LA ENERGÍA DEL CAMBIO

Construir un polígono industrial en «la mejor zona húmeda de todo el norte de España»

La asociación ecologista Arca mantiene, como es habitual, varios frentes abiertos en la defensa del territorio de Cantabria. Desde Laredo hasta Oyambre, pasando por Galizano. En 'La energía del cambio', la sección en colaboración con Solabria, la cooperativa comercializadora de energías renovables en nuestra Comunidad, charlamos con Carlos García (Foto: ARCA)
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Tras más de 40 años de existencia, la asociación ecologista Arca sigue denunciando atropellos ambientales en diferentes lugares de Cantabria. Carlos García es uno de sus integrantes originales, y ve que hay cosas que se siguen haciendo mal a sabiendas.

Uno de los temas que está de actualidad es la creación de un nuevo polígono industrial en Laredo. García explica que se trata de un espacio situado en la desembocadura del estuario del Río Asón, cerca del espacio protegido del Parque Natural de Marismas de Santoña, por tanto es «la mejor zona húmeda de todo el norte de España, un lugar de interés comunitario, no es cualquier lugar, y se trata de hormigonar medio millón de metros cuadrados para hacer un polígono que no saben cómo llamarlo», dice en una entrevista concedida a EL FARADIO.

Este activista cree que es un error acometer un proyecto de este calado, sobre todo teniendo en cuenta que en Cantabria hay otros polígonos industriales con espacio para la instalación de empresas. Polígonos a medio llenar, desangelados, con un terreno que ya dejó de ser rústico para transformarse en industrial y que no termina de aprovecharse bien, mientras ahora se vuelve a intervenir sobre terreno llano y fértil para destinarlo a otro polígono que pueda correr la misma suerte.

García añade que no es realmente industria la que se instala en un lugar como este, sino que acaban siendo empresas de almacenaje y paquetería las que llegan, de ahí que pensar en llenar otros polígonos semivacíos podría ser una solución más recomendable. Pero tomar una decisión de gran calado es algo que ayuda a reforzar electorado, es la idea de hacer ver que se es capaz de hacer algo grande.

El miembro de Arca señala que este proyecto es innecesario, «en una zona inundable, tiene dos arroyos que lo atraviesan y que por la subida del nivel del mar, según los estudios de la Agencia de Cantabria, es zona en alto riesgo de inundación. Recordar lo que ha pasado en otras comunidades autónomas hace un año, estas cosas de las inundaciones», en referencia a la dana que provocó un desastre en la provincia de Valencia, con 229 personas fallecidas, hace ya casi un año.

Le recuerda a La Pasiega, el proyecto que se está ejecutando ya en Piélagos y que también es innecesario. García subraya que, siendo Íñigo de la Serna ministro de Fomento, desde ese Ministerio ya se dijo que no tenía «ningún interés para el desarrollo portuario de Santander. Y lo demostraban con la función de los puertos secos, que tienen que estar a 300 o 500 kilómetros para concentrar carga y descarga», y no junto al propio Puerto. Ahora se construye como si fuera de vital importancia, porque hubo un «cambio de prioridades». «Lo que hay en este caso de la pasiega son personas cercanas al poder, que compraron barato y fueron pagados cuatro veces el precio del metro cuadrado. Es decir, es un tráfico, una información privilegiada, que beneficia económicamente a gente cercana al poder», asevera.

En Laredo, García ve que van a terminar con lo poco que les queda de terreno natural, después de ser un municipio que se abrió al brutalismo urbanístico hace medio siglo, construyendo grandes torres que quedan vacías en invierno, con un macropuerto deportivo que «cuatro veces más pequeño hubiera bastado» y, en un futuro próximo, con un polígono industrial que supone expropiación de viviendas y situarse, en parte, sobre una zona natural de alto valor paisajístico.

Para Arca sería mucho mejor destinar el dinero del polígono en cosas que son más necesarias para la ciudadanía, como un refuerzo en la Sanidad o la Educación públicas, o también en depurar las aguas de Galizano. Este ha sido otro de los puntos donde este verano se ha puesto el foco por un vertido de aguas residuales que ha terminado en la playa de esa localidad de Ribamontán al Mar, afectando a decenas de personas que acudieron allí para bañarse.

La explicación de Arca es que se usa en la ganadería «un abono líquido que se filtra mucho más y mejor en los praos, y eso acaba saliendo a la ría y acaba en la playa». Pero además cuenta que a la playa de Los Tranquilos, en el mismo municipio, en Loredo, llegan aguas fecales.

«El tema de la depuración en Cantabria anda mal», sostiene García. Depuradoras obsoletas o que no pueden funcionar a su máxima capacidad, ayuntamientos que no tienen capacidad para gestionar ese tema sin ayuda… Son problemas que se complican en algunos lugares por la masificación turística en verano, cuando unas infraestructuras tienen que hacer frente a una población que se duplica. Ribamontán al Mar y Laredo son dos ejemplos de ello.

