, diagnósticos tardíos de consecuencias fatales, deshumanización hasta límites intolerables, etc.

«La sanidad es un caos y es unánime que con este consejero la situación solo puede ir a peor», ha subrayado Pascual, quien ha asegurado que por mucho menos han sido cesados consejeros en otras comunidades autónomas y ha reclamado la intervención inmediata de Revilla, al que corresponde nombrar y cesar a los consejeros.

Según Pascual, Revilla tiene que dejar de mirar a otro lado y decidir si avala y respalda una gestión caótica que está perjudicando a los cántabros y condenando a la sanidad pública a la precariedad, o le pone remedio, porque los profesionales sanitarios están al límite y los ciudadanos hartos de no poder ir al médico. «El verdadero problema es que en esta región no hay nadie al mando y al parecer ni se le espera», ha concluido.

 

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