«Concentrar toda la oferta cultural en las ciudades me parece que es un error»

El Centro de Arte Rupestre de Puente Viesgo lleva casi dos años abierto y trata de dar respuestas a las muchas preguntas que se hacen quienes visitan cuevas prehístóricas. Conversamos con Roberto Ontañón, director del MUPAC y de Cuevas Prehistóricas de Cantabria
Tiempo de lectura: 4 min

La cultura sucede y es algo que debe suceder en todas partes. Cantabria tiene una fortuna, en ese sentido, gracias a las numerosas cuevas que son dignas de estudio, de difusión y de visita. Desde hace casi dos años, además, cuenta con el Centro de Arte Rupestre de Puente Viesgo Centro de Arte Rupestre. Para hablar sobre él, charlamos con el director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC) y también de Cuevas Prehistóricas de Cantabria, Roberto Ontañón.

Explica, en una entrevista concedida a EL FARADIO, que «tiene una cierta complejidad este centro, porque tiene su propio origen, digamos, tenía ya varios objetivos, esto que se dice ahora de la misión de una empresa o de una organización». Por un lado, debe «servir de centro de atención al público para la visita de las Cuevas Prehistóricas», pero tiene una oferta cultural propia, «que es doble, una exposición permanente de 500 metros cuadrados, que yo tuve el gusto y el placer de ser su coordinador científico, que es una exposición fabulosa y es una exposición que se puede visitar per se», aunque recomienda que sea una visita complementaria a la de las cuevas, alguna de ellas, al menos.

El centro también tiene un «pequeño espacio para exposiciones temporales, en el que queremos ofrecer visiones relacionadas con el arte rupestre, tanto desde el estudio científico del pasado, como desde visiones de artistas contemporáneos que se acercan de diferentes maneras y con su propia visión» al arte rupestre.

Es verdad que, en los últimos tiempos, ha habido un cambio sustancial en cuanto a la conservación de las cuevas. Se ha reducido drásticamente el número de visitantes y se ha elevado considerablemente el precio de las entradas, asumiendo el discurso de la necesidad de conservación de esos espacios.

Ontañón reconoce que «tenemos que hacer todavía un trabajo grande de difusión, porque hay una diferencia bastante elevada entre la gente que viene a ver las cuevas y el centro, que es lo más aconsejable, ver la exposición temporal como contexto, como explicación, como prólogo, como epílogo de la visita a una de las cuevas, pero también se puede venir otro día a ver una exposición permanente, que es una exposición interesantísima y muy divertida». Lo bueno del centro es que sí puede admitir más visitantes que las cuevas.

La utilidad que están tratando de darle a este centro es que se conteste a las innumerables preguntas que los visitantes se hacen en una cueva y que no da tiempo a contestar. Por muy enriquecedora que sea esa visita, es de 45 minutos y siempre hay dudas que se quedan en el tintero.

También es importante explicar el valor del patrimonio que están viendo, saber de qué época es y cómo se descubre su antigüedad y por qué es importante su conservación. «Lo que hemos querido es que los visitantes de esta exposición adquieran no solamente conocimientos, sino adquieran conciencia de la fragilidad de este arte rupestre», refleja Ontañón.

Y remarca el efecto de una de las piezas más importantes, que es la Dama Roja del Mirón. «A la gente le ha explotado muchísimo la cabeza, incluidos a los propios prehistoriadores, cuando hemos sabido que esta mujer, relevante para una comunidad de cazadores y recolectores que vivieron en el Alto Asón hace 18.800 años, era negra, era negra oscura subsahariana, es decir, como los que llegan ahora en condiciones absolutamente lamentables, en pateras y que ahora echamos de los institutos». Por mucho que se mire repetidamente al pasado, siempre hay hallazgos nuevos capaces de sorprender y a cambiar un poco nuestra mirada sobre nuestros antepasados.

Ontañón que «el patrimonio arqueológico está en el territorio» y, más concretamente, en el rural. Cantabria es una prueba viva de ello. Por eso, es interesante tener varios focos de atención diseminados por la Comunidad Autónoma. «Concentrar toda la oferta cultural en las ciudades me parece que es un error y que realmente la cultura tiene que descentralizarse», afirma convencido.

El Centro de Arte Rupestre de Puente Viesgo sirve para esa misión de descentralizar, «que la gente vaya a las zonas rurales, que las zonas rurales se vean beneficiadas de este turismo también», es decir, participar de dinámicas que sirvan para fijar población en el territorio. Y que no sólo reciban visitas de turistas, sino también de investigadores, que es algo que está sucediendo con varias de las cavidades que se han ido descubriendo en Cantabria. «La investigación siempre tiene que ir antes, y yo distinguiría entre la investigación arqueológica clásica, es decir, el conocimiento del propio arte rupestre y de la cueva, el conocimiento de la cueva desde el punto de vista de la espeleología y la geología», señala Ontañón, que añade «para valorar y para divulgar también tenemos que conocer».

Mostrar comentarios [0]

Comentar

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.