«Los mayores aciertos siempre van a venir del riesgo»
Aunque ya hay miradas puestas en la 75 edición del Festival Internacional de Santander (FIS), porque se espera algo muy especial, lo que llega ya es la 74 edición. Todo un mes con eventos musicales, teatrales, literarios y de danza. Difícil que el público que tenga alguna curiosidad no encuentro, al menos, un evento que le guste. Para ver toda la programación y poder comprar entradas o abonos, está la página web oficial del FIS.
Todo el equipo que organiza el FIS está ya en ese momento de mucha carga de trabajo para que todo lo que han programado salga bien, hasta el último detalle. «Si en estas fechas estuviésemos muy tranquilos, mal iría la cosa», dice Cosme Marina, director del FIS, en una entrevista concedida a EL FARADIO.
Marina explica que es importante entender cómo ha funcionado esto durante tantas décadas, poder mantener ciertos códigos, pero también abrirse a otro tipo de propuestas y públicos para conseguir enriquecer este evento. Remarca el gran apego que hay respecto al FIS en toda Cantabria y su capital, y destaca que el Festival «es uno de los grandes embajadores culturales de nuestro país y eso es muy relevante y siempre hay que destacar, porque a veces las cosas desde dentro no las vemos tan claras como cuando nos ponen los faros desde fuera, cuando nos miran a nosotros y esto es lo que nosotros vemos cuando hablamos con grandes artistas, con las formaciones que nos visitan, que todas conocen el festival, que todas quieren venir al festival». Eso les hace sentirse parte de la vida musical europea, pero contando, en general, con un presupuesto más bajo que otros eventos del estilo en otros países de Europa.
«Por una parte está el público y por otra parte están los artistas y estos dos elementos son los que convergen en un proyecto», resume Marina. Le gusta subrayar que «el turismo cultural es el perfil de turismo que todo el mundo ambiciona porque proporciona un valor añadido». Que haya mucha gente de fuera de Cantabria, y cada vez más de fuera de España, le parece un síntoma muy importante de lo que está consiguiendo el FIS. Y también es por contar con artistas que están empezando, pero que ya destacan, y eso hace que, cuando tienen una carrera más consolidada, sigan queriendo venir.
Pero también está el desafío de conseguir que haya público joven que se acerque al FIS. «Para mí lo importante es conseguir el relevo sin perder a los de siempre, eso es muy importante porque en muchos ciclos se ha apostado por unos trabajos, digamos, que han acabado casi expulsando al público de siempre y no se trata de esto», dice.
Así pues, el FIS intenta hacer algunas mezclas. Eventos originales que puedan atraer al público fiel y al que no tiene la costumbre de ir. Un ejemplo que pone Marina se producirá el 6 de agosto, cuando, en el Palacio de Festivales, Le concert de la Loge interprete ‘Las cuatro estaciones de Vivaldi’, pero lo haga con la compañía de baile Käfig, que tiene preparada una coreografía con danzas urbanas. Serán dos mundos muy lejanos unidos en el escenario. «Este tipo de proyectos son como un puente, también entre los públicos. El mundo de la danza en esto nos ayuda mucho también, pero hay otras mezclas u otras interacciones que podemos hacer».
Cree Marina que deben atreverse a hacer este tipo de cosas, y no fiarse de quien se limita a decir que eso en Santander no puede funcionar. «Los mayores aciertos siempre van a venir del riesgo», defiende. «El FIS, que no deja de ser una fundación pública, tiene en este sentido una obligación cultural con su entorno, con el patrimonio y con el mundo de la cultura en general. Esto nos obliga a funcionar con unos parámetros que no son desde luego los del rendimiento económico, los rendimientos son sociales y culturales, porque desde luego la Fundación del Festival Internacional de Santander es una fundación sin ánimo de lucro. Es decir, si un año sobra algo de dinero, inmediatamente se invierte automáticamente en el festival y en más espectáculos y más proyectos», añade. Y recuerda que la taquilla tiene un peso muy importante en la financiación del FIS, pero sin olvidar esa responsabilidad de intentar agradar a diversos paladares.
Marcos Históricos
Por ejemplo, también, a quienes gozan de los Marcos Históricos, una sólida seña de identidad del FIS. Sirve para descentralizar el evento, que no todo se desarrolle en Santander (Palacio de Festivales y Centro Botín son las dos sedes en la capital) y también ofrece unas experiencias muy singulares y de gran disfrute para el espectador. Marina reivindica que «el FIS ha sido pionero en esto en nuestro país. Ha sido el primer festival en hacer música en el ámbito rural, fuera de los grandes núcleos de población, y esto ha sido una cuestión que luego se ha copiado en multitud de festivales». La unión de la música y el patrimonio, pues la mayor parte de las actuaciones se producen en iglesias de varios municipios.
El director del FIS dice que «el que va a Marcos Históricos una vez sigue y sigue yendo y además lo sigue haciendo de una manera muy peculiar, porque lo que mucha gente hace es que en cuanto sale la programación lo que hacen es apuntarse cuatro o cinco sitios y hacerse su propio abono de Marcos Históricos para poder ir viendo a lo largo de diferentes iglesias. Hay quien escoge por las obras a escuchar y hay quien escoge por los sitios». Y añade que esto provoca también mezcla al público local con el que está de veraneo, conciliando «dos mundos que, al final, gracias a la música y gracias al patrimonio, acaban siendo uno solo, que es de lo que se tratan los conciertos».
La idea que también refleja Marina es la de que «el FIS lo hacemos todos y entre todos y es una responsabilidad que nos compete a todos, a los que estamos trabajando en él, pero también a la sociedad en su conjunto».
El viernes se levanta el telón.