ENTREVISTA

Recuerdos cuerdos y otras memorias sobre Les Luthiers (también en Cantabria)

La historia del grupo argentino Les Luthiers tiene una fecha fundacional -el 4 de septiembre de 1967- y una fecha de cierre: el 9 de diciembre de 2023. Cantabria les recibió ocho veces entre 1990 y 2017. Sus integrantes gustaron de la gastronomía local, de paseos por la Bahía y el Sardinero, excursiones a Comillas, Liébana, playas y museos. Carlos Núñez, el más entusiasmado del grupo con los moluscos y las aves de Cantabria, nos permitió charlar con él.
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Carlos Núñez malacólogo (Foto: Archivo Carlos Núñez)

Les Luthiers tras 56 años en escena mantuvieron un cierre virtual y afectivo a lo largo de este año 2024 que se está abriendo poco a poco. Ellos lograron “asirnos a la sonrisa”, un palíndromo que explica su fórmula artística.

Carlos Núñez Cortés (Buenos Aires, 1942), el formulador -químico de formación-, compositor, pianista y memoria del grupo, publicó recientemente una edición española de sus crónicas ‘luthieranas’: “Memorias de un luthier. Un recorrido por las obras de Mastropiero a través de los recuerdos de uno de los integrantes de Les Luthiers” (Editorial Libros del Kultrum). Un libro que hace sonreír y permite conocer las entretelas del grupo (llamadas también trapos limpios).

Carlos, viajero y penitente (perdón, impenitente) conoce bien las costas de Cantabria como erudito malacólogo -aficionado a los moluscos y sus conchas- y los Picos de Europa. Nos ha alegrado conferenciar con su autor.

A la izquierda, Carlos Núñez  con Gaudí en ‘El Capricho” de Comillas

Antes del nacimiento de Les Luthiers ya eras un afinado tenor, dominador de pianos y de un extraño objeto de viento: el tubófono silicónico cromático. ¿Qué recuerdas de estos años llenos de diversos aprendizajes musicales?

Habida cuenta de que ya han pasado casi 60 años del nacimiento de LL, mis recuerdos de esa época resultan cada vez más borrosos: algunas imágenes de mis experimentos de química, la lectura de las «Crónicas marcianas» de Bradbury, mis primeros conciertos de piano y la total indiferencia hacia mi persona de todas las muchachas de mi edad.

1967 fue el año en que te graduaste como licenciado en Química y nacieron Les Luthiers. ¿Cómo era entonces ese grupo de cantores que tocaban instrumentos informales?

¡Éramos tan jóvenes! Un puñado de coreutas a los que nos unía un intenso amor por la música. Recuerdo que el coro ensayaba en la Facultad de Ingeniería los sábados por la tarde. Luego del ensayo nuestra diversión consistía en reunirnos en la casa de alguno de nosotros para cantar y «hacer música». Claro que también había alguno que se ocupaba de comprar pizzas y algunas cervecitas.

Hace casi un año, el grupo participó en un comunicado que “Tras años de exitosa trayectoria, anunciamos nuestra despedida definitiva de los escenarios. Sentimos que hemos alcanzado nuestras metas”. ¿Cuáles crees que para el principal relator del grupo son sus logros, esas metas alcanzadas a largo de tantos años, tantas décadas, tantos siglos (bueno, solo dos)?

Nunca nos planteamos nuestro trabajo como si fuera una «meta» definida. El humor de Les Luthiers fue algo que se fue conformando lentamente. Nos encantaba lo que creábamos y percibíamos que además era valioso. Nuestro logro fue justamente ese, o sea, hacer llegar a una inmensa cantidad de gente una diversión noble e inteligente.

Memorias de un luthier” son las memorias de Les Luthiers condensadas en cincuenta recuerdos alrededor de cincuenta obras. Una elección personal en la que se notan tus predilecciones. ¿Cuáles son tus predilecciones preferidas?

A la hora de seleccionar las obras que irían a formar parte de mi libro, consideré aquellas que tuvieran «algo que decirme». Podría mencionar perfectamente algunas premisas. Por ejemplo, el género parodiado (Les Luthiers escribió música en más de 150 géneros diferentes), el uso de instrumentos informales (cosa que el público adora), el virtuosismo de algún arte especial o extravagante puesto en escena, la gracia de la obra, etc. Justamente es la sumatoria de todas esas condiciones lo que configura el estilo «luthier» y que luego hará las delicias de quien asiste a uno de nuestros espectáculos.

“Fundado por Gerardo Masana”, frase que se repite en todos los programas de mano. Masana solo pudo vivir (falleció en 1973) el comienzo del éxito del grupo. Tú te has preguntado: “¿Te imaginas si El Flaco pudiera ver todo esto?”. ¿Qué recuerdos tienes de Gerardo?

Claro que me lo he preguntado, muchas veces, y siempre me asalta la misma sensación: es algo que se parece a una injusticia. Mi querido amigo no vivió para disfrutar del éxito de Les Luthiers. Gerardo no solo era un gran tipo, fue el primero en escribir una parodia, inventar un instrumento informal, de acercarse a cada uno de nosotros para que lo acompañáramos en la diablura que estaba concibiendo. Gerardo fue el big-bang de Les Luthiers. Pero lo disfrutó muy poquito.

–  El gran personaje que atraviesa toda la obra del grupo es Johann Sebastian Mastropiero. Creo que sueñas todas las noches con él. ¿Quién es, quién fue, quién será, será?

Mastropiero comenzó siendo el alter ego de Gerardo Masana, pero acabó convirtiéndose en la resultante promedio de los integrantes del grupo. Mastropiero es el responsable (¿el culpable?) de todas nuestras obras. Si bien es un personaje ficticio, a esta altura la gente tiene la sensación de que existe de verdad. Es un personaje terriblemente contradictorio, querible por sus virtudes, pero sobre todo por sus falencias. Todo él es un oxímoron.

Pregunta tópica y atópica: ¿Cuál era y es la fórmula imbatible del éxito de Les Luthiers?

Es muy simple. Se reduce a considerar al público como un ente inteligente y brindarle -por consiguiente- un entretenimiento ídem.

Cuentas que lo más difícil -y lo más placentero- que has hecho en tu vida es tocar en el Teatro Colón de Buenos Aires con una orquesta detrás. ¿Cómo fueron esas tardes inolvidables?

Tocar el piano ya es un placer, pero tocar un concierto para piano, con una sinfónica que te acompaña, es una delicia inimaginable. Recuerdo esa sensación, era rogar que no acabara nunca. Que la partitura siguiera y siguiera… Pero claro, en la vida todo es fugaz y efímero y uno debe concentrarse y disfrutar esos minutos mágicos.  Les Luthiers me regaló varios de esos momentos y yo tuve la suerte de estar allí.

¿Vas a seguir escribiendo?

No lo creo. Lo que sí voy a seguir haciendo es colaborar con los grupos de estudiosos de Les Luthiers, como los programas de podcast y de divulgación de nuestra obra. Hay mucho para hacer allí y yo tengo un archivo muy completo de toda nuestra historia.

Carlos Núñez en ‘Serenata astrológica’

Gracias, Carlitos: “Hay que seguir viviendo… con humor”.

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