El olvido intencionado del Cabildo de Arriba: Un barrio relegado a la espera

Tiempo de lectura: 4 min

||por PACO BARRERA, de CANTABRISTAS SANTANDER||

Han pasado más de dos décadas desde que se trazaron los primeros planes para revitalizar el maltrecho barrio del Cabildo de Arriba en Santander. Un lugar marcado por el abandono, la desintegración de sus edificios y la pérdida de vidas humanas, como el trágico accidente en el portal número 14 de la Cuesta del Hospital que se llevó consigo a tres personas. Sin embargo, tras este suceso fatídico, solo entonces se vislumbró algún interés por revitalizar este rincón olvidado.

El relato político se enreda en cronologías y promesas vacías. Desde el Plan Urbanístico de 1997 hasta la creación de planes especiales en 2006 y 2013, se delinearon objetivos loables: la regeneración del tejido urbano, la mejora de la calidad de vida y la conservación del patrimonio arquitectónico. Nobleza política que contrasta con la realidad actual, donde el barrio languidece sin señales claras de acción concreta. Las palabras resonantes que apelaban a la revitalización, recuperación y mejora de la vida han sido solo eso: palabras.

El tiempo ha transcurrido y los plazos para la intervención se han convertido en meras líneas de relleno en documentos olvidados. Los anuncios políticos han sido más comunes que las acciones tangibles, como en el año 2018, con el Ayuntamiento aprobando otra reforma puntual del PGOU encargada a la Sociedad de Vivienda y Suelo de Santander. Promesas de planes, modificaciones puntuales y subcontrataciones quedan como rastros de intenciones que no se han traducido en cambios reales en la vida de los habitantes del Cabildo de Arriba.

Ahora, a punto de iniciarse 2024, se habla nuevamente de hojas de ruta y de la compra de algunas viviendas para iniciar una supuesta regeneración. Sin embargo, la ausencia de un plan concreto y visible deja en entredicho la seriedad de tales iniciativas. Resulta evidente que este abandono no es accidental, sino un preámbulo para la especulación inmobiliaria. Un barrio, a escasos minutos del ayuntamiento, que parece destinado a convertirse en un lucrativo solar del lujo, desplazando a sus habitantes originales y desfigurando su esencia.

La historia del Cabildo de Arriba es la crónica de un abandono premeditado, consentido y calculado. La pérdida de vidas, de negocios emblemáticos y de una identidad barrial es el resultado de políticas que priorizan el interés económico por encima del bienestar social. En la balanza entre el progreso urbanístico y la preservación de la vida comunitaria, sin duda, el peso del interés económico se inclina, soberbio y prepotente, con más fuerza. Ahora, con las nuevas compras de viviendas para “regenerar” el barrio, vuelve el problema del Cabildo a la actualidad. Cuatro viviendas. O tres alquileres. ¿Es ésta la reforma integral que tanto esperábamos y necesita el barrio?

El proyecto político que estamos diseñando y desplegando desde Cantabristas Santander dibuja un giro en la política municipal hacia una verdadera atención y acción para este barrio, antes de que su esencia se desvanezca por completo entre papeles, promesas y demoras injustificadas. Queremos que se devuelva poco a poco la vida a un barrio que históricamente se merece mucho más que un abandono planificado y perverso. Un barrio que es, y será, testimonio de nuestra historia. Y esperamos que no sólo se proteja el Cabildo. El Pilón, Vista Alegre, el Río de la Pila, la Cuesta de la Atalaya o toda la zona de Entrehuertas llevan el mismo camino de abandono y desidia por parte de la Alcaldía del PP. Siendo cada día que pasa más vulnerables a los especuladores y señores del ladrillo que se frotan las manos con el potencial negocio bajo esos suelos.

El casco histórico de Santander ha sido devastado por catastróficos eventos, como el incendio o la explosión del Cabo Machichaco. Pero también ha sido desdibujado sin orden ni concierto por el derribo y la especulación más maquiavélica. No hay más que echar la vista a fotografías del Santander antiguo para imaginar lo que pudo haber sido y no es, con la demolición de edificaciones emblemáticas en ambas vertientes, sur y norte. En el olvido, los casos del Teatro Pereda, la Cervecería de la Cruz Blanca u otros tantos. O ver las reformas de algunos edificios, como el nº 25 de Peña Herbosa. Sin un plan de protección, el urbanismo es dibujado por los especuladores con el total beneplácito de nuestros gobernantes.

Nuestras calles no solo son un reflejo de su pasado, sino un legado de valor incalculable. Proteger estos vestigios es preservar nuestra identidad colectiva, honrar la resistencia frente a la adversidad y mantener viva la historia que nos define. Debemos, como sociedad, realizar un esfuerzo sin precedentes para resguardar estos tesoros del Cabildo de Arriba, y los de otros tantos barrios, no como simples estructuras, sino como pilares que conectan nuestro presente con las raíces de nuestra comunidad. Es crucial no dejar que la destrucción del pasado defina nuestro futuro; más bien, debemos asegurar que cada piedra, edificio y calle sean un testimonio indeleble de nuestra resiliencia y compromiso con la memoria colectiva.

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.