Sons of Aral: el nacimiento de un sueño que evoluciona dentro del metal de Cantabria
No todo el arte está cortado por el mismo patrón, obviamente. Dentro de la música metalera, tampoco. Y Sons of Aral es un claro ejemplo de esto. Digamos que es un grupo poco usual, y con ver un minuto de un concierto suyo es suficiente. Todos menos el cantante, Link, llevan máscara. Si quieres conocerlos y mirarlos a los ojos, debes esperar a que terminen de actuar.
Además, tienen nombres artísticos. El batería es Disorder, aunque no sea ese el resultado de lo que toca. Al bajo está Doomcraft, los guitarras son Stampot y Vexovoid, y el teclista es N3o. Así se las gasta esta banda, que parte del sonido ‘nu metal’, tan característico de los años 90 del siglo pasado, aunque se encuentran a gusto en el metal hardcore, miran hacia el rap metal y prueban con los remixes para ver qué es lo que les sale.
Si quieres comprobar todas estas cosas, este próximo fin de semana será el de sus últimos conciertos del año. Este viernes tocarán en el Rock Beer The New de Santander, acompañados de otra banda de Torrelavega como Energúmenom que hacen su debut en directo, y de los gallegos Enki, y el sábado viajarán para tocar en ‘El tío Molonio’, una sala de Valladolid.
Sons of Aral no empezó con estas seis personas. Link cuenta que «tenía una inquietud de formar y crear una banda y hacer un proyecto musical y bueno todo quedaba en ideas y al final con ayuda de Víctor, de Chvrch, pues me animó, me ayudó un poco con todo el proyecto lanzando la primera canción, ‘Con el viento’, cuenta en una entrevista que la banda ha concedido a EL FARADIO en su local de ensayo de Ganzo.
El vocalista del grupo fue componiendo varios temas hasta que ya tenía para grabar un disco. Pero hacía falta crear un equipo para enseñar los resultados sobre las tablas. «La gente por mucho que escuche canciones de forma digital pues siempre renta más verlo en directo», explica.
Su hermano fue con quien empezó a hablar sobre la creación de la banda, lo que quería plasmar, el nombre que debía llevar… Ambos son de origen kazajo y por eso salió ese nombre. Los hijos de Aral, un lugar que «ya ni siquiera existe en el mundo, el mar de Aral es un mar extinto», pero era una forma de darle un aire místico a la banda, además de dar cabida, en algunas de las canciones, a instrumentos tradicionales de ese país asiático.
Llegaron cinco personas al grupo y surgió la idea de taparse la cara para actuar. Y la idea gustó, por tener un toque distinto, más original, «vamos a ser diferentes, vamos a llamar la atención», pensaron, «sin máscara eres un grupo más, puedes hacer un estilo de música cojonudo, pero al final es un grupo más, con la máscara ya marcas algo distinto». Incluso puede servir para quitar un poco los nervios a la hora de salir a tocar. Eso sí, algunas veces les preguntan que cómo pueden ver lo que tocan con la máscara puesta, confiesan entre risas.
Cada uno lleva su propia máscara, no son todas iguales, un poco a la manera de Slipknot, una célebre banda estadounidense que, musicalmente, es una de las referencias que cala en Sons of Aral. Así que cada uno tiene su propio punto distintivo, todos en torno a lo que después Link vocifera por el micrófono.
El tirar de referencias como Slipknot, Linkin Park o Limp Bizkit es por donde quería arrancar el cantante. Y por ahí va su primer disco, ‘Forgotten times’, publicado este pasado septiembre. Sin complicaciones, hecho de manera casera y barata, una forma que abre el camino a que muchas otras bandas puedan hacer lo mismo y no tener que ver que un disco no sale porque requiere de demasiados gastos.
Sons of Aral está ya caminando hacia lo que será su siguiente obra, pero ahora cuenta con un equipo de seis personas, así que está por descubrir si habrá muchos cambios notables respecto a ‘Forgotten times’, pues hay cinco cabezas pensantes más, cada una con sus propias ideas e influencias musicales. No es que vayan a dar un giro total al estilo que los caracteriza, pero «se va a notar en los próximos temas que hay una evolución a nivel compositivo», apuntan.
Lo que tienen claro es que «la idea es hacer música para nosotros» y a partir de ahí ver si también es algo que engancha a las gente que se acerca al grupo. De momento ven aceptación, e incluso por parte del público joven, que no es lo que más abunda en el mundo del rock y el metal y que no conoce a los referentes primigenios del género ‘nu metal’ por una cuestión de edad.
También desean seguir explorando el terreno de las colaboraciones para temas concretos. ‘Con el viento’ fue una colaboración con Chvurch y con Bambax, con el que también han contado en el tema ‘Nemesis’. En el futuro seguirá ocurriendo, ya lo tienen en mente y trabajando en ello.
No hacen lo más típico. De hecho, en Cantabria es bastante difícil encontrar una banda que se asemeje a ellos, y no sólo por los guiños a la cultura kazaja. Pero su manera de llamar la atención parece funcionar.