El pasado miércoles 10 de septiembre se presentó a los ciudadanos de Laredo el proyecto de mejora de accesibilidad a la Puebla Vieja. Un proyecto, ya aprobado por el pleno del Ayuntamiento a principios de agosto, que en la villa ha sido muy criticado porque prevé la instalación de un ascensor en medio de las escaleras de acceso al casco histórico, con el impacto visual que ello representa.

Imagen que muestra cómo quedaría el ascensor que da acceso a la Calle Ruamayor (Ayto. de Laredo)

Somos muy de criticar en este país. Soltamos el típico “es que no sé porque no lo han hecho así, si…” o “tendrían que haber pensado en…”, sin saber si ellos, quienes nos gobiernan, ya le han dado vueltas a todo esto antes. Y que la defiende la postura contraria por tocar la moral. A veces, damos por hecho que las decisiones se toman al ganador de piedra, papel o persona. Y no es así. Creo…

Escojo piedra

La prioridad es el Patrimonio. La Puebla Vieja fue declarada conjunto histórico-artístico en 1970 y, anteriormente, la Iglesia de Santa María de la Asunción fue reconocida como Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1931. Un entorno a proteger, con una ermita como la de San Martín que data del siglo XII, y que, junto a la Playa Salvé, es uno de los atractivos turísticos de Laredo.

Hacerla accesible podría provocar que la visitara todavía más gente, es cierto. Pero, ¿a qué precio? Si se instala un ascensor que distorsione por completo la principal entrada al casco antiguo perdería parte de su encanto. Si se instala una rampa mecánica al lado de la muralla medieval que protegía la Puebla Vieja, ¿cómo la van a admirar y valorar los visitantes? ¿Y los propios ciudadanos?

La proliferación de bares musicales y la dejadez en su mantenimiento están provocando que toda esa historia de piedra se venga abajo. Con la instalación de esta maquinaria lo único que se va a conseguir es deteriorar aún más. Además, las actuaciones previstas tampoco van a facilitar la movilidad dentro del propio casco histórico, sino solo la entrada y salida de él. Entonces, ¿para qué hacerlo?

Escojo persona

Las personas están por encima de las piedras. La media de edad de la población de la Puebla Vieja acompaña a su adjetivo, y la gente con más necesidad de acudir a la iglesia de Santa María y al cementerio… podemos adivinar todos la media de edad que tienen. ¿Que todo ello tendrá un impacto visual sobre el casco histórico. Cierto, pero… ¿qué es lo más importante?

Hablamos de facilitar el acceso a la Puebla Vieja a vecinos y turistas, sí. Pero también damos aire a todas aquellas personas para las que supone un reto superar los 11 escalones, tanto de subida como de bajada, que separan en centro de Laredo de su vivienda. Y hablamos de Laredo, una villa con más de un 30% de la población mayor de 60 años. Al loro.

¿Que esta solución no hace accesible toda la Puebla Vieja? Paso a paso. ¿Que romperá la imagen que tenemos de sus entradas y de algunos de sus rincones? Sí, pero a cambio facilitará la movilidad y el acceso a personas que antes, o tenían muchas dificultades, o sencillamente no podían llegar a lugares como el Campo Santo. Sinceramente: ¿qué es más importante?

Escojo papel

En el mes de agosto se aprobó un proyecto que tiene un tiempo de ejecución de cinco meses a partir de su adjuicación, y un importe de 1.140.611 euros, IVA incluído, financiado con el superávit del Ayuntamiento. Como dirían en Juego de Tronos: “Elections are coming”. En mayo tendremos que poner todos nuestro papel con nuestro voto en una urna. Y ellos, los políticos gobernantes, tienen que recordarnos sus méritos. Y los que están en la oposición, criticar a los gobernantes, aunque sea a base de falsedades.

A nadie se le escapa que la Puebla Vieja es inaccesible, que la población de Laredo está mayor y que sería ideal solucionar el problema. Pero no a cualquier precio, ni deprisa y corriendo, ni encargando un proyecto y llevarlo a cabo sin contar con la oposición, ni las asociaciones vecinales ni de Patrimonio de Laredo. Y recordemos también como está el casco histórico: que se cae. Que gracias a los vecinos está más bonito, sí. Pero es todo fachada.

Y la oposición, la crítica a la acción de gobierno, es lícita y todos podemos hacerla. Ciudadanos y partidos políticos. Pero siempre con argumentos veraces, sin intentar engañar a la gente para crear polémica por crearla. Aunque lo cierto es que estamos en época pre-electoral y el fair play, probablemente, brillará por su ausencia.

Toca volver a pensar: “Un, dos tres… ¿piedra, papel o persona?”

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