Patricia Simón habla para EL FARADIO en plena guerra de Ucrania y  un día después de que Macrón sea reelegido presidente de la república francesa con el 58,6% de los votos.

La reportera, que este lunes participa en La Vorágine en una mesa de periodismo feminista sobre el papel de las mujeres en la construcción de paz , se muestra preocupada por el resultado de las elecciones francesas.

«Me preocupa muchísimo porque Francia es una potencia mundial que marca hacia donde van los vientos de la historia y parece que van hacia un ámbito muy peligroso. Me molestan los análisis que nos hacen tragar sapos cuando nos como que el hecho de que Macron haya ganado es una victoria de la libertad, cuando lo que es no es otra cosa que un  mal menor. No podemos olvidar que es el presidente que ha provocado con sus políticas de recorte de derechos y servicios públicos, la mayor protesta social desde mayo del 68. Es el mismo. señor que ha aprobado una ley mucho peor que  la ley mordaza y ahora se presenta públicamente como lo mejor, como un líder centrista y no es así. Lo que la extrema derecha consigue es que Macron, en vez de ser considerado derecha elitista e injusta, algo a lo que hasta hace una década no estábamos acostumbrados en Europa, sea considerado centrista. No podemos caer en esas trampas: Macron es quien está posibilitando el crecimiento de la ultraderecha», afirma Simón.

Además, la periodista presenta el martes en La vorágine su libro Miedo y el miércoles, participará en las jornadas de periodismo que organiza eldiario.es para hablar de periodismo en tiempo de guerra.

‘Miedo’ es el nombre de su último libro, en el que habla sobre los temores que han articulado nuestras vidas en los últimos años y que la COVID-19 ha evidenciado y agudizado, acelerando así el cambio de era en el que ya estábamos inmersos: la crisis del neoliberalismo, el cambio climático, la creciente desigualdad, los éxodos de migrantes y refugiados, la robotización del mercado laboral y el aumento del desempleo crónico, el encarecimiento de la vivienda, la crisis demográfica, la polarización y crispación sociales azuzadas por los algoritmos de las grandes empresas tecnológicas, o la privatización de los servicios públicos. La incapacidad de las democracias representativas para dar respuesta a estos desafíos ha terminado por convertirlos en una serie de miedos que los partidos populistas y de extrema derecha han instrumentalizado para imponer su agenda y los discursos de odio.

«En el contexto de la pandemia, me di cuenta de lo que nos define como sociedades occidentales es el miedo que  influye en nuestras decisiones y me di cuenta de que lo estaba subestimando durante estos 20 años como periodista». Patricia está convencida de que es necesario saber  quién se lucra y saca beneficio económico de esos miedos  porque ahí puede estar la fórmula para diagnosticar y encontrar salida a la actual crisis de la democracia.

Convencida de que «es normal» tener miedo, cree que actualmente existen grades sectores de la población que sienten que la democracia no les da ningún tipo de oportunidades.

«Creo que lo que puede frenar a la derecha que es algo que en España se intenta recuperar. «Las derechas y ultraderechas han conseguido que seamos poco ambiciosos sobre lo que queremos de nuestra clase política y nuestras vidas. Esta es la única vida que tenemos, vamos a quererlo todo y a quererlo para ya. No se puede estar todo el tiempo en el discurso de la renuncia y la paciencia. La población está muy agotada porque desde 2008 vivimos una carrera de fondo por no quedarnos fuera del sistema y todo es   muy tirste, porque no estamos en una sociedad alegre». Cree que ese cansancio es algo que beneficia a la ultraderecha «porque ofrece la opción de que la gente se desentienda pero lo que quieren es convertir todo en su negocio particular y sacar rédito, como Ayuso en Madrid».