Quienes analizan la contratación pública venían notando la progresión ascendente que venía experimentando la constructora cántabra COPSESA en el volumen de las obras que venía consiguiendo, y que, como un dominó, se vienen apoyando, adjudicación pública a adjudicación pública, sobremanera en el Ayuntamiento de Santander, en el movimiento anterior, con los casos de la rehabilitación del Museo de Arte de Santander o la reforma del Banco de España para ubicar allí el Archivo Lafuente.

Quienes desde hace tiempo vienen advirtiendo del efecto pernicioso de las bajas en los contratos públicos (cuando la administración fija un contrato en un precio y las empresas, a la hora de competir, lo rebajan, con el inciso de que no hace falta que se declare oficialmente como temeraria para que sea una baja importante, ya que el concepto de temeraria se fija en relación a las bajas que presenten los demás) se apoyaban, entre otros argumentos, en el inevitable descenso de calidad que supone querer hacer lo mismo por menos –de algún lugar tendrá que salir el descenso, por el nivel de la obra o por la calidad de los puestos de trabajo- o en que es una práctica que beneficia a las grandes, mejor dicho, las gigantes, de cada sector, que son las que se pueden permitir ese tipo de riesgos, perjudicando muchas veces a empresas locales.

Y, más o menos ese misma gente que sigue la contratación pública, contempló con interés la batalla por uno de los grandes contratos públicos de Santander –y uno de los grandes marrones políticos de las últimas legislaturas–, las basuras, prorrogadas tras llegarse a resolver el anterior contrato con SADISA (los dueños de la constructora ASCAN), en un movimiento que tiene también mucho que ver con el enfriamiento de las relaciones entre ambas partes (Ayuntamiento y empresa), que también en eso cualquier tiempo pasado fue mejor. Hablamos de 276 millones de euros y 10 años de contrato. Dinero, estabilidad y una sensación de prestigio de marca que abriría nuevas puertas adjudicadoras.

SENOR y COPSESA concentraron el 61% de las adjudicaciones de obras en Santander en 2024

Tras los distintos pasos de la licitación, COPSESA quedó situada en lo alto de todas las aspirantes. Y ahí se apreció una interesante competición: además de Prezero, la actual adjudicataria –sin concurso, por un contrato de emergencia que se ha convertido en rutina- , la rivalidad se quedó entre COPSESA, en alianza con FCC Medio Ambiente, y Oxital, en alianza con Acciona.

Primera observación: hace ya tiempo, desde la anterior crisis en la que las grandes obras de infraestructura se esfumaron, que a este tipo de contratos aspiran las grandes ingenierías, convertidas en multiservicios, es decir, en grupos capaces de prestar servicios públicos especializados (limpieza, jardinería, mantenimiento) que se mueven en contratos estables durante varios años. En este caso, dos grandes como FCC y Aqualia concurrieron aliados con empresas locales (unas aportan la potencia, las otras el conocimiento del terreno).

BATALLA ENTRE SAGAS POLÍTICO-EMPRESARIALES

Más allá del morbo en lo político-familiar de asistir a una batalla de sagas político-empresariales (COPSESA tuvo en su anterior dirección a un ahora exalcalde de Ramales de la Victoria y Oxital está ligada a los Huerta, cuyo origen está en un exalcalde de Santander), y comprobar que al final la balanza se inclinó por el STVismo en sentido literal, estaba por ver si finalmente COPSESA se haría con el contrato. La adjudicación hubiera marcado cumbre en una trayectoria ascendente que venía incluyendo contratos de asfaltados de viales y edificios públicos varios, hasta dar el salto de nivel que supusieron el MAS y el Banco de España, con sus correspondientes bajas y posteriores sobrecostes.

La reforma del Banco de España para el Archivo Lafuente se encarece en más de 2,3 millones

CUANDO LA BAJA NO ES TAN BAJA 

Hasta la fecha, las recurrentes adjudicaciones en Santander se venían apoyando en esa criticada técnica de las bajas económicas, una técnica que, además de todo lo mencionado, desvirtúa la competencia: te llevas la obra porque has ganado esa especie de puja a la baja, pero luego el inevitable –si hacemos caso a la experiencia- sobrecoste lleva a que esa baja nunca fue tal y, por tanto, la teórica ventaja conseguida fue artificial o, si se prefiere, sólo sobre el papel (burocrático).

Según refleja la documentación municipal examinada por EL FARADIO, COPSESA fue con una baja del 5,50% (lejos quedan las rebajas de hasta un 30% que hemos visto en otras obras), que no es despreciable teniendo en cuenta las cifras en torno a las que hay que calcular ese porcentaje. Pero la unión entre Acciona y Oxital bajó un poco más, un 8,17%, y esto le hizo conseguir la máxima puntuación: 89,05 puntos.

Más allá del precio, FCC–Copsesa ofreció una propuesta potente en medios, pero con debilidades en trazabilidad, electrificación, mantenimiento y protocolos operativos. En contraste, Acciona–Oxital sobresalió en sostenibilidad, digitalización y operativas específicas, presentando una oferta más sólida en innovación ambiental y gestión de detalle.

Pero en este caso la oferta económica perjudicó a la constructora de Ramales, cuya oferta técnica había logrado 63,05 puntos, pero cuyo poco ‘atractivo’ económico le llevó al bronce, por debajo no sólo de Oxital, sino de PreZero. A PreZero no le parece haber servido su conocimiento directo del servicio mientras lo ha prestado, y nadie duda del conocimiento del sector de los residuos que tiene Oxital, por encima del de la que no deja de ser una constructora que se había apoyado para el conocimiento en una gigante del sector, en lo que no deja de ser un símbolo de una progresión y para nada una merma en el tamaño conseguido gracias a las licitaciones comenzadas cuando la relación era directa entre compañeros de partido.

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