“En el último medio siglo la comida se ha banalizado”

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El debate sobre cómo es la comida que nos llevamos a la boca está imponiéndose en nuestro día a día. Tal y como recuerda Gaspar Anabitarte, secretario general de la organización agraria UGAM-COAG, en los años 60 la gran preocupación que había en Europa era que todos los europeos pudieran comer, tras un siglo en el que con dos guerras mundiales la gran parte de su población conoció el hambre.

“En el último medio siglo la comida se ha banalizado”, asegura, Anabitarte. Ahora la tendencia ha cambiado. La comida no falta en Europa a grandes rasgos, y la ciudadanía ya comienza a preguntarse de qué calidad es esta comida. Por ello el ganadero cree que también habría que llevar el cambio a los requisitos y preocupaciones de las instituciones sanitarias.

El mercado ecológico puede ser una de las salidas al problema agrico-ganadero en Cantabria.

El mercado ecológico puede ser una de las salidas al problema agrico-ganadero en Cantabria.

“Hoy en día la tecnología extraordinaria que fascina mucho al humano que hace que las cosas sean muy aparentes”, cuenta, lo que viene de la costumbre de “comer con los ojos”. En su opinión, se debería dejar claro que esas manzanas tan rojas y perfectas o eso tomates que no se pierden nunca pueden ser el verdadero problema. “Los alimentos cuanto más buenos, antes se estropean porque en la naturaleza antes hay organismos que se los quieren comer. Cuando un producto está ahí y no le pasa nada es que ni a los microbios les interesa”.

José Antonio Sánchez Raba, director del Colegio Cisneros de Santander, está realmente preocupado por las consecuencias que puede tener una mala alimentación en la salud de los niños. “A veces me dan ganas de preguntas a algunos padres, ¿queréis de verdad a vuestros hijos?… ¿Es que no sabes que la alimentación es fundamental para el cerebro y su aprendizaje?”, se pregunta.

Él ha llegado a considerar que el sector de los cátering y comedores, aquellos que alimentan a colectivos amplios, deberían ser nacionalizados. “Debería ser prioridad pública como la sanidad”, alega e insiste en que “nos jugamos la salud de las generaciones futuras. Si crees que es caro lo ecológico, plantéate lo caro que es curar enfermedades en el futuro, un montón de alergias, dermatitis, problemas gástricos… eso sí que es caro”.

DE PERSONAS COCINANDO CON SENTIDO… Y CON CONCIENCIA

Isabel, Reyes, Patri y Ricardo, parte del equipo de De Personas cocinando con sentido.

Isabel, Reyes, Patri y Ricardo, parte del equipo de De Personas cocinando con sentido.

En porcentaje aún son pocos los empresarios que apuestan por una comida ecológica y de calidad, pero en el grupo Deluz lo tienen como una de sus prioridades. Hace siete años sacaron adelante un proyecto, ‘De personas cocinando con sentido’, en colaboración con AMPROS para crear comedores con productos ecológicos.

El proyecto es social, si se genera beneficio se utilizará para otro proyecto ecológico y así sucesivamente. Las personas que trabajan en él son personas con discapacidad. Ofrecen hasta 1.000 comidas al mes a guarderías, personas con movilidad reducida, colegios como el Cisneros, etc…

“Hay estudios que dicen que la comida ecológica mejora la salud, de todos, pero especialmente de gente con problemas anteriores”, informa Lucía Zamora, empresaria del grupo Deluz.

“Este proyecto si no existiera habría que inventarlo”, dice Sánchez Raba, que desde el Cisneros ha podido comprobar la validez que tiene. “En el colegio hemos echado a 3 o 4 empresas que te aseguraban que daban ecológico pero era falso. El problema es que no había alternativa hasta ahora”.

LA IMPORTANCIA DE CONTROLAR LA COMIDA EN LOS COMEDORES COLECTIVOS

Y es que precisamente la importancia de controlar la comida en los comedores colectivos es algo que importa por igual a los tres. “Es un público que yo llamo cautivo, que no puede defender sus derechos”, opina Sánchez Raba. “A un niño si tú le das comida basura, lo que ya llamo comederos en vez de comedores, le gusta porque es atractivo para ellos”, lo mismo ocurre en los hospitales o las residencias de ancianos “como estás malo o no haces ejercicio te dicen que es que tú no tienes sabor”.

