Ricardo Cavada trae su ‘viaje’ a la Galería Juan Silió

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La trayectoria artística de Ricardo Cavada está irremediablemente unida a la de la galería desde su fundación en 1988 por Fernando Silió. El lazo de confianza que surgió entre ambos desde su primera exposición al año siguiente, se mantuvo intacto al tomar Juan Silió el relevo en la dirección, y continúa hasta hoy, envuelta en una profunda amistad y mutua admiración que supera con creces lo estrictamente comercial.

Estos treinta y seis años de relación artista-galerista suponen sin duda un largo viaje en el que el mundo iba cambiando mientras el artista desarrollaba con ahínco su oficio, buscando su estilo propio y sincero a la vez que también iba madurando como persona. Comenta Cavada que en sus inicios pintar era una lucha constante, durísima y determinada por la necesidad de demostrar lo que uno es capaz de hacer. Pero poco a poco, a base de trabajo y persistencia, alegrías y también desengaños, fue llegando a pintar desde una actitud más reflexiva y tranquila, más reposada, aprendiendo a escuchar al cuadro mientras va surgiendo, llegando a ser un transmisor de un arte que parece dictado no se sabe muy bien desde dónde. Y a veces incluso, como muy bien explica, llegar a ese momento feliz y emocionante de acabar una obra y sentir que surgió la chispa, que sucedió ese estado de gracia que da como resultado un buen cuadro donde todo funciona y nada sobra ni falta.

En este largo viaje, el artista avanza disfrutando el trayecto pues, como advierte el poeta Konstantínos Kaváfis en su Ítaca, son el camino y sus paisajes, el aprendizaje, las aventuras y los encuentros los que realmente han de importar al viajero. Y si en tan emblemático poema, Ítaca es metáfora del viaje interior, del propio discurrir de la vida, no olvidemos que en La Odisea Ítaca supone el origen, el hogar al que necesita volver el héroe por muchas dificultades que se interpongan en su camino.

Ricardo Cavada hace este viaje hacia la pintura pura, poniendo de su parte la honestidad original como creador, desoyendo los cantos de sirena de la modernidad y las nuevas tecnologías, del tiempo vertiginoso y la velocidad perversa, de las demandas del mercado y las modas, siempre cambiantes y desorientadoras. La brújula del artista y su meta han de mantenerse firmes.

Tras un breve periodo de experimentación y búsqueda a través de estilos más figurativos y expresionistas, Cavada intuyó pronto su querencia hacia la abstracción, por ser más libre y abierta, y dirigió sus pasos hacia una pintura desnuda de narratividad en la que el color, la composición y los recursos estrictamente plásticos (textura, pincelada, veladuras…) hablan directamente a la emoción y también al intelecto.

Los cuadros que se muestran de este singular viaje, están realizados casi en su mayoría en los últimos cinco años y demandan silenciosamente al espectador un ejercicio de contemplación serena, de la búsqueda del sutil detalle, de la mirada atenta en el discurrir del pigmento sobre la superficie, de los encuentros cromáticos y los juegos de intensidades. Le propone finalmente, disfrutar de la PINTURA, con mayúsculas.

Ricardo Cavada (Pontejos, Cantabria, 1954)

La pintura de Ricardo Cavada ha sido definida en ocasiones como expresionista, gestual, sintetizadora, abstracta, esencial, silenciosa, geométrica, reflexiva, minimalista, reduccionista, etc., y lo cierto es que integra todas esas características que, de una u otra forma, han ido encontrando

Su obra se encuentra presente en gran número de colecciones de ámbito nacional destacándola Fundación “La Caixa, Fundación Coca-Cola España, Colección CAC Málaga, Colección Unicaja de Málaga, Colección Norte de Arte Contemporáneo, Colección Testimoni de La Caixa, Ministerio de Asuntos Exteriores, Colección del Banco de España, Museo Municipal de Bellas Artes de Santander, Colección Bergé en Madrid o Colección Arthur Andersen, entre otras. un lugar propio en su pintura, junto a un personal uso del color y una factura escondida por medio de transparencias, que dotan a su obra de una frescura inmediata y espontánea.

Por medio del estudio reiterado del color y la luz a través de infinitas variaciones de un elemento organizador básico, Cavada ha dotado a su obra de un lenguaje propio y reconocible que la ordena y organiza de manera clara y sistemática, dejando espacio para el juego lumínico creado por medio de la superposición. En su madurez artística se vuelca en la investigación pictórica, estableciendo un íntimo y personal diálogo con cada una de sus obras. Un discurso narrativo que ha evolucionado en las formas, pero que se ha mantenido siempre en esa búsqueda de la esencia, alejado de las distracciones y las modas, y que ha llevado a Ricardo Cavada a convertirse en un artista fundamental, con más de un centenar de exposiciones realizadas.

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