Salvador Blanco y Eva Díaz Tezanos

En su defensa a ultranza del que es ya su única seña de identidad, Salvador Blanco, el PSOE cántabro está empeñado en violar todas las reglas posibles de la lógica, como vimos el viernes en su comparecencia parlamentaria.

Para empezar, siguen confundiendo la auditoría, encargada a una empresa privada y filtrada en su día a los medios, con el informe de intervención, hecho desde el propio Gobierno a un funcionario ratificado en su cargo por ellos mismos y que no había trascendido aún.

¿Sabe el Gobierno las diferencias entre auditoría e informe de Intervención? Esperamos que sí, lo contrario sería un desconocimiento del funcionamiento de las instituciones que resultaría preocupante para nosotros como ciudadanos.

Pero luego hay varias patas de defensa:

-La primera, que se le prohibió hacer alegaciones. Lo cierto es que un documento oficial prueba que él mismo rechazó hacerlas.

Y eso que dicen que tienen unas alegaciones, un oportuno informe que esgrimieron el viernes, pero que no hemos podido ver. Un oportuno informe que podía haberse aireado hace meses, que con este tema llevamos ya un tiempo.

Y que, al no difundir antes y aparecer justo ahora, nos hace sospechar sobre cuándo se ha elaborado realmente ese informe.

-La segunda, es que hay una persecución. La principal fuente de esa persecución es una persona, el predecesor de Blanco, que ya ha fallecido y no puede defenderse, que supuestamente le prohibió hacer unas alegaciones que él mismo declinó por escrito hacer.

La teoría de la persecución se desmorona cuando miramos al calendario: todo esto pasó hace unos cuatro años. Trasciende ahora, por lo que nos parece que si el objetivo era manchar la imagen de Blanco con un informe de Intervención (insistimos, un funcionario que sigue en su puesto) en contra elaborado a toda prisa,…. ¿por qué no lo divulgaron en cuanto lo tuvieron listo? ¿Vaya cacería más lenta, no?

-Y la tercera, es la de la legalidad. Al margen de que no todo lo que está mal es ilegal, y de que no es lo mismo irregularidad que la ilegalidad, el PSOE se contradice a sí mismo.

Dicen que no debe estar tan mal lo de Sodercan cuando el interventor no lo mandó a los tribunales. Entonces tampoco debe estar tan mal lo de Mare, que difundió el PSOE porque perjudicaba el PP, y que el interventor, el mismo, no ha mandado tampoco a los tribunales (ha sido el Gobierno el que ha enviado el documento a sus Servicios Jurídicos).

En ese ataque que les lleva a todo, a ir hasta contra el presidente de la patronal, el PSOE se empeña en insistir que esto es cosa de un solo partido, cuando los números dicen que son ellos los que están en minoría frente a toda la oposición.

Y en centrarlo todo en el interventor obviando que también está por ahí el Tribunal de Cuentas (1, 2, 3), un organismo estatal al que no creemos que le importe mucho el presidente de una de tantas empresas públicas autonómicas de España.

Así que la defensa de Salvador Blanco requiere el testimonio de una persona que ya no está para desmentirles, que no sepamos leer, que ignoremos cómo funciona la administración, que nos centremos en una única sosa y un único partid, que nos creamos un complot a largo plazo, y que no sepamos argumentar.

Sobre todo, requiere que no estuviéramos allí cuando pasó, porque todo el que estuvo, incluidos ellos, lo sabe.