Estos colectivos tampoco tienen capacidad de asociaciarse, de reivindicar sus derechos. Por ello apuesta porque sea un organismo público el que haga política en defensa de estos colectivos y de su alimentación.

“El problema es que la producción agrícola y ganadera se ha industrializado mucho, intensificado mucho”, insiste Anabitarte, que ve que la tendencia se ha convertido en “producir mucho y no muy bien. Con mucha ciencia por medio, ingenieros, veterinarios… el producto se va desnaturalizando”.

Como ganadero ecológico, sus vacas producen una media de 15 litros de leche frente a los 30 o 35 que producen los ganaderos convencionales. “También a mí me la pagan mejor”, reconoce.

Para cambiar la tendencia y aumentar el consumo ecológico en España, que pudiera compararse al de los países nórdicos donde son tan consumidos como los convencionales, los ganaderos apuestan por la compra pública.

“Es clave”, dice Anabitarte”, “la vía perfecta para iniciar un proceso de transformación del campo en Cantabria hacia lo ecológico, porque es garantizarle un mercado que necesita siempre toda producción. Generar mercado es más fácil que demanda”.

Es algo que funciona mucho en Italia, donde por normativa los niños de todos los colegios consumen ecológico. O de Francia, donde el 16% de los productores venden al Estado una parte o toda su producción, frente al 3% de los españoles.

Tanto Lucía Zamora como José Antonio Sánchez Raba concuerdan con esta medida. “Sería el motor que atraería la compra privada”, opina esta último.

LA AMENAZA DEL TTIP

Sería también un modo de preservar los productos de proximidad y de cercanía, algo que preocupa mucho a productores y consumidores ecológico. “Si ahora la comida convencional me ofrece pocas garantías, con el TTIP esto va a ser la desrgularización total. Vendrán productos de EEUU con unas garantías muchísimo menores, llenos de pesticidas, transgénicos… cosas que ahora en Europa están prohibido”, advierte Sánchez Raba.

Lucía Zamora advierte que para luchar contra los riesgos está la educación. “El día que la gente sea consciente de lo importante que es la comida para su salud, que somos lo que comemos, decidirán gastarse más en su comida. Una comida ecológica y sostenible, producida en su región para crear más empleo”.

Los expertos proponen 'educar' a las personas para que diferencien entre productos ecológicos y convencionales.

Los expertos proponen ‘educar’ a las personas para que diferencien entre productos ecológicos y convencionales.

Y es que, en su opinión, “cuando la gente está muy dispuesta a pagar muy poco, hay poca demanda, es una cadena”. Confiesa que actualmente, “como es un poco más caro no todo el mundo lo puede pagar”, por lo que se debe llegar al cambio de conciencia que modifique el mercado.

Anabitarte ve que el TTIP tiene como uno de sus problemas graves la transferencia y el comercio internacional de alimentos. “La lucha contra el cambio climático nos va a llevar a un proceso en que se tienen que paralizar en gran parte todos los comercios transatlánticos”, asegura. “Habrá que ver qué elegimos, si vernos obligados a hacerlo por injerencias del cambio climático  o sacar provecho de la situación y aumentar la producción aquí para que nos salga muy bien”.

LAS SOLUCIONES QUE PROPONEN

Los productores y los consumidores más exigentes proponen varias medidas para poder avanzar a un mercado más amplio de los productos ecológicos. Desde el punto de vista del consumidor, Sánchez Raba propone organizar unas jornadas en Cantabria, como las que ya existen en Navarra, con consejos escolares, y también para usuarios de la sanidad pública, personas dependientes…

Estas jornadas tendrían tres ejes: diferenciar entre comida convencional y ecológica y saber qué empresas dan calidad y criterios para selecciones; mostrar sugerencias para elaborar pliegos de condiciones para un contrato de un comedor o un catering; y aprender a elaborar un mecanismo de control cuando la empresa está adjudicada.

“Para ello habría que implicar a la Consejería de Educación, ganadería y pesca, y sanidad. Creo que sería fundamental”, opina el director del colegio Cisneros.

Como empresaria, Lucía Zamora apuesta por más inspecciones a los restaurantes o empresas de catering. “Si pongo en la carta que es ecológico que se compruebe”, exige, porque cuando se miente sobre ello “hace muchísimo daño a los productores, porque le quita valor a ese producto”.

Estas son las conclusiones a las que llegaron en el debate sobre productos ecológicos, alimentación saludable y comedores que tuvo lugar en BUENAS TARDES CANTABRIA, y que podéis escuchar online.

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