«Ser periodista en Gaza es una situación que no se parece a ninguna»
No importa cuántas veces tenga que dar las gracias. Kayed Hammad es periodista y traductor, pero ante todo es un ser humano que contempla con horror lo que sucede en Palestina. Por eso agradece todas las muestras de afecto y las actividades que se organizan para intentar ayudar a su pueblo. «Tiene un efecto muy, muy importante, más de lo que la gente misma se cree, porque si no fuera por estas actividades internacionales en nuestra causa y los muertos nuestros habríamos entrado en un agujero negro y nadie sabría nada de nosotros», dice en una entrevista concedida a EL FARADIO.
Ahora estamos en una fase de plan de paz que Hammad denomina como «la trampa de Trump«, porque trata de hacer ver que ya no ocurre nada grave, que el conflicto se terminó y que las condiciones de vida han mejorado. Pero la realidad está muy alejada de eso. Explica que «la ayuda humanitaria no llega al 14% de la necesidad de la gente, todavía se prohíbe la entrada de médicos internacionales, medicamentos, la gente, más del 80% viven en tiendas, encima del escombro, pero eso si tiene una tienda, y le falta de comer, de beber, agua potable, falta todo». Por eso cree necesario que la sociedad civil se siga movilizando.
Hammad ya no vive allí, pero vive permanentemente conectado son su país. «Tengo ahí hermanos, hermanas, sobrinos, y al fin y al cabo, tengo dos millones de personas que están sufriendo, entonces uno está aquí en España, pero el corazón está repartido entre Gaza, y Cisjordania, y España, entonces hay que estar siempre al día, y dentro de lo que se pueda», cuenta.
Contar lo que sucede dentro de Palestina es algo también muy arriesgado. «Ser periodista en Gaza es una situación que no se parece a ninguna, porque los israelíes consideran un periodista mucho más peligroso que un miliciano con Kalashnikov o lanzagranadas, mucho más peligroso, por eso ellos, desde el comienzo, han prohibido la entrada de periodistas internacionales, y han empezado a asesinar a todos los periodistas locales, han asesinado a 256 periodistas, pero eso es lo que está registrado. Hay gente, por ejemplo, que estaba estudiando primero o segundo, y en la guerra, como no hacía nada, se puso a hacer este trabajo, para que la gente se entere de lo que estaba pasando allí, y fueron asesinados. Entonces, en realidad, es mucho más que este número los que fueron asesinados. Llevar un casco, un logo, un chaleco antibalas, es como decir, aquí soy un blanco para los drones«, describe este periodista.
La evolución de las cosas parece conducir a que se decida lo que va a ocurrir en Palestina sin que los propios palestinos puedan decidir nada. Hammad lamenta que «están tomando decisiones por nosotros, y quieren hacer un gobierno que le llaman tecnocrático, pero es de colaboración con la ocupación, con la jefatura de Tony Blair, el criminal de Iraq, y todo lo deciden, nosotros no hemos estado en este acuerdo, ni ahora están defendiendo todo por nosotros. Y nosotros no tenemos más remedio que luchar contra eso».
En realidad, no es nada nuevo lo que sucede. Pero el nivel de barbarie sí que ha sido algo novedoso. «Llevamos 77 años luchando contra esos planes imperialistas, sionistas, con la colaboración de muchos jefes armados«, señala.
Y, hablando de periodismo, le preguntamos a Hammad por su relación con el periodista español Mikel Ayestarán. El periodista palestino ayudó al español haciendo las funciones de ‘fixer’, es decir, ser quien ayuda a quien no conoce bien el lugar para llevarlo a las zonas donde suceden las cosas que merecen la pena contarse. Un apoyo imprescindible para un periodista en una zona de guerra.
En estos dos últimos años, con el ejército israelí desatando la violencia en Palestina, la colaboración entre ambos se llevó a cabo a través de las redes sociales. Idearon que podían publicar los platos que cocinaba la familia Hammad cada día, por señalar que Israel estaba utilizando el hambre como una forma de guerra y violencia más cruel. Ese serial, publicado en la revista 5W, se llamó ‘Menú de Gaza’. Hammad dice que ahora «somos más bien hermanos».
Todo nació por las insistentes preguntas de Ayestarán, preocupado por si la familia comía todos los días y qué es lo que ponían en los platos. «No eran motivos de trabajo, de negocio, no, no, era preocupación por nosotros». Pensaban que ese serial duraría, a lo sumo, «un mes, dos meses, porque la guerra más larga era la del 2014, 51 días, resulta que nosotros hemos llegado a 500 días, y esta ha sido una idea, la verdad, muy bonita de Mikel, porque era un mensaje, primero no podían cancelarla por Instagram porque es un plato, no tiene imágenes, digamos, de violencia, no hay sangre, no hay armas, no hay nada, un plato de comida, pero este reflejaba muchas cosas, la resistencia en Gaza y cómo la gente intenta sobrevivir, y ha tenido este éxito, y ahora va a salir en diciembre el libro».
Este pasado verano Hammad logró salir junto a su familia más íntima del infierno de Gaza. Pero el deseo de que esto termine late sin parar en su interior.
En reconocimiento a su trayectoria, Kayed Hammad ha recibido este año el Premio Valores Humanos José Couso & Julio A. Parrado, otorgado por el Festival Internacional de Cine de Fuentes. El galardón distingue su compromiso con la verdad, la justicia y los derechos humanos, valores que compartieron los periodistas españoles José Couso y Julio A. Parrado, asesinados en Irak durante el ejercicio de su labor informativa. El premio le fue entregado en España por los familiares de Couso como símbolo de continuidad en esa defensa del periodismo libre y de la memoria de las víctimas de la guerra.
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