Otro de los puntos en los que trabaja Arca es en el Parque Natural de Oyambre, para intentar que haya una regularización y una ordenación del espacio, y que no se vea atacado por quienes quieren construir grandes viviendas o pernoctar en él a bordo de sus autocaravanas. «Si tú no ordenas, entonces la gente actúa de manera individual y te impone su ley», denuncia García.

Preocupación por la proliferación de parques eólicos

Respecto a la extensión de energías renovables en Cantabria, Arca dice que «este verano hemos estado atentos a la tramitación de los polígonos eólicos que han salido, que han seguido su tramitación». Son muchos los proyectos presentados, algunos ya tumbados, otros que siguen adelante.

La asociación ecologista dice que ha presentado alegaciones a seis proyectos en zonas como Mataporquera y Valdeolea, «zona de oso pardo, zona de Hayedos, con una riqueza impresionante de fauna, de flora y que justamente colgó ahí tres parques», cuenta García.

Además de eso, Arca se ha sumado también a las luchas vecinales que pretenden frenar el Parque de Benavieja, que es uno de los que ha tenido informe desfavorable por parte del Gobierno de Cantabria. Se trataba de un proyecto que comprendía una gran porción de territorio, desde Liérganes hasta Villaescusa. La asociación ecologista colaboró con colectivos vecinales para poder hacer mesas informativas a los vecinos que podían verse afectados por la instalación de ese parque.

Nueva acción en contra del Polígono eólico del Escudo

El pasado domingo, los Colectivos Vecinales en Defensa del Territorio convocaron una nueva marcha en las Antenas del Escudo para hacer un breve recorrido por las obras que están teniendo lugar para, como declaran, “a pesar de las múltiples alegaciones vecinales, técnicas e informes de impacto ambiental, además de la cuestionable o nula legalidad de las mismas, poner en pie el Polígono Eólico del Escudo”.

Medio centenar de personas acudieron a la cita a pesar de las inclemencias del tiempo y la localización del lugar. Según detallan, “a las 10:20 se inició el recorrido, con una escolta de cuatro vehículos de la Guardia Civil, además de representantes de la empresa Iberdrola y algunos guardias que nos dan su beneplácito para hacer el recorrido no sin invitarnos a tener un comportamiento ejemplar, no tocar nada, no hacer daños al material. El recorrido comenzó encabezado metros más adelante por un vehículo de la empresa”.

El propósito de la marcha, como habían notificado y comunicado públicamente de manera previa, era el de mostrar nuevamente el tremendo destrozo que está teniendo lugar, la impune muestra de injusticia y ecocidio que atenta directamente contra el territorio y sus habitantes en forma de gigantescos aerogeneradores. Como se aprecia en las imágenes que están difundiendo, las obras ya adquieren unas dimensiones gigantescas, varias de las estructuras eólicas se alzan sobre un terreno totalmente degradado y destrozado donde las turberas han sido sustituidas por grava, arena y cemento. “Aunque algún cartel de 30cm x 20cm parecía jactarse advirtiendo de zonas de protección medioambiental”, apuntan.

Según detallan, la marcha trascurría con normalidad cuando se decidió seguir por el recorrido prefijado que pasaba por encima de una cinta de plástico roja y blanca, que previamente se encontraba ya a ras de suelo porque había sido retirada por miembros de la empresa de seguridad contratada con Iberdrola. Afirman que uno de los vigilantes dio permiso para que continuasen y se procedió a ello, para poder llegar bajo uno de los grandes molinos y poder así mostrar y ver con sus propios ojos lo que está sucediendo y quieren que suceda en este y otros territorios.

En ese emplazamiento, las personas que asistieron a la marcha desplegaron varias pancartas y se realizaron varias fotografías para mostrar a toda la sociedad lo que está ocurriendo in situ. Según relatan, tras comenzar a tomar las fotografías aparecieron varios vehículos, dos de la Guardia Civil y dos de la empresa. El grupo fue acusado de entrar ilegalmente en una zona privada, de no seguir las instrucciones de la empresa y de retirar la cinta que impedía el paso en el lugar. Por ello, se identificó a dos compañeros como organizadores. Desde Colectivos Vecinales en Defensa del Territorio, denuncian que “la actitud es la ya vista en tantas ocasiones, un claro posicionamiento favorable a la empresa, una absoluta muestra de banalidad hacia lo que está aconteciendo en el territorio y más boicots e intentos de empañar, manipular o manchar la reputación de aquellas personas que luchan por defender el territorio”.

Recuerdan que esto no es algo nuevo, ya que en 2023 se quiso acusar de la quema de material de la empresa a las mismas personas que subieron a denunciar las prospecciones que estaban teniendo lugar sin los permisos. Tras un rato de intercambio sobre estos aspectos, relatan que iniciaron la vuelta hacia la salida de la zona de atentado medioambiental, el polígono eólico El Escudo, lugar que no hace tanto fue un espacio natural donde fauna, flora, habitantes de la zona y visitantes hacían uso de él sin restricciones, sin destrozo, y sin ser vendido a esta “transición ecológica”. Tras la acción, destacaban que “seguimos en esta lucha, tanto la Sierra del Escudo como en el resto de los territorios de Cantabria. Polígonos eólicos no. Ni en tú pueblo, ni en el mío”.

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