Nadie contesta ya en la casa de Sotileza

Es el personaje que da nombre a una de las novelas de José María de Pereda. Pero se inspiró en una mujer real, que vivía en uno de los edificios del Cabildo de Arriba que se está derribando en la actualidad
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Hablar de Sotileza es hablar de memoria histórica, pero también cultural y social. Es poner el foco en la Santander del siglo XIX, antes de la tragedia del Cabo Machichaco y, por supuesto, del incendio que cambió dramáticamente la ciudad, con la expulsión posterior de vecinos del centro de la ciudad, como se cuenta en el libro ‘Expulsados. Santander, la transición urbanística pendiente’.

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Es la Santander marinera de otro tiempo, la que mira al agua y vive, en parte, de ella. La Santander humilde que encaja perfectamente en el Cabildo de Arriba. Un barrio que lleva años viviendo en una especie de indigencia urbanística y arquitectónica. No da imagen de humildad, sino de abandono.

Gracias a documentos antiguos, se puede llegar a decir que Sotileza vivió ahí, la persona, la niña y después mujer en que José María de Pereda se basó para construir el personaje de la novela. Mario Corral contó en un artículo en EL FARADIO, basándose en reputados cronistas como Simón Cabarga y Benito Madariaga de la Campa, al que llegó a visitar cuando aún vivía, que existió y que vivía en la calle Alta. Se suponía que la casa había sido destruida, pero, gracias a una foto, Corral la encontró. Calle Alta, número 13. Todo encajaba.

La casa de Sotileza

Corral cuenta en ese artículo que informó «al jefe de la Oficina de Estudios y Proyectos y llamamos al Ayuntamiento. A los pocos días quedamos con dos técnicos municipales muy amables. No entramos. Quedamos en que más tarde nos facilitarían el paso para al menos documentar el interior. Regresé transcurridos escasos días y encontré la puerta tapiada. No tuvimos más noticias de los técnicos».

Ahora ya, nada se puede hacer por esa casa, porque es uno de los edificios que el Ayuntamiento está derribando en el Cabildo. Ya fueron derribados los números 11 y 17 de esa calle, y ahora se está haciendo lo mismo con los números 9 y 13. Entre la Consejería de Obras Públicas y la Iglesia de la Consolación, sólo quedará en pie el número 15, cuando termine esta actuación. Una obra que lleva a cabo la empresa Palomera Obras y Proyectos S.L., pese a no presentar la mejor oferta técnica.

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No es la misma calle, pero casi, donde se produjo un derrumbe que causó tres fallecimientos, los de Gumersinda, Chuchi y Teo. Fue en la Cuesta del Hospital, en el número 14. Este próximo lunes se cumplen ya 18 años de aquel (otro) trágico accidente. Un episodio lamentable del urbanismo de Santander que se hace mayor de edad.

Hoy en día, 18 años no suele ser una parte muy grande de la vida de una persona (los de Sotileza eran otros tiempos), pero 18 años sí es mucho tiempo en la vida de un barrio que languidece por el estado de sus edificios. Una vez que caigan los números 9 y 13 de la calle Alta, se abre el temor de que eso afecte también al número 15 y que ese edificio también deba ser derribado. De ese modo quedaría todo un espacio completo donde poder hacer edificios nuevos. Los vecinos de toda la vida temen que no sean nuevos pisos asequibles pensando en quienes vivieron allí durante mucho tiempo.

El propio Corral, en conversación con EL FARADIO, lamenta que, cuando se buscan lugares que puedan tener un significado patrimonial para un barrio como este o para una ciudad como Santander, se piensa en lugares más grandes, como palacios, y que llamen más la atención. La casa de Sotileza no cumple con esos requisitos, porque es (era) una de las casas más humildes del Cabildo de Arriba, «como lo era ella» también. Coincide el número de plantas del edificio en demolición con el de la novela, y también la descripción de la planta baja, donde acabó viviendo el personaje novelístico de Pereda.

Hace referencia Corral también a Esteban Polidura, otro escritor cántabro del siglo XIX, y que también vivió en el Cabildo de Arriba. Marca una diferencia entre ambos porque Pereda era de una clase más acomodada y Polidura era una persona muy pegada a su barrio humilde, un raquero que se convirtió en periodista y escritor. «Polidura cuenta que era del barrio, que vivía allí» y que había gente que miraba a Pereda con recelo, porque iba a tomar notas al barrio, pero no se integraba en su vida.

Incluso había lecturas en grupo de la novela de Pereda y varias de las personas que acudían se reconocían en los personajes de la obra, incluida la mujer que era Sotileza, y el propio Polidura se dio cuenta de ello, según Corral. Pero esto ya es mucho más difícil de descubrir, porque la memoria de muchas de esas gentes se ha perdido con el tiempo.

Ahora lo que se pierde también es la casa donde vivió Sotileza. Disminuyen las viviendas y aumentan los solares. Corral sugiere que el derribo se podría aprovechar para levantar espacios culturales que tengan que ver con la cultura de Cantabria, como una sede del MAS, repescar la Escuela de Pintura Montañesa o la Escuela Literaria Montañesa, dos instituciones que iban de la mano. En ese espacio o en otros solares que están a pocos metros. De momento, la historia reciente del Cabildo no va por ahí.

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