Matrix

Iñaki Vía es portavoz del colectivo Derecho Subjetivo
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Doy por supuesto, mejor dicho, por sabido, que ni dios se ha leído el bodrio esperpéntico que resulta ser el texto del « Anteproyecto de ley de vivienda para Cantabria» que ha presentado el PP.

Un texto que resulta que también entusiasma a otras formaciones, hasta tal punto que se refieren a él como algo » con aspectos positivos , aunque mejorable».

Puestos a opinar , y en vista de que cualquiera puede hacerlo, diremos nuestro parecer.

El único aspecto positivo de un engendro como una catedral de grande  es que aún no ha entrado en vigor.

Cuando entre , gracias a quien lo ha parido y a las comadronas que asistirán el parto , Cantabria estará definitivamente abocada al abismo. Miles y miles de cántabros no accederán jamás a una vivienda.

Y como no somos de ésos que no señalamos los motivos por los cuales decimos las cosas, vamos a enumerar unas cuantas de esas que tan interesantes parecen a los políticos de las diversas derechas. Esas que ya apenas se distinguen.

Esas que se sitúan abiertamente en contra de la Constitución, consagrando la especulación como una práctica » interesante, aunque mejorable».

Porque de eso y no de otra cosa habla el texto aberrante presentado sin pudor , y que tanto ha entusiasmado a algunos.

Pero vayamos a lo concreto.

Se nos presenta un texto que, lejos de consagrar el carácter social de la vivienda, lo hace presentándola como un bien de mercado.
Un objeto con el que ganar pasta.
Cuanta más, mejor.

Insiste en no poner coto a los métodos y prácticas especulativas que nos han abocado a la situación actual.

No impide que se dedique vivienda que se construyó con otro fin, al negocio turístico.

Y cuando decimos que se construyó, afirmamos que la construimos entre todos.

Me explico. Cuando se construyen edificios, bajo licencia administrativa, se construyen barrios, pueblos, ciudades.
Y se dotan de servicios tales como colegios, guarderías, ambulatorios , paradas de bus , etc, etc ..
Para eso se concede licencia. Para su uso residencial.

No para que unos espabilados hagan negocio especulativo, con el esfuerzo de todos y la connivencia de políticos , dedicando esas viviendas a alojamiento de turistas.

¿Qué interés defienden ésos políticos?
El general desde luego no.
Más bien pareciera que participan del negocio.

Igualmente, el infumable texto dedica un capítulo a la ocupación.
Un problema que afecta al 0,05 % de las viviendas, la inmensa mayoría propiedad de grandes tenedores que, por supuesto, las mantienen vacías.

Y a la par, proponen que empresas privadas administren edificios levantados sobre suelo público, durante un periodo de 75 años, con el eufemismo de llamar » gestión » a lo que es simplemente negocio.
Más especulación con la vivienda.
Algo expresamente prohibido por la Constitución.

Esos partidos, ¿son constitucionalistas?
Pues lo disimulan mucho.

Podríamos seguir prácticamente línea por línea, señalando lo que se nos viene encima.
Pero aburriríamos y ocurriría como con el anteproyecto: nadie lo leería.

Pero señalamos, más bien, damos la voz de alarma, de lo que rezuma en cada palabra.

Perpetúa los usos actuales.
Esos que nos han abocado a la situación actual.
No intervienen bajo ningún concepto, ni poco ni mucho, el mercado.
Seguirá siendo la ley de la jungla, a beneficio de empresas y especuladores, que sangrarán y condicionarán el futuro de la clase trabajadora.

En ningún momento plantea preocuparse por la actual emergencia habitacional y encomendar a los ayuntamientos que implanten un protocolo para hacerla frente.

Los bancos y grandes tenedores, seguirán dando ingentes beneficios a unos pocos, merced a la próxima oleada de desahucios que vendrán cuando cese la moratoria de los mismos y se lancen como buitres sobre los despojos de miles de familias.

Y entonces, será tarde.
Los PP, y los pepitos, habrán conseguido el beneficio de unos pocos, y habrán hundido a todos los demás.

Con una ley que despeja con un patadón largo, la posibilidad de los cántabros a disfrutar del Derecho Subjetivo a una vivienda, convirtiéndoles en ciudadanos de segunda.

Y mientras tanto, seguimos sin despertar , como si se tratase de una realidad paralela y la cosa no fuese con nosotros.
Dejando que se perpetre un atentado social que aún estamos a tiempo de evitar.

De no ser así, nosotros y los nuestros, sufriremos las consecuencias.

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