«Resucitamos guerras y genocidios en muchísimos lados y vemos la impunidad de cómo algunos gobiernos actúan, y la COP 30 ha sido un reflejo de esto»
30 años de cumbres mundiales para hablar sobre el problema más transversal que afronta la humanidad, pero los avances, cada año, se estiman insuficientes. En 2025 no ha cambiado eso. Aunque siempre hay alguna cosa positiva por reseñar. Para empezar, que estas cumbres se siguen celebrando.
Javier Andaluz, de Ecologistas en Acción, no se conforma con poco, pero sí señala lo positivo de lo acordado en Belém, la ciudad brasileña donde se ha celebrado el encuentro. Destaca que se ha aprobado un mecanismo de acción global para acelerar la transición justa y también el preparar un plan de acción de género, pero poco más. Estima que se ha perdido el tiempo y que se esperaba mucho más de la presidencia brasileña de la cumbre.
Este activista cree que se debería avanzar en establecer una hoja de ruta para el fin de los combustibles fósiles, pero eso tampoco se ha logrado, incluso se retrocede un poco respecto a conferencias celebradas en países como los Emiratos Árabes Unidos, destacados exportadores de petróleo.
Este es un año redondo por varias cosas, pero eso no ha sido suficiente para avanzar en más aspectos. Es el décimo aniversario del Acuerdo de París, la trigésima edición de la Conferencia y el 80 aniversario de la ONU. Sin embargo, la situación geopolítica está en momento de tensión creciente, conflictos entre diversas partes, «resucitamos guerras y genocidios en muchísimos lados y vemos la impunidad de cómo algunos gobiernos actúan, y la cumbre ha sido un reflejo de esto», dice en una entrevista concedida a EL FARADIO.
Andaluz señala como clave el ver cómo se termina con la producción y exportación de combustibles fósiles y «cómo acompañamos eso en un sistema de solidaridad desde un norte global que tiene una deuda climática muy grande financiando un sur global que requiere esa financiación para adaptarse o para optar por formas de transformación que no tienen». Sin embargo, se ha establecido un periodo de dos años para un programa de trabajo. Es decir, nada tangible.
En Brasil se esperaba también abrir un camino para prevenir la deforestación, pero por ahí tampoco se ha conseguido nada, lamenta el miembro de la asociación ecologista.
El activista destaca que Colombia ha propuesto un tratado de no proliferación de combustibles fósiles que «a lo mejor puede ser una solución para sobrepasar estas limitaciones del espacio multilateral» donde es tan complicado encontrar acuerdos. El país latinoamericano habló también de permitir que países del sur global se desarrollen y avancen en políticas climáticas. «Colombia lo dijo muy bien, está dispuesta a poner fin a los combustibles fósiles, pero no podéis pedir eso si luego me estáis pidiendo que pague la deuda a través de la exportación de crudo o de carbón».
Sin embargo, Andaluz ve a un norte global no muy dispuesto a ayudar por ese lado, empezando por Estados Unidos que, bajo la segunda presidencia de Donald Trump, cancela gastos de financiación climática y de cooperación al desarrollo. La UE tampoco ayuda demasiado, pese a ser una región en el mundo que sí avanzó en cambios normativos para empezar a atajar el problema y ha arrancado con el desarrollo de las energías renovables, pero sigue estando lejos de hacer lo suficiente, y el cambio de ciclo político con el giro a la derecha que se está viendo también contribuye a frenar esos avances, en su opinión.
De España en concreto sí destaca que tenga un cierto liderazgo, pero acusa al Gobierno de esconderse «detrás de la posición europea en muchísimos temas». Hay un Ministerio para la Transición Ecológica, pero Andaluz cree que también habría que poner el foco en la acción de otros ministerios, que no resulta tan verde como cabría esperar. Al menos, ha firmado debajo de lo que propone Colombia para reducir el uso de combustibles fósiles.
Por eso destaca de manera muy importante el papel de organizaciones sociales, proyectos de autoconsumo y comunidades energéticas, porque «están poniendo esa transición relativamente en marcha», y afirma que deben presionar para que el Gobierno sea «más ambicioso y se alinee del lado correcto de la historia». Y añade que «es muy relevante la visión de la sociedad civil y de los medios de comunicación que a veces lo que hacen es aterrizar algunas discusiones y debates y decir mirar chicos no estás hablando de esto sino que estás hablando de esto otro dejar este debate a un lado y centrarse en lo que tenéis que hacer».