Las cenizas de Ángela

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-Dicen los de la fábrica que cierran, que ha habido “una reducción de facturación”. Miro la mesa de la cocina y, sin embargo, a nosotras se nos acumulan las facturas. Sube el recibo de la luz, suben los gastos por las medicinas. Nos han denegado la “ayuda” por la dependencia porque no hemos bajado lo suficiente para estar por debajo del “umbral de la pobreza”. Y cada vez más frío, y “el invierno se acerca”. Sentada en “el trono” tiro de la cadena. Nos han cortado el agua, el mismo día que nos llega hasta el cuello. Todo esto es una mierda.

 -Dicen los de la fábrica que cierran. Se veía venir. Estamos en “concurso de acreedores” desde 2014. El único concurso en el que llego hasta el final sin obtener ninguna respuesta. “Ahora caigo”;  nadie responde porque nadie nos escucha. Se abre la trampilla y nos vamos precipitando, de una en una, en el vacío del “riesgo de exclusión social”. Y yo siempre me he sentido segura, pero a terceros, porque sale demasiado caro estar seguro de todo. Aunque hay a quienes les pagan por ello.

Son los vendedores de humo para pulmones sin aire. Enciendo un cigarro “Pall Mal” y me río por la repentina asociación de ideas. -Y tanto que “pa`l mal”. “Es una manera de comprometerse con clase en el suicidio” como diría Kurt Vonnegut. Con la radio de fondo,  las noticias en “modo bucle” sobre los atentados de París y el fantasma de una nueva guerra de ocupación recorriendo las ondas, pienso en la necesidad de desempolvar  de nuevo “matadero cinco” su alegato antibelicista: ”

El ciere de TAF, en El Diario Montañés

Después de una carnicería sólo queda gente muerta que nada dice ni nada desea; todo queda silencioso para siempre”, decía en el primer capítulo de su libro. Quizás ahora se estén escribiendo Matadero 6, 7, 8, 9…en Guantánamo, Gaza, Ayotzinapa, el Congo, Ruanda y tantos etcéteras que no dejan ver a tantas tumbas sin nombre…

-Dicen los de la fábrica que cierran. Y una realidad me lleva a otra más cercana, más inmediata. Sin tener decidido aún  si poner o no el filtro de la bandera de Francia en mi perfil de Facebook recuerdo como los 120 trabajadores con que contaba Tecnología Auxiliares de Fundición (TAF), la empresa para la que trabajo en mi pueblo natal, Los Corrales de Buelna, se han ido reduciendo. En Febrero de este año ya solo quedábamos 65 y despidieron a 29. Ahora solo quedamos 36.

Parece que la idea es crear trabajadores “low cost” como el tabaco, costamos menos  y nos fuman más. Mano de obra barata con más llagas en las manos.

Dicen que “la sociedad no genera activos suficientes para presentar un convenio viable tanto desde el punto de vista de rentabilidad empresarial como desde el punto de vista legal”.

En la fábrica de San Felices nos dedicamos a la fundición de piezas de hierro destinadas a la industria de la automoción. Nuestro principal cliente es Nissan con el que la empresa actúa como subcontrata para las instalaciones tienen en la misma zona y en el que se lleva a cabo el pintado de las piezas. Si nadie pone remedio a esto lo más probable es que para 2017 estemos todos en la calle.

Vuelvo a mirar sobre la mesa de la cocina y, como me temía, las facturas no se han reducido. La radio sigue encendida. De fondo se escucha el final de “La marsellesa”: “Nous entrerons dans la carrière / Quand nos aînés n’y seront plus / Nous y trouverons leur poussière / Et la trace de leurs vertus. (Entraremos en el camino /cuando nuestros mayores ya no estén aquí / encontraremos sus cenizas / y la huella de sus virtudes.) Y apago la radio justo en ese mismo instante sin dejar que acabe.

Parece que cierran la fábrica, dice la abuela

Parece que cierran la fábrica, dice la abuela

84 personas despedidas, 84 familias enfrentadas a  un futuro laboral incierto. Y 36 pasando por lo mismo. Mientras,  las facturas se van acumulando sin que nadie nos ofrezca una solución viable.

-Dicen los de la fábrica que cierran. -Ya te he oído madre, las tres veces que lo has dicho, te he oído. ¿Y qué quieres que yo le haga?:

-Ángela, hija mía, cuando yo no esté…Cuando yo no esté, encontrarás mis cenizas y las huellas de lo que fui…

-Calla mamá, que cuando te pones revolucionaria te pareces a la Federica Montseny esa de la que tanto me hablas. La digo mientras acaricio su pelo gris como la ceniza, su piel gris como la ceniza, su delantal blanco salpicado con la ceniza de otro cigarro “pa´l mal”.- Además a tu edad no deberías fumar.

-Calla tú y no me interrumpas. A mi edad fumar es jugar con el humo. Ahora escucha: Cuando yo no esté, estarás tú y seguirás luchando porque, de lo contrario, cuando ya no quede nada, no habrá nada por lo que luchar.

Sonrío de nuevo.- Vaya con la “vieja” me digo. Y antes de irme, me acerco para darle un beso en su pelo gris-ceniza:-No te preocupes mamá: “Je sui ceniza”.

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