Julián Revuelta: el Malvís de Tanos que Voló a Polanco

In Memoriam
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Este año que acaba de concluir ha sido funesto para nuestro folclore. Grandes representantes del mismo han fallecido con escasos meses de diferencia. En marzo falleció Lorenzo Morante, director durante varias décadas del Coro Ronda Garcilaso; Benito Díaz, el Sarruján de Carmona que formó parte del Dúo Cantabria, junto a Ernesto, nos dejó en el mes de julio; dos meses después, le tocó partir a Rafa Querol director del Grupo de danzas Virgen de la Nieves de Tanos y, en el mismo mes, se fue Chele componente de los garcilasos. Todos ellos, personalidades de reconocido mérito dentro de las respectivas secciones de nuestro folclore.

El nuevo año ha comenzado siguiendo la infausta estela. Se nos ha ido Julián Revuelta, el Malvis de Tanos, a tres días de su 75 cumpleaños. Máximo exponente de la canción montañesa, conocido en todos los rincones de nuestra región por los que recorrió prados, plazas, tabernas y escenarios diversos, logrando que sonasen esas tonadas propias de la tierruca. Lo hizo como solista o con los grupos de su creación como Alegría Cántabra, el Ochote Los Avellanos o ese excelente coro al que perteneció desde muy joven y acabó dirigiendo, el Coro Ronda Garcilaso, baluarte y referente de la canción montañesa.

Hablar de Julián, el Malvis, en estos momentos puede resultar redundante, pues mucho se ha escrito en prensa, en redes y escuchado por radio, en tertulias, charlas y encuentros informales sobre él. La noticia del fallecimiento del Malvís nos ha dejado consternado a todos quienes le conocíamos y ha sido un foco de atención mediático a nivel local y regional en estos días, recordando anécdotas o alabando su extraordinaria calidad artística como juglar.

Siendo más que evidente su elevada categoría como cantante – pues gozaba de una prodigiosa y fuerte voz- que le permitía cantar todos los géneros; los que tratamos con él podemos constatar su prominente condición humana que no le va en zaga como cantante.

Ha sido una persona sumamente generosa que, tras ese aparente tic arrogante que alguno haya podido percibir, escondía una personalidad sensible, solidaria, siempre dispuesta a ayudar y amigo de sus amigos. En lo que refiere a la Asociación Sociocultural Polanco –que tengo el placer de presidir- no podemos más que expresar agradecimiento. Siempre que se le requirió estuvo presente; colaboró en muchas y variados eventos, todos de gran relevancia para nosotros y para el municipio, que no reseño por no alargarme.

Me cabe destacar su papel docente en enseñarnos “las marzas”, prácticamente todo nuestro repertorio marcero se lo debemos a él. Siempre dispuesto, no sabía decir “no”, y tengo la sensación de que no sólo disfrutaba con nuestros eventos, sino que paradójicamente agradecía contásemos con él. Su generosidad para con nosotros era similar a la que tenía para con los vecinos en la taberna a la hora del blanco, donde no necesitaba ser empujado para deleitar con unas entonás que siempre iban acompañadas de las voces de algunos parroquianos y, naturalmente, de las frascas de blanco que, una tras otra, iban saliendo de la cuba… Lo hacía porque le apetecía, porque lo disfrutaba. Excelente amenizador en la taberna, transmitía alegría y buen humor. Como es natural, esa predisposición genera un sentimiento de gratitud inconmensurable.

Y aunque Julián es “el Malvís de Tanos”, pues en Tanos nació, sazonó su infancia y juventud que aderezó con las danzas, el cante y los bolos, ingredientes de la esencia de nuestro folclore y arraigadas tradiciones, de Tanos siempre alardeó ser. Muestra de ello es su canción “Soy de Tanos”, cuya letra dice: (…) soy de Tanos/rincón incomparable de mi Cantabria…

50 AÑOS EN SOÑA

Mas, no hemos de olvidar que en Polanco vivió cincuenta años, dos tercios de su vida y, por supuesto, a Polanco quiso; aquí construyó la mejor obra de su vida: la familia, con su esposa Mª Jesús y sus hijas, Maica y Mariajesús.

Nos lo deja escrito en la letra de su canción “El día de San Roque”: (…) Cerca de Polanco, conocí una moza/ que al muy poco tiempo sería mi novia/ Hoy es mi mujer, vivimos en Soña,/ tenemos dos niñas que son una gloria

Igualmente nos deja muestra del cariño que sentía por Polanco con su canción, “Polanco pueblo querido”: Polanco, Rumoroso, Mar, Soña y la Cadena/ Posadillo, Requejada y Rinconeda, olé pueblo querido/ Puebluco de mi alma, Polanco mío/Por lejos que me encuentre nunca te olvido,/olé pueblo querido.

Hay más canciones suyas que aluden cariñosamente a Polanco. No cabe por menos, evidenciar que tanto Tanos, como Polanco son sus terruños de corazón, aunque su afecto de pertenencia se dimensiona más allá de estos dos pueblos; lo dice la canción: Montañés, soy de la montaña…

Para un folclorista como Julián que mamó desde pequeño la esencia folclórica, que reconoce a Tanos como cuna del folclore, tal como dice en su canción “Soy De Tanos”: Eres rico en tradiciones/ eres cuna del folclore/ eres fuente inagotable de danzas y cantadores… No tiene que haberle supuesto dificultad vincularse a Polanco, su pueblo, su hogar, pues respecto a las tradiciones folclóricas, ambas localidades vienen a estar a la par. Comentaba D. Sixto de Córdova y Oña que JM Pereda decía aquello de que: los de Polanco cantan siempre y en todas partes. Tradición de cante, Polanco ha tenido; de hecho, actualmente, cuenta con dos Coros: La Cagiga y San José. La tradición de danzas viene de largo; a lo largo del SXX ha tenido varios y reconocidos grupos de danzantes; Polanco siempre ha tenido culto por el deporte vernáculo de los bolos, no han faltado boleras para echar ¡A los gananciosos!… Y Polanco es uno de los primeros municipios que recuperan, desde los años 80, la tradición de cante y ronda marcera.

En Polanco me consta que Julián ha disfrutado de su familia, de sus fiestas, de sus gentes y de la casa junto al monte. Sin embargo, tengo la sensación de que Polanco no ha sabido corresponder, prestándole el reconocimiento que merece. Ahora es tarde… pero, más vale tarde que nunca. Apoyaremos cualquier iniciativa que venga de donde debe venir, del Ayuntamiento de su pueblo y el mío.

Julián Revuelta, el Malvis de Tanos que voló a Polanco y anidó en Soña, es tal como canta a la Virgen Grande, en la “Canción a Torrelavega” ¡Grande por todo y en todo!… Amigo Julián, todo nuestro agradecimiento, y al igual que liberaste de la jaula, por encontrarse triste y no cantar a aquél malvís cantarín que recogiste en los zarzales junto al Viar, que tú espíritu, libre de tu cuerpo, vuele alto, alegre y cantarín por los confines de nuestra Cantabria.

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