A la vista de todos y a la vez escondida. Los vecinos de Santa Cruz de Bezana paseaban cada día por la Plaza Cantabria sin saber que, cosas de los trámites y la burocracia, en realidad seguía llamándose Plaza del Generalísimo.

Los restos de la presencia de la dictadura en el día a día son así de caprichosos, y aparecen incluso cuando parece que no están, y, en este caso, paradójicamente, afectaba al espacio principal del municipio y el lugar que representa a los vecinos y sus representanes democráticos.

La Plaza Cantabria seguía conservando administrativamente el nombre de Generalísimo

La Plaza Cantabria se encuentra frente a la sede del Ayuntamiento.

Y en su momento se concentraban allí las antiguas escuelas, la antigua biblioteca, las antiguas casas de los maestros, edificios en la actualidad desaparecidos tras las obras de ampliación de la Casa Consistorial llevadas a cabo entre los años 2003 y 2007.

Al darse cuenta de que administrativamente el nombre se mantenía, el nuevo equipo de Gobierno de Santa Cruz de Bezana, a cuyo frente está el socialista Pablo Zuloaga, ha solicitado a la oficina del Censo Electoral de Cantabria dependiente del Instituto Nacional de Estadística la baja de su callejero de la Plaza del Generalísimo.

La eliminación de este nombre del callejero municipal de Santa Cruz de Bezana no afectará a ninguna dirección postal existente.

Pero se enmarca dentro del proceso de cambios de nombres que ensalzan restos de lo que fue una dictadura, y dentro del cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica aprobada hace ya diez años.

Está pasando en más sitios, como en el Ayuntamiento de San Vicente de la Barquera, donde la opción por la que se inclinaron fue someter a votación los cambios en los nombres, que recuperaron o bien denominaciones históricas previas a la dictadura o bien nombres usados en la práctica en el día a día por los barquereños.

En Santander (donde hasta hace unos meses el dictador mantenía el título de alcalde honorario, entre otras distinciones), mientras tanto, esta semana se reunía la Comisión creada para decidir las nuevas denominaciones de una treintena de calles en honor de personajes destacados del franquismo, como los casos del General Dávila o Camilo Alonso Vega, entre otros.