Una morena y una rubia, hijas del pueblo de Santander… ‘La verbena de la Paloma’ llenó salones palaciegos con la zarzuela más popular

Como cierre musical final a una temporada lirica en el Palacio de Festivales de Santander -llena de grandes momentos artísticos- estaba programada una zarzuela con producción madrileña y participaciones de coro y orquesta de Cantabria: “La verbena de la Paloma”. Una verbena que se preparó largamente en una semana llena de ensayos, charlas y ruedas animosas de prensa. Una morena y una rubia se hicieron un poco santanderinas y puertochiqueñas.
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Fotografía: Paco Verdugo – @ asturPaco

La verbena de la Paloma – Sala Argenta – 6 y 7 de junio: 19:30 horas

Madrid -y España- necesitaba en 1894 de momentos de esparcimiento entre penurias y grandes depresiones. La zarzuela -el genero que llamaban “chico” por su corta duración horaria- triunfaba y un salmantino (grande Tomás Bretón) conocedor de ritmos y músicas europeas y americanas se lanza por encargo a terminar en diez días la partitura de unos textos castizos y chulapones de Ricardo de la Vega. El 17 de febrero de ese año se estrena “La verbena de la Paloma” en el teatro Apolo, calle Alcalá junto a la iglesia de las Calatravas. Éxito entonces y 131 años después.

Una nueva producción del Teatro de la Zarzuela ha repuesto “La verbena de la Paloma o el boticario y las chulapas y los celos mal reprimidos”, que así de ‘breve’ y expresivo era el título que llenaba los carteles entonces, siglo XIX. Una producción que ha trasladado los lugares a 1929 para dar aires más modernos a la obra y permitir enlazarla con el fin de su representación en el mismo teatro Apolo el 30 de junio de 1929. De paso -una idea que terminó por ser brillante- crear un sainete introductorio para explicar lo que fue la última representación de esta zarzuela y el fin del teatro Apolo, víctima de la especulación inmobiliaria de esos años.

Sainete y zarzuela triunfaron en sus dos representaciones desde los primeros compases del preludio presentes en el sainete “Adiós, Apolo”, texto del dramaturgo Álvaro Tato. Tato hace un homenaje al teatro Apolo reviviendo sus últimos días y recogiendo el espíritu de los años veinte del siglo XX (20-20), reivindicativos, coloridos y muy bailones (el cuerpo de baile se ganó el sueldo). Cuarenta minutos divertidos y con números emblemáticos que chispearon desde el Japón de la ‘Polca japonesa’ del maestro Valverde hasta el ‘Chotis de la garsón’ del maestro Guerrero, donde Carmen Romeu se luce en canto y presencia; luego hace una espléndida Susana en la segunda parte de la noche.

Una segunda parte -la verbena y su botica de especialidades farmaceúticas- enlazada con el sainete y que tras escuchar el preludio en su totalidad empieza con la conocida escena del dúo del boticario Don Hilarión y Don Sebastián: “Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad…”, se lo digo yo que estamos ya en 1929 y me han vestido de marinerito. Un Hilarión -Antonio Comas- demasiado rejuvenecido (le hacen hacer flexiones sobre el escenario y bailar casi un charlestón) que tiene una contrapartida en el actor cantante del valle de Toranzo Manuel de Diego, un Don Sebastián comedido, voz atinada con el gracejo adecuado.

Todo fue una sucesión de números en una propuesta escénica de Nuria Castejón dinámica y con gusto por los detalles (adivinarse los interiores del Café de Melilla, adelantar el tablao de la soleá ‘En Chiclana me crie’). El Coro Lírico sonó empastado y arropó con entusiasmo los números corales finales. Orquesta Sinfónica del Cantábrico -OSCAN- que sintonizó con la alegría general, a veces demasiado, siempre mejorando ahora bajo la batuta de Lucía Marín. Y destacar a todo el reparto, donde la cantaora Sara Salado emocionó, la seña Rita (Milagros Martín) dio toda una clase de interpretación y los pequeños papeles colaboraron con convicción (el sereno Mitxel Santamaria, el tabernero Rafa Castejón o Gurutze Beitia, la Tía Antonia).

Noches musicales perfectas con una gran producción con mantones de Manila y concurso de chotis. Como siempre: ¡Queremos más!

Fotografía: Paco Verdugo – @ asturPaco

 

La verbena de la Paloma: prolegómenos – 5, 6 y 7 de junio – Salones varios Palacio de Festivales

La semana pasada fue todo un ajetreo en los espacios del Palacio de Festivales. Ensayos y más ensayos, puesta a punto del decorado (¡de tres alturas!), de las luces y del sonido. Orquesta y coro local conviviendo con actores venidos de otros lugares y todo entre nervios que con la alegría de la música de ‘La verbena de la Paloma’ se sobrelleva mejor. “Es un trabajo coral. Todos tenemos la misma importancia. Somos una gran familia, Nos habéis traído al completo”, comentaba la directora de escena y escenografía Nuria Castejón.

Un musicólogo y catedrático madrileño -Víctor Sánchez Sánchez- dictó conferencia el jueves, para después hacer dos pequeñas charlas introductorias los días de espectáculo. Empezar una zarzuela conociendo sus intríngulis es interesante y mejora el disfrute posterior. El día del estreno -viernes- el hall de entrada y la zona de palcos estuvo ambientada por un animoso grupo de personas vestidas de época (Recreación Histórica del Norte, Santander), como merecía la ocasión. Un recibimiento para los espectadores que generó fotos, selfis y pequeñas conversaciones. Una forma agradable para disfrutar desde la entrada con mantones y vestidos chinés.

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