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La ira de las víctimas puede aportar «fuerza» para «rebelarse»

Sara Morante se asoma en Flor Fané a los efectos de la violencia en la construcción de la personalidad
Tiempo de lectura: 5 min

Es una referente en el sector a la que no podemos tener por aquí todo lo que seguramente quisiéramos.

Pero esta semana le han montado una «gira de las de diva”, que le lleva a la Universidad de Cantabria (jueves a las 18.30 en el Paraninfo), y a las librerías Gil (viernes a las 19.00 horas) y Dlibros, en Torrelavega (sábado a las 12.00, con María von Touceda).

El motivo, que sirve también de excusa a la conversación con EL FARADIO, es la presentación de ‘Flor Fané’, su segundo trabajo como autora completa, editado por Astiberri.

Una historia no apta para los que les gusten los maniqueísmos: en Flor Fané (en francés Fané significa marchita, en lenguaje coloquial, , en “lengua de las abuelas”, una de sus debilidades).

En este trabajo, en el que aporta texto e ilustraciones, le da voz a Olga y a su trayecto de la infancia a la adolescencia, pero marcada por un contexto muy particular: el de la violencia.

Es, en todo momento, “su mirada”, la de Olga, a través de la cual vemos “que en su casa no todo marcha como debería”.

Ese algo es una situación de violencia, por lo que el libro habla de la “normalización de la violencia” y del efecto que tiene en la infancia, en quienes “no tienen voz”, y no sólo en los medios, sino porque muchas veces “no lo saben verbalizar”.

La protagonista afronta esta situación desde la “ira”, una ira diferente del que maltrata. Es “la ira de la que recibe”, que Sara ve “fundamental”, porque “a veces es inevitable odiar”, sobre todo cuando se sufre. “Odiar es fundamental”, asevera, porque puede ser una “herramienta” aportar “la fuerza para rebelarse”. Ya avisamos que no era apto para simplificaciones.

A la vez, se aborda desde la “imaginación”, desde la construcción por parte de Olga de un “lugar seguro”, un “universo simbólico”.

Al sucederse el libro durante un período amplio y complejo como es el paso de la infancia a la madurez, la protagonista tiene varias voces. Por ejemplo, en la adolescencia esa voz “es más agresiva y oscura”. Con todo, “las situaciones oscuras no te impiden ver la luz”.

De lo que se trata es de ver como se construye una personalidad si se le suma la variante de la violencia y su impacto en la autoestima, las contradicciones o los apegos: en ocasiones “no sabe cuándo odiar ni cuando amar”.

Al final es tratar con “delicadeza” la condición de víctima, huyendo del maniqueísmo, de presentar personas como “seres de luz”, también porque a Sara le gustan los personajes “contradictorios”.

DE LA CADENA DE LOS LIBROS A LAS DISTOPÍAS REALES

Cartel para la feria del libro de Madrid Sara Morante en el que evocó el secuestro de Fariña (Libros del KO)

Sara Morante forma parte de un sector, el de la cultura, precario de por sí, y dentro de él, en la pata de la ilustración., un “eslabón” de la cadena de la literatura.

Y un sector, el de los libros, al que rindió homenaje en uno de sus trabajos que tuvo mucho impacto, el cartel para la Feria del Libro de Madrid justo el año en que se produjo el secuestro judicial de ‘Fariña’, de la editorial Libros del KO, creada por cántabros.

El secuestro le “impactó”,  y también las muestras de apoyo, como esa acción de los libreros que insertó ‘Fariña’ en las páginas del Quijote. Y le sirvió para compararlo el secuestro con lo que era una distopía, ‘Farenheit 451’ (la temperatura a la que arde el papel, el clásico en el que Ray Bradbury imaginó un mundo con bomberos quemando libros y lectores que los mantenían vivos aprendiéndolos de memoria).

Un anticipo, el del contraste entre las distopías que se creían superadas o ficción, con la realidad, de lo que pudo (pudimos) vivir en la pandemia, en la que ella sumó a todo lo demás (el confinamiento, las restricciones, la preocupación) el vivirlo desde el otro lado de la frontera, ya que vive en Iparralde, el País Vasco francés, una frontera que estaba acostumbrada a traspasar con naturalidad y que de pronto vio totalmente cerrada.

SARA MORANTE

Sara Morante (Torrelavega, 1976) estudió Artes Aplicadas en Santander y en Dublín. Premio Nacional de Arte Joven 2008 del Gobierno de Cantabria, categoría Ilustración, y Premio Euskadi de Ilustración 2012 por su trabajo en el libro La flor roja.

Ha ilustrado los libros Señal, de Raúl Vacas (Mundanalruido, 2011); Diccionario de literatura para esnobs, de Fabrice Gaignault (Impedimenta, 2011); Los Zapatos Rojos, de H. C. Andersen (Impedimenta, 2011); La Flor Roja de Vsévolod Garshín (Nevsky, 2011); Xingú de Edith Wharton (Contraseña, 2012); Tormento, de Benito Pérez Galdós (Teide, 2012); Los Watson, de Jane Austen (Nórdica, 2012); Casa de Muñecas, de Patricia Esteban Erlés (Páginas de Espuma, 2013); Los diarios de Adán y Eva, de Mark Twain (Impedimenta, 2015); La novia del lobo, de Aino Kallas (Nórdica, 2016); Elizabeth y su jardín alemán, de Elizabeth von Armin (Lumen, 2017); Cumbres borrascosas, de Emily Brontë (Alma, 2018) y Kamisoi zuri zeztakoa, de Alaine Agirre (Erein, 2018).

Como autora ha escrito e ilustrado La vida de las paredes (Lumen, 2015).

Sus ilustraciones se pueden encontrar en más de cincuenta portadas de libros, entre las que se encuentran las de toda la obra de Carson McCullers en lengua española (Seix Barral, 2017). Ha participado en numerosas muestras colectivas, como la exposición Tipos 18 en Santander, y de forma individual en el Museo de Altamira bajo el título Elle n’était pas jolie, ele était pire en el año 2015 y Corpus, producida por Literaktum, sala Ernest Lluch de Donostia y en la Biblioteca Santamaría UPV-EHU a lo largo del año 2018.

En 2019 la Consejería de Cultura, Educación y Deporte del Gobierno de Cantabria organiza su retrospectiva Sara Morante. 2009-2019, comisariada por Carmen Lascurain, en la Biblioteca Central de Cantabria.

Como dibujante, ha realizado retratos por encargo de los escritores Elvira Lindo y Antonio Muñoz Molina y de las actrices Inma Cuesta y Estefanía de los Santos, entre otros.Colabora asiduamente en prensa y publicidad, y desarrolla proyectos de identidad corporativa.

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