Aunque el crecimiento es lento, la cooperativa comercializadora de energía renovable de Cantabria sigue subiendo en cuanto a socios, ofreciendo una manera más limpia de consumir energía, con transparencia en cuanto al precio, que es el justo para que la empresa no pierda dinero, y dando voz a sus socios cooperativistas.

Jorge Alonso dice, en una entrevista concedida a EL FARADIO, que en Solabria están «contentos» por cómo van las cosas, pese a que han tenido que sufrir, como todas las cooperativas, las consecuencias de la crisis energética de años pasados, porque lo que ocurrió es que las grandes empresas salvaron el bache con beneficios gigantes, mientras que las cooperativas como Solabria no pueden competir con las ofertas que aquellas hacen. Ofrecen el precio justo para que la empresa ni pierda dinero. La honestidad como marca distintiva.

Por eso Alonso ve que «mucha gente que no está a favor de nuestro modelo ha venido a Solabria y se ha quedado». Tienen voz y voto, y saben que el precio va a ser siempre el mínimo posible, mientras otras empresas aprovechan su posición de fuerza para hacer ofertas inigualables, pero que son posibles gracias a que otros clientes de esas mismas compañías están pagando más de lo que deberían.

La cooperativa trata de seguir ayudando a entender estas complejidades mejor. Por ejemplo, la factura de la luz, ya sea de ellos o de otra empresa. Saben que es algo muy difícil de entender, pero creen que merece la pena el esfuerzo. «Asesorar y ayudar» como lema. Lo que pueden ofrecer es ser más sensibles, más cercanos y dar una atención más personalizada.

Se aseguran de que la energía que ofrecen es 100% renovable, y tratan de traerla del sitio más cercano posible, pero, además, son «partidarios de que cada uno tenga su instalación de autoconsumo en casa». También colaboran «con gente que quiere llevar a cabo comunidades energéticas», por lo que el objetivo lleva a intentar ser más racionales con la energía y luchar contra el cambio climático.

Explica Alonso que estamos viviendo un auténtico ‘boom’ de la energía fotovoltaica, pero advierte de que esto debe crecer con un cierto equilibrio. Primero hay que aprovechar los espacios, en los tejados, por ejemplo, para que aumente el uso de energía renovable, antes que utilizar grandes extensiones de terreno para instalar placas solares, que es algo que está sucediendo más en el sur.

No tiene dudas de que el camino a seguir debe ser el de la colaboración, el aprovechar lo que alguien genera para poder abastecer a alguien que tiene cerca, casa o empresa, con lo que le sobra, con el excedente de energía. Y opina que resultaría muy ventajoso si las comunidades de vecinos consiguen aprovechar sus oportunidades para poder tener un sistema que les abastezca a todos.

El ejemplo que pone Alonso es muy simple y deja claras las ventajas del autoconsumo: el día del apagón él no lo sufrió, no se fue a negro, como sí le pasó a la gran mayoría de la población de la Península Ibérica.