La tragedia del Barrio Amedias

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||Julián Ruiz Revuelta||

La inauguración de la placa instalada en honor a las víctimas de la mina “La Paulina” en el cementerio de Camargo fue uno de los últimos actos públicos que coincidí con el compañero Evelio Saiz Mozuelos. Un modesto recordatorio, realizado gracias al esfuerzo y empeño personal del incansable José Ramón García Arce.

Tristemente la desigualdad social se extiende hasta la propia muerte. No es lo mismo ser una víctima del empeño de obtener “el máximo beneficio”;- objetivo principal de la ideología y sistema capitalista-; que acabar siendo una víctima por intentar mantener las injusticas sociales.

A las primeras se les considera “daños colaterales”, y como mucho, sus familiares recibirán una pequeña indemnización. A las segundas se les intenta hacer pasar por héroes.

La desigualdad continua a la hora de recordar a las víctimas y los hechos que las provocaron. A las primeras se las pretende ignorar y hacer que los hechos se olviden. A las segundas se las dedica calles, monumentos, estatuas, etc. Además de actos conmemorativos a profusión.

El día 6 de agosto se cumple el 120 aniversario de la tragedia del barrio Amedias. La rotura de la presa del lavadero de la mina “La Paulina” en 1902 inundó el barrio provocando 14 muertes entre las personas que vivían en sus modestas casas. Desgraciadamente este tipo de accidentes se han repetido muchas veces a la largo de los siglos XX y XXI. (Rotura de la presa de Ribadelago, Zamora, -144 personas muertas-, rotura de la presa de Tous, Valencia, – 40 personas muertas-, etc.).

Siempre se repite el mismo discurso. Se van a tomar medidas para que este tipo de catástrofes no vuelvan a ocurrir. Pero la realidad es contundente. Las medidas puede que se escriban. Pero en cumplimiento del objetivo del “máximo beneficio” esas medidas no se ejecutan. La experiencia viene a mostrarnos como se corre riesgos hasta después de finalizada la actividad económica.

Así se legisla en materia de Prevención de Riesgos Laborales. Pero a la hora de cumplir la normativa el servicio de inspección cuenta con muy pocas personas. Con pocas posibilidades de realizar su labor.

Se dice que se van a tomar medidas, pero en realidad se fomenta “la sociedad del precariado” donde se pretende encerrar a la juventud en una realidad digital. Donde el estudio deja definitivamente de ser un ascensor social.

Ahora las tragedias han cambiado de formato. Al pasar de la sociedad industrial y de consumo a la sociedad de la información no corremos el riesgo de que se derrumbe una instalación industrial o minera.

La tragedia es que están convirtiendo nuestros derechos del Estado de Bienestar en negocios para los “fondos buitres”. Por ejemplo, ¿Cuántas muertes se van a producir por privatizar la Sanidad?

O la tragedia actual relacionada con la pandemia, ¿Qué ocurre con las decenas de miles de personas muertas en las Residencias de Personas Mayores, por el mero hecho de tener como objetivo la obtención de beneficio y no el cuidado de las personas?

Para finalizar, y a modo de conclusión; una metáfora que se puede sacar: “No se debe apoyar al poder económico, pues a la que te descuides te arrasa”.

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