“Los rusos entran en la tienda de mi padre pidiendo perdón. Ellos no tienen la culpa, la culpa la tiene un demonio que se llama Putin”

Un joven ucraniano residente en Santander relata como se vive el conflicto desde Cantabria
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Santander es una ciudad tranquila en la que a veces lo único que pasa es que en una parte de la ciudad se acumulan las obras, léase las del Banco Santander y los bajos del Club de Regatas. Los niños juegan en Pombo, la gente habla por teléfono –últimamente, siempre a gritos–, en las terrazas se eternizan los medianos que duran horas antes de coger el 5 de vuelta a El Alta. Hay más chavales por la calle porque hay vacaciones escolares, en las librerías se presentan libros y quien más quien menos ya anda pensando en los planes del fin de semana.

Pero la ciudad ha cambiado y al igual que entre los chavales es ya normal ver rasgos que antes eran únicos y ahora son cotidianos, las cosas que pasan en el mundo preocupan también por aquí porque aquí ya hay gente de todo el mundo.

Lo vimos hace meses con masivas concentraciones de la comunidad colombiana al hilo del paro nacional y la represión que se vivía, y lo hemos visto hoy en la Plaza del Ayuntamiento, donde se congregaron miembros de la comunidad ucraniana, pendientes de los tambores de guerra que suenan desde Rusia.

Entre ellos se alzaba la voz de un joven, que describía como llevan “desde las siete de la mañana llorando” y también la parte más humana de los pueblos ante la guerra.

Este joven ucraniano contaba como los rusos entran en la tienda de su padre, en la zona de Cuatro Caminos, “pidiendo perdón”.

“No sé por qué”, les respondía de algún modo, “ellos no tienen la culpa: la culpa la tiene un demonio que se llama Putin y que no concibe los derechos humanos”.

“Espero que el mundo, porque Ucrania sola no puede (…) responda, por favor”, añadía.

Dentro del Ayuntamiento se aprobaba una declaración institucional de todos los grupos –alguno a regañadientes y poniendo matices, algo que no es propio del formato de declaración institucional—y la preocupación había llegado también al Consejo de Gobierno de Cantabria, que en su reunión semanal trasladaba que estudiará la posibilidad de conceder líneas de ayudas o apoyos a ucranianos o acoger refugiados de ese país, tal y como señalaba la consejera de Empleo, Ana Belén Álvarez, en funciones de portavoz.

En concreto, en la declaración se expresaba la “condena más enérgica ante el ataque militar de Rusia a Ucrania”, y se mostraba la “solidaridad con el pueblo ucraniano y con los ciudadanos de esta nacionalidad que residen en Santander”, además de mostrarse el apoyo del Ayuntamiento a las medidas del Gobierno español, la Unión Europea y aliados para “para reestablecer el marco de la legalidad internacional y frenar la extensión del conflicto”

Mientras en redes sociales ciudadanos a título particular y organizaciones sociales o políticas mostraban sus posturas y preocupación por la guerra, han aflorado también algunas convocatorias ciudadanas: una sin identificación concreta, el sábado a las 12 frente a Delegación de Gobierno,  y otras dos, en este convocadas desde el PCTE, también el sábado, una a las 12 en la Plaza Mayor de Torrelavega y otra a las 19 en Santander, en Delegación de Gobierno.

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