Antonio Ontañón retrata en sus cuentos militantes historias de lucha y rebeldía en Santander

La Vorágine critica la derogación de la Ley de Memoria Democrática
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La librería La Vorágine acoge este viernes a las 19.30 horas la presentación de los ‘Cuentos militantes’, de Antonio Ontañón Peredo, editado por la propia Vorágine dentro de su colección Memorias insurgentes.

Los Cuentos militantes de Antonio Ontañón Peredo son, explican, “los relatos de nuestras vidas·. ·Es probable que nosotras no viviéramos lo mismo, ni en la misma calle, ni con padres y madres similares, ni con maestros tan siniestros como los de Antonio. Pero lo que es seguro es que el barrio, la ciudad, los vecinos en los que /con los que habitamos sí están compuestos de memoria, de silencios y de huellas similares”, añaden.

Son 14 cuentos transcurren en el tardofranquismo en la ciudad de Santander y en los tiempos aún hoy edulcorados de la Transición.

En ellos, el autor nos regala una mirada íntima de las militancias desde los recuerdos infantiles y juveniles, un narrar donde la cocina y celda de comisaría configuran la cartografía de las mujeres y hombres anónimos que contrarrestaron aquella España gris y brutal contra las disidencias.

Antonio Ontañón Peredo (Santander, 1963) es autor de diversos libros y artículos sobre la relación del arte con la memoria y la ciudad contemporánea (Memoria colectiva y transformación urbana, editorial escola Massana, 2010), y dirige la revista de arte y cultura contemporánea Situaciones, premio de la Asociación de Críticos de Cataluña 2014.

Es doctor en Historia del Arte y profesor de historia y teoría del arte y el diseño contemporáneos en la Escola Massana de Barcelona, centro adscrito a la UAB.

También imparte clases sobre crítica de arte y cultura en colaboración con el grado de Periodismo de la UAB y ha sido cofundador de la Escuela de Historia del Arte de Barcelona (ESHAB).

Su trabajo es un rescate de una memoria más reciente de lo que parece, en tiempos en los que la recuperación de la memoria se quiere condenar hasta institucionalmente, con la anunciada derogación por parte del Gobierno de Cantabria de la Ley de Memoria Democrática aprobada la legislatura pasada.

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En este sentido, La Vorágine emitía un comunicado en que denuncia este paso y apuesta por “seguir haciendo pedagogía para develar el origen franquista del poder, pero también de los traumas que arrastramos como sociedad.

“Las leyes de memoria histórica en España tienen una lamentable y corta vida. Incumplidas sistemáticamente, incluso por los partidos que las aprueban, son parte de ese paquete legislativo que se utiliza como munición en la llamada “guerra cultural” pero que no parece susceptible de cumplimiento”, explican.

Y reivindican que la memoria histórica, en realidad, sólo ha sido rescatada, defendida y difundida por la sociedad civil. Supervivientes, familiares, asociaciones memorialistas y defensoras de derechos humanos “han hecho lo que el Estado autodenominado democrático ha esquivado desde que el dictador decidió morirse·, apuntan.

Ponen como ejemplos los nombres de las calles o monumentos en pueblos y ciudades, “que siguen homenajeando a los protagonistas de la pesadilla contra la ciudadanía” (porque frente al argumento de que las calles reflejan la historia en sus nombres, lo cierto, y se comprueba cada vez que muere una personalidad relevante, es que poner un nombre a una calle o plaza, o o levantar una escultura, es un homenaje y reconocimiento).

También recuerdan las víctimas de desaparición forzada, cuyos cuerpos son rescatados y —cuando aún es posible— identificados “a cuenta gotas”, o el maltrato a estos temas en la educación público.

“De los otros tres elementos de la fórmula básica de los derechos humanos —la verdad, la justicia o las garantías de no repetición— no hay rastro en este país construido sobre el olvido y la convivencia con lo(s) innombrable(s)”, resumen.

Respecto a la Ley que será derogada, por el trámite de urgencia, lamentan que ya antes del cambio de Gobierno se avanzó “muy poco” en su implementación y que ahora se contribuye desde Cantabria al “retroceso global en materia de derechos humanos básicos.

También critican que a la hora de presentar la derogación de la Ley por parte del diputado Iñigo Fernandez, “la palabra ‘democracia’ apareció tantas veces como ‘libertad’ en el de Isabel Díaz Ayuso”. “Dime de qué presumes…”, apostillaron, advirtiendo de que se podrá derogar la Ley, pero no la memoria.

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