Javier Gómez-Acebo, miembro de la plataforma Salvar La Magdalena, y autor de ‘El caso de las escolleras’, ha estado este miércoles en la tertulia de El Faradio de la Mañana, donde ha hablado sobre el espigón de la Magdalena después de que la Demarcación de Costas en Cantabria haya sometido a información pública el proyecto de desmantelamiento de esta infraestructura.

El abogado ha aclarado que una cosa es que salga a información el proyecto y otra que eso siga adelante. «Soy pesimista, porque un problema de esos puede tardar lustros en resolverse. Es cierto que el Gobierno ha cumplido con su promesa de paralizar las obras e intentar quitar el espigón, pero conseguir quitarlo es un proceso muy largo. Si se mantienen las actuales coaliciones, el proyecto saldrá adelante, pero si no, habrá que ver, porque este tema ya no es una cuestión de naturaleza si no de partido y ya hay discursos fuertes de defensa del espigón».

Gómez-Acebo ha recordado que el Instituto de Hidráulica dio en su día hasta ocho soluciones diferentes para evitar la pérdida de arena de esta playa y que nunca tuvo mucho sentido que se optase por esta de la escollera que ha supuesto introducir una infraestructura peligrosa en un medio natural. «No es algo que yo me invente, porque está indicado claramente en las señales que prohíben su acceso».

La razón que podría justificar esta decisión, según el abogado ha recordado en la tertulia en Arco FM, tiene su origen en el deslinde marítimo terrestre, publicado por Orden Ministerial de 21/12/07, y que coincide con los muros de la finca que linda con ella y la servidumbre de tránsito del artículo 27 de dicha Ley discurre por el interior de las fincas. Una finca propiedad de la familia Pérez Maura, cuyo muro ya destruyó un fuerte temporal en 2014.

«El deslinde establece que la servidumbre de paso de toda esa zona entra por la casa de la familia de Pérez Moura. Justo a los pocos días de que se publique la disposición de que se va a hacer la delimitación marítimo terrestre, se inician los trámites para hacer consolidación, lo que significa que se mantienen los dos metros de arena que se habían metido en la playa para que la marea no llegue al muro y poder hacer una nueva delimitación, aunque esa es una suposición mía», ha explicado.