La Junta de Personal Docente No Universitaria, que agrupa a representantes sindicales de los docentes cántabros, ha aseverado que la aparición de las grietas “significativas” en el patio del colegio Menéndez Pelayo en Santander, que obligó hace dos semanas al cierre de esa parte del centro, es un “reflejo” del “abandono estructural” que ha sufrido el centro durante años.

Y del que responsabilizan a las autoridades, en particular, la Consejería de Educación y el Ayuntamiento de Santander.

Desde la Junta de Personal lamentan que el estado del colegio “afecta gravemente tanto al desarrollo educativo como a la seguridad de su alumnado y personal”, y se suma a las “justas” reivindicaciones del AMPA del colegio, que, recuerdan, “lleva tiempo reclamando intervenciones urgentes y efectivas para solucionar los problemas estructurales que ponen en riesgo la integridad física de sus hijos y del personal docente”.

Junto a la exigencia de un plan de intervención “inmediato”, extienden la reivindicación a otros centros educativos públicos con problemas similares de “deterioro y abandono”. “La falta de inversión y mantenimiento en las infraestructuras escolares ha convertido a muchos colegios en lugares poco seguros y deficientes para el desarrollo educativo de cientos de estudiantes”, aseveran, en lo que supone además de un deterioro de la calidad y un riesgo para la práctica docente, un mensaje de “desatención” hacia la educación pública.

Por eso exigen, tanto en Santander como en otros municipios, un plan de evaluación y restauración de las infraestructuras escolares, que incluya una asignación presupuestaria adecuada y un calendario de ejecución claro. Y que se desarrolle en diálogo con las comunidades educativas afectadas, incluyendo a las asociaciones de padres y madres y al personal docente y sus representantes.