El cierre silencioso de Ecansa: la maquinaria que viajó de Peñacastillo a Polonia

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Las máquinas con las que se fabricaba caucho (sobre todo para ruedas) en Trelleborg, en Peñacastillo, ya están, literalmente, en Polonia. Han desaparecido totalmente de las naves, después de meses en los que su sonido se iba dejando de oír cada día que pasaba.

Ha sucedido poco a poco y sin mucho ruido (el número de trabajadores era ya muy reducido, y eso se nota en la repercusión de los cierres, y, además, en este caso, fue por un acuerdo entre dirección y trabajadores).

El pasado 30 de noviembre cerró sus puertas la antigua Ecansa, una histórica fábrica de Santander con más de treinta años de trayectoria que culminó el proceso de empresa familiar a pasar a ser parte de una multinacional sueca.

Trelleborg

Los nuevos dueños, tal y como admitieron, pronto vieron las facilidades de la legislación laboral española para realizar despidos baratos.

Y así lo plantearon en la planta de Peñacastillo, que venía acumulando una reducción de empleo tras otra desde los ya lejanos tiempos en los que llegó a sumar  80 trabajadores.

De hecho, el último ERE, para la treintena de trabajadores que quedaban, se planteó acogiéndose a la posibilidad de justificarlo en base a previsiones económicas negativas, fórmula que contempla la (de momento) última reforma laboral.

Porque los trabajadores, muy críticos con la reforma laboral, insisten en que esos despidos se decidieron a pesar de que la fábrica estaba logrando beneficios y seguía teniendo trabajo y producción, tal y como señalan desde el Comité de Empresa a El Faradio.

Eso dio igual. Las malas previsiones bastaron para presentar un expediente que, finalmente, se cerró con acuerdo de la plantilla, dado que las condiciones del acuerdo que se les ofrecía eran mejores que las que les hubiera concedido lo marcado por la ley.

El acuerdo se cerró el pasado mes de abril, y contemplaba la reducción paulatina, silenciosamente, durante los siguientes meses, hasta que a finales del pasado noviembre, sin hacer ruido, culminó el ERE y cesó definitivamente la actividad.

Las cuentas de una multinacional son globales, y una vez comprobado que despedir era más barato en España, en Trelleborg parecieron que recordar que, a la inversa, contratar y pagar sale más a cuenta en otros sitios. Sus ojos se dirigieron a Polonia, donde el salario medio es un 58,9% menos que en nuestro país.

En estos momentos, los ya extrabajadores están pendientes de la parte de su indemnización que les deberá abonar el FOGASA (el Fondo de Garantía Salarial) y el ruido de la maquinaria que manejaban se escucha ahora en Polonia.